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lunes, 19 de julio de 2010

LOS ENREDOS DE UN ESPÍRITU BURLÓN


"La novia del príncipe". Una comedia escrita y dirigida por Juan José Alonso Millán. Reparto: Juanito Navarro. Mari Begoña. Perla Cristal. Natalia Robles. Vicente Moraleda. Juanjo Alía. Iñigo Ticio. Escenografía: Ricardo Vallespín. Iluminación: Vallespín y F. Sáenz. Madrid. Teatro Real Cinema. Estreno: 18-10-2000.

El teatro siempre ha tenido una fuente de inspiración y una obligación de representar el mundo que le rodea. La sátira, la comedia, y hasta el astracán son los encargados de deformar la realidad como un espejo -cóncavo, o convexo- buscando ante todo la diversión del público. Juan José Alonso Millán es un hombre de teatro integral que entiende la escritura dramática y su representación escénica como una fiesta para el público. Con "La novia del príncipe" alcanza su estreno número 73, todo un éxito en unos tiempos en que los autores españoles, o son menospreciados por los gestores y directores teatrales, o si tienen suerte e influencias, pueden ver estrenada una de sus obras cada cinco o quince años.
Alonso Millán demuestra en esta su última comedia estrenada, que tiene arrestos suficientes y oficio reconocido, para llevar a la escena uno de los temas de mayor actualidad en la sociedad española: la boda del Príncipe de Asturias. Con un eficaz argumento de política-ficción (en el que no se priva de valorar las consecuencias que tendría la declaración de una breve III República Española) consigue construir un enredo eficaz, entretenido y muy divertido para el público, que acompaña con sus carcajadas toda la representación.
No pudiendo desvelar el curioso e insólito argumento de la obra, sí podemos reseñar cómo Alonso Millán se aprovecha de las disparatadas situaciones que le toca vivir a una familia española media (muy especial, por otra parte), que está a punto de entroncar con la Casa Real Española. La obra toca tantos temas de actualidad, como las parejas de hecho entre hombres; el mundo de las pasarelas y sus protagonistas; los premiso literarios y sus pucherazos; las rivalidades periodísticas; la prensa del corazón; la droga en que se ha convertido la televisión para tantos ciudadanos españoles; las influencias que movilizan todos los entresijos políticos, y las maniobras electorales; la adicción a las drogas de los hijos-artistas que no abandonan el hogar familiar...; son tantos los guiños que hace el autor a nuestro tiempo, que "La novia del príncipe" se convierte en una comedia que hace las delicias del público, experto en todas las peripecias que se le narran en esta obra divertida y tonificante.
Los excelentes cómicos que el director ha reunido para dar vida a sus personajes son los encargados de dar vida a esta fiesta de teatro popular. Juanito Navarro tiene una vis cómica de "figurón" enormemente efectiva sobre la escena. Tiene el arte de agrandar en gestos los guiños más atrevidos del texto. Perla Cristal interpreta a la sufrida e ilusionada madre de la novia, desde la madurez de su belleza y su señorío escénico. Mary Begoña compone un personaje muy jardielesco interpretando a la abuela loca de alzheimer de la casa. Natalia Robles tiene una belleza principesca, y Vicente moraleda guarda un gran parecido con el príncipe que interpreta, lo que aumenta aún la gracia de este enredo tan travieso como bienintencionado y festivo.

domingo, 18 de julio de 2010

LAS AVENTURAS DE UN DIPLOMÁTICO


"Un embajador en apuros". De Allen Lewis Rickman y Karl Tiedeman. Versión: Juan José Arteche. Dirección: Ramón Ballesteros. Reparto: Pedro Osinaga. Rosa Valenty. Pedro Javier. Francisco Benlloch. Romy Abradelo. Ángel García Suárez. Jordi Prat. Escenografía: Ramón Ballesteros. Iluminación: Javier Vázquez. Madrid. Teatro Real Cinema. 11-1-2001.

