jueves, 1 de julio de 2010

COMEDIA DE COFRADÍA


"Criminal" de Javier Daulte. Dirección: Guillermo Heras. Compañía Nuevo Repertorio. Reparto: Sara Torres. Eduardo Recabarren. Alberto Merchante. Jonás Merino Cuenca. Madrid. Sala Mirador.

Guillermo Heras ha demostrado desde hace años un enorme interés por las nuevas dramaturgias, y en particular por los nuevos autores; desde sus lejanos tiempos como director del desaparecido Centro de Nuevas Tendencias Escénicas, impulsó la producción y el estreno de nuevas obras de autores españoles. La culminación de su proyecto fue el impulso y la creación del Festival de Teatro de Alicante, donde todos los otoños se presentan los nuevos montajes de autores en lengua española. Tras haber dirigido en la presente temporada el texto de un autor madrileño, Juan Mayorga; en este nuevo estreno se decanta por otro autor en nuestra lengua, de nacionalidad argentina, Javier Daulte.
"Criminal" es una comedia ligera cuyo principal mérito radica en que estando situada la acción en el corazón de la consulta de dos psicoanalistas, no se emite ningún juicio espeso, ni pedante sobre un tema tan acendrado. Más bien Daulte exprime su ingenio para construir una comedieta de intriga contemporánea ambientada en tan singular y simbólico ambiente.
El texto viene precedido por su éxito en Argentina, un país con gran adicción por la práctica psicoanalítica, y en cierto modo es comprensible, "Criminal" es una "pieza de cofradía", o sea, que está llena de guiños para todos los que comparten la terminología del "analisis tumbado". La obra es una "comedietita" de suspense, escrita con gracia, y que es capaz de entretener y de levantar carcajadas del público más cómplice. El trabajo de Sara Torres es espléndido, preciso y de una atroz comicidad, que marca el tono dramático de la pieza; Recabarren con su buena técnica interpretativa construye un eficiente psicoanalista con dos personalidades contrapuestas. La dirección de Heras es la justa para que el texto se entienda, y la situación se comprenda. La producción es tan exigua, que raya lo inadmisible en un circuito supuestamente profesional.
Estos nuevos y bienvenidos autores argentinos corren el peligro de que una visión tan "realista" -como ácida- de los acontecimientos cotidianos, los sitúen a un paso de la comedia de situación televisiva, digna y eficiente. ¿No tendrá vigencia en la actual Argentina, la máxima del británico Gordon Craig, cuando afirmaba que la misión del teatro era hacer visible lo invisible?

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