Si la comedia es una manifestación de las más vitalistas que puede ofrecer el teatro desde sus orígenes, el vodevil es un subgénero cómico que tuvo su auge en Francia a mediados del siglo XIX, y alcanzó una enorme popularidad entre el público burgués, que veía satirizados sus defectos en los disparatados argumentos de estas ágiles y divertidas obras picantes. Pero, la crítica de costumbres es tan blanca y tan suave, que hasta los maridos infieles pueden asistir al teatro acompañados de sus esposas, sin que les produzca fricción alguna este liviano entretenimiento.
Pedro Osinaga es un actor muy dotado para este género, se conoce las triquiñuelas del oficio y sabe como situar el guiño, el gesto, la inflexión de la voz, para arrastrar las risas de un público, que asiste a sus obras como fuente de seguro entretenimiento picante y burlesco. Muy en la línea de ciertos actores españoles, maduros y seductores, Osinaga sabe moverse con soltura y elegancia por el escenario, llevando la batuta de la representación como un director ante los músicos de su orquesta.
En "Un embajador en apuros" se narran las ingeniosas dificultades y embrollos a los que se ve sometido un embajador español ante la O.N.U., tras haber vivido una apasionada noche de amor prohibido, nada más ni nada menos, que con la esposa de un mafioso italiano. La esposa del embajador, su cocinero, su amante, el gánster, su guardaespaldas, y hasta un ministro de asuntos exteriores de un país caribeño, forman la rueda de personajes de este argumento tan divertido como delirante. El público entra en las claves del juego con facilidad, y se entrega a las risas que le provoca la comedia.
Por otra parte, no deja de tener su acidez que el embajador crea reconocer en los personajes mafiosos a los políticos y diplomáticos con los que suele tratarse, y que al ministro verdadero lo confunda con un delincuente. Lo cual desahoga un poco -como en Café-teatro- la "mala leche" del ciudadano medio, riéndose con ganas de la hipocresía de los poderosos, responsables de tantos de sus males cotidianos.
Rosa Valenty presta su esbelta figura y su arte interpretativo a la señora embajadora con gracia y elegancia. Pedro Javier Sánchez demuestra valiosos registros de comicidad, interpretando al cocinero de la embajada, víctima indirecta de todo este entuerto amoroso. Romy Abradelo derrama su belleza exuberante como la pérfida y caprichosa amante; y Ángel García Suárez, Francisco Belloch, y Jordi Prat componen el resto de los personajes concienzudamente y, a la par, con encanto, enriqueciendo las divertidas situaciones que provoca la obra.

viernes, 16 de julio de 2010

EL CARRUSEL DE LAS PARODIAS


"Federica de Bramante (o las florecillas del fango)”. De Tono y Jorge Llopis. Dirección: Pedro G. de las Heras. Reparto: Yolanda Arestegui. Jesús Cisneros. Charo Reina. Fernando Albizu. Pilar Abella. Encarna Gómez. Ana Escribano. Ángel Padilla... Escenografía: José Almeida/Gonzalo Buznego. Madrid. Teatro Real Cinema. 7-6-2002.

La comedia astracanada de Tono y Llopis “Federica de Bramante” es una burla de los dramones folletinescos de las novelas por entregas, cuya lectura tanto divertía a las familias de clase media, antes de que la radio o la televisión se instalara en el corazón de sus hogares. Las desgracias que asolaban a alguna joven bien intencionada y enamoradiza, que tenía la mala fortuna de preñarse tras un desliz con algún caballero galante, excitaban por igual a todos los miembros de la casa. No hay nada que divierta más, que la noticia del dolor y las desgracias ajenas.
La truculencia de tan rocambolescas peripecias se ve multiplicada por la sesgada mirada paródica de los autores. Si a esto sumamos el tiempo que lleva escrita la obra, hay como un triple distanciamiento de la realidad original, para conseguir esta especie de montaña rusa del divertimento, donde todo vale, como en una colección de chistes hilvanados y desmesurados. La escritura de Tono y Llopis no genera acción, sino chispa verbal y brillantes artificios de ingenio. Está escrita tanto para divertir siendo leída, u oída por radio, como representada en un teatro.
Hay que destacar la originalidad de esta brava, entusiasta e impetuosa compañía que se arriesga recuperando una obra tan poco probable en nuestras carteleras actuales como ésta. El equipo artístico demuestra una confianza global y absoluta en su propuesta, ejecutada con pasión contagiosa.
Pedro G. de las Heras eleva con su imaginativa y brillante puesta en escena la broma dramática de Tono y Llopis, demostrando una interesante personalidad escénica -muy española- enriquecida con numerosos guiños a la copla, el cine o la zarzuela. Los dos hallazgos más sobresalientes del espectáculo es la escena de los fósforos, y el personaje de “La voz de la sangre”, interpretada con gracia, fuerza y belleza por la bien plantá Pilar Abella, que demuestra excelentes cualidades para la escena. De las Heras consigue implicar a sus actores tanto con la voz, como con el cuerpo, el gesto, el canto o el silencio; en sus manos, son como frutas exprimidas al máximo.
Charo Reina tiene una imponente presencia escénica, extremadamente eficaz y humorística, agrandada por la contención de sus recursos y gestos. Su personaje se conduce entre el ama de llaves de “Rebeca”, y el aire siniestro de Cándida Losada. Yolanda Arestegui está bellísima en su personaje de Federica, interpretado con una gran energía corporal y vocal. Jesús Cisneros se muestra simpático, suelto y galán en su personaje de seductor de alta sociedad. Fernando Albizu tiene una prosodia sugestiva y un humor sostenido muy tonificante. El joven Angel Padilla demuestra talento en su personaje de Lillo, el mayordomo.
Lo cierto es que el humor de Tono y Llopis sigue arrancando carcajadas del público, aunque sólo sea por sus atrevidos disparates y ripiosas ocurrencias. El texto viene servido por una representación llena de sorprendente y obsequiosa. La noche del estreno, el público ovacionó a los intérpretes y a su director repetidamente.

martes, 29 de junio de 2010

CRIMEN Y ALTA SOCIEDAD


"Usted puede ser un asesino”. De Alfonso Paso. Dirección: Ramón Ballesteros. Reparto: María José Cantudo. Andoni Ferreño. Antonio Vico. Luis Perezagua. Ana Soriano. Pepe Álvarez. Eva Higueras. Federico Rivelott. Jorge Munárriz. Diseño de vestuario, de fachada, decorado y coordinación general: María José Cantudo. Madrid. Teatro Real Cinema.

El regreso del teatro de Alfonso Paso a la escena madrileña es todo un acontecimiento. El autor que más obras suyas vio simultáneamente representadas en la villa y corte quedó proscrito tras su muerte y el cambio de régimen. Curiosa condición la de los dramaturgos, la de vaivenes que sufren su reputación y prestigio, incluso después de muertos. Alfonso Paso fue la figura dominante del teatro español de los años cincuenta y sesenta del pasado siglo. Si había comenzado su trayectoria con una actitud crítica a la mediocridad y a la injusticia, el teatro de Paso terminó realizando concesiones al gusto mayoritario del público de aquel entonces. Aunque Paso intentara convencerse que era mucho más efectivo realizar la transformación de la escena española desde el éxito, lo evidente es que fue el público el que terminó moldeando al dramaturgo a la medida de sus gustos.
“Usted puede ser un asesino” pertenece a ese tipo de obras que Alfredo Marqueríe clasificó bajo el sugerente epígrafe de “comedias de la posibilidad de lo imposible”, mientras su autor declaraba que eran piezas escritas para pasar un buen rato. En realidad la obra se inscribe en un género de teatro policíaco (que siempre ha gustado mucho al público teatral), en el que las gracietas de la comedia terminan debilitando el suspense intrínseco a un género tan flemático y británico.
Enrique Cornejo y María José Cantudo se han entregado de lleno a la producción de esta obra de Paso, mimando los detalles de un proyecto en el que creen, lo que beneficia enormemente a la representación. La Cantudo está bella, liviana y simpática en el papel de una atolondrada y lunática esposa que termina sorprendiendo a todo el respetable. El autor domina la construcción de sus personajes y los llena de numerosas caras sorprendentes. En esta obra, Paso quiere demostrar que todo es posible. Andoni Ferreño compone con gracia, soltura y dominio de las tablas policíacas, al personaje del esposo que arma toda esta ingeniosa trama de laberintos criminales, que no terminan perjudicando, sino más bien todo lo contrario, su estabilidad matrimonial. Antonio Vico interpreta con contenida gracia a su personaje de Enrique, el marido cenizo y triste, compañero de correrías del esposo protagonista. Ana Soriano aporta belleza y personalidad a su personaje de Hortensia, amiga y cómplice de la esposa; y Luis Pérez Agua da vida a un sabueso inspector de policía con eficacia cómica.
El público aplaudió largamente a los artistas la noche del estreno, y Cornejo dedicó unas palabras a la memoria y la actualidad del teatro de Alfonso Paso.

sábado, 26 de junio de 2010

ESPOSAS DE RENTA FIJA


"Las entretenidas”. De Miguel Mihura. Dirección: Juan Pedro de Aguilar. Reparto: Blanca Marsillach. Juan Lombardero. Marisol Ayuso. Pepe Sanz. Beatriz Martín. Marieta Sánchez. Maite Cuenca. Carmela Cristóbal. Madrid. Teatro Real Cinema.

Miguel Mihura es uno de los autores españoles más estrenados en la escena madrileña. Sin necesidad de la promoción de centenarios, homenajes u otras celebraciones, el autor sigue poniéndose en contacto con el público gracias a los méritos de sus propias obras. Toda un ejemplo de que el teatro de Mihura enlaza con los intereses y las expectativas del público teatral de toda la vida.
Sus obras están bien escritas y construidas, sus personajes tienen encantos y argumentos para justificar su propia existencia, y sobre todo, florece en el teatro de Mihura un sentido del humor tremendamente español, en el que se siente identificado el alma de todo un pueblo. El absurdo, la exageración, el ingenio de Mihura son profundamente ibéricos. Sus personajes no sólo son madres, hijas, prostitutas, o encomiables esposas, sino que son capaces de dejar el lecho de una hija agonizante, para marcharse a un concurso de jotas en Zaragoza. La sicología en Mihura es sustituida por la extravagancia. No hay mejor materia prima para un carácter de teatro: su diferencia y originalidad lo hacen merecedor de subir a las tablas de un teatro, porque su locura representa la que todo el público lleva más pública o secretamente.
Blanca Marsillach ha elegido esta poco conocida y eficaz obra de Mihura, que aunque puede hablarnos de una España de otros tiempos, lo hace con la suficiente teatralidad, ironía y ternura, como para interesar a todos los públicos, sean cuales sean los conflictos de sus respectivos tiempos.
La pieza relata los intríngulis de una joven y bella Madame Butterfly extremeña, que vive en un lindo pisito decorado al estilo japonés, donde recibe a su protector-amante, que no quiere dar el paso de comprometerse con ella en matrimonio. Muchas y muchos siguen sobreviviendo en la actualidad, gracias a la generosa asignación mensual de un amante complaciente.
Mihura sitúa su linterna dramática en el conflicto que supone la ruptura de una de estas relaciones. La chica, desolada intenta suicidarse, para que su no-novio cambie de parecer.
Enredos, sentimientos, alianzas femeninas contra la huida en retirada del macho financiero…, de estos materiales se nutre la pieza mihuresca. Blanca Marsillach interpreta a la protagonista con encanto y belleza. Tiene distinción natural y elegancia para derramarla sobre las tablas. Juan Lombardero interpreta a José, el caballero maduro que la mima y decide abandonarla, con naturalidad de extravagante hidalgo castellano. Marisol Ayuso da fuerza y vida a la representación, con su arrebatadora y humorística personalidad. Nada más salir a escena, el público ya ríe su presencia, qué no decir de su colocación cáustica de las frases. Un coro de señoritas muy afinado interpretativamente, da belleza y sofisticación a la trama. El público aplaudió a toda la compañía, y a Miguel Mihura, quien sembró y sigue cultivando gracia y alegría en los patios de butacas donde se le representa.

REPOSTERÍA A LA PIMIENTA


"Vidas privadas”. De Noel Coward. Dirección: José Luis García Sánchez. Reparto: Alicia Sánchez. Tomás Gayo. Julio Escalada. Lara Dibildos. Escenografía: José Luis Raymond. Vestuario: Pedro del Hierro. Iluminación: Quico Gutiérrez. Madrid. Teatro Real Cinema.

Noel Coward era discípulo directo de Oscar Wilde. El autor británico enfoca los sofisticados y elegantes ambientes de la alta sociedad con una mirada cáustica, irónica y corrosiva. La agilidad mental de avispa que despliega Noel Coward sobre estas dulces praderas de margaritas está llena de malicia. Sus personajes -en cierto modo- son sus víctimas, le sirven al dramaturgo para exponer su tesis amarga sobre la hipocresía, la conveniencia y la falsedad que mueven los hilos de estas clases sociales privilegiadas.
No es Coward un autor agresivo y reivindicativo, sino un ingenioso constructor de situaciones y diálogos que provocan la hilaridad del público. La ridiculización de sus personajes es tan malvada como exquisita, pues la picadura está realizada con alto ingenio.
“Vidas privadas” es una de sus obras más conocidas, su construcción podría remitir a la ebanistería teatral más clásica y efectiva. Dos matrimonios que acaban de iniciar sus respectivos viajes de novios, coinciden en un hotel de la Riviera francesa. Las terrazas al mar de sus habitaciones son colindantes. Hasta aquí todo parece normal. Pero, resulta que el nuevo esposo de la bella rubia meliflua, estuvo antes casado con la esposa del aturdido y banal joven que inicia su luna de miel justo en la habitación de al lado. Esta fatídica coincidencia alterará el rumbo de las dos nuevas parejas, hasta trastocar el curso previsto de los acontecimientos.
Tomás Gayo y Julio Escalada han realizado una versión libre de la obra de Coward, que la acerca aún más a nuestro tiempo. La obra podría suceder entre Marbella y Madrid en tiempo presente. José Luis García Sánchez dirige la puesta en escena dándole protagonismo a los intérpretes, o lo que es lo mismo a la ingeniosa palabra del autor. Alicia Sánchez interpreta con bonita voz y convicción a Amanda, la mujer extravagante y mundana que al fin quieren siempre domesticar los hombres. Aunque tenga más edad que su rival rubia de bote, su antiguo esposo no ha podido olvidar nunca su singularidad. Tomás Gayo da vida a Elyot -su anterior esposo- valiéndose de todos los recursos histriónicos que posee, para divertir al respetable. Escalada compone con mesura y eficacia a Víctor, el anodino y enamorado esposo recién estrenado de Amanda. Lara Dibildos interpreta con bonita estampa a Sibyl, la chica rica y tonta que aburre a su nuevo marido desde el primer momento.
La escenografía de José Luis Raymond resulta hermosa y sugestiva. El público aplaudió a los intérpretes que les hicieron pasar una velada agradable llena de sonrisas.

LAS VERDADES DE LA TIERRA


"Las guerras de nuestros antepasados”. De Miguel Delibes. Dirección: José Sámano. Versión: Miguel Delibes/Ramón García. Reparto: Manuel Galiana. Juan Jesús Valverde. Escenografía: Rafael Palmero. Iluminación: Juan G. Cornejo. Madrid. Teatro Real Cinema. 27-3-03.

Miguel Delibes tiene un ojo mirífico para detectar el material humano con que construye sus obras. Este narrador aparentemente sencillo, alcanza con tanta certeza la esencia de la conducta humana, como si detectara con una horquilla de madera donde se esconde el agua bajo la tierra yerma. Delibes escribe con la verdad de la tierra y los manantiales, sin ambigüedades: o es terrón, o es acequia; que es algo así como llamar al pan y al vino por sus respectivos nombres. No se bebe con las muelas, como no se mastica con la lengua, parecen decirnos sus sabios personajes, impregnados de un sentido común y una sabiduría popular harto compleja.
Pacífico Pérez es un personaje teatral fascinante, aunque naciera en el interior de una novela. El protagonista de “Las guerras de nuestros antepasados”, (otra especie de Pascual Duarte,) de tan puro sencillo e instintivo, es todo un símbolo a contracorriente de nuestro mundo civilizado. A la manera cervantina, el hombre que sólo dice la verdad, se convierte en el más osado y temerario de los ciudadanos. Pacífico ha cometido un crimen, y por eso está en la cárcel. Pero mata, no asesina, como pueden hacerlo los lobos o las águilas, simplemente porque está en su instinto y lo necesita para su supervivencia.
El autor no sólo recupera un lenguaje del campo a punto de extinguirse, sino que pone al personaje en una riquísima sucesión de acontecimientos, que nos hacen comprender y conmovernos con la vida y la certera filosofía rústica de Pacífico, aunque la muerte se cruce fatalmente en su biografía. Rememorando la historia de una familia castellana donde conviven hijos, padres, abuelos y bisabuelos, se reconstruyen dos siglos de vida política española y de guerras tanto carlistas, como africanas, o de la guerra civil española.
A diferencia de sus antepasados, la guerra que le toca vivir a Pacífico, es la del amor y el sexo libre, trufado con los sueños de comunas y de gozo sensual interminable que florecían en la pasada década de los sesenta. Será una mujer, su batalla perdida, el comienzo de su tragedia.
Manuel Galiana es responsable de esta mágica e inusual comunicación que se produce entre un actor, que con la palabra conmueve e interesa a un auditorio teatral. No tiene desperdicio. El gran actor realiza una interpretación antológica, llena de la misma vida, verdad y complejidad, que insuflan el hálito moral y la belleza de la obra de Miguel Delibes. La brillante actuación de Galiana no sólo merece ser reconocida con futuros premios, sino que el público no debería privarse de ella.
José Sámano dirige con buen pulso y tensión el espectáculo, en un sugerente espacio escénico semicircular de Rafael Palmero, y contando con el buen hacer de Juan Jesús Valverde, que interpreta al médico que da pie al intenso y conmovedor monólogo de Pacífico Pérez.
Galiana fue ovacionado por un público que sabe catar, reconocer y agradecer las mejores mieles teatrales.

jueves, 24 de junio de 2010

JUGUETE CÓMICO CRIMINAL


"Que usted lo mate bien”. De Juan José Alonso Millán. Dirección: Raúl de la Morena. Reparto: Pilar Velázquez. Guillermo Montesinos. Javier Turiel. Escenografía: Miguel A. Coso y Juan Sánchez Ballesteros. Madrid. Teatro Real Cinema. 4-6-2003.

El crimen -entendido como una de las bellas artes- ha dado mucho juego a la comedia teatral. No sólo el llamado cine negro o las tragedias sembradas de muertos al final de la representación, se alimentan del crimen pasional. Matar -como amar- es un anhelo colectivo. ¿Quién puede librarse de haberle deseado la muerte a cualquiera de sus seres más odiosos y no menos cercanos? La convivencia carga mucho la paciencia. Pasar tantas horas juntos y en el mismo espacio doméstico se convierte en una especie de fuego lento en el que se van macerando las pasiones más destructivas y secretas.
Juan José Alonso Millán demuestra arrestos suficientes para tratar un tema tan delicado como la violencia doméstica en clave de comedia delirante, y salir airoso del osado juego. El comediógrafo tiene en su maestro Enrique Jardiel Poncela a un mentor del género cómico criminal, al que homenajea en esta pieza en más de una ocasión.
La única forma de no ofender la dignidad de ninguno de los estamentos representados en este juguete escénico mortal, es asesinar a todos los personajes con un ingenio delirante similar. El autor ha tenido la osadía de representar tres comedias en una, realizando variaciones sobre el mismo tema, en el mismo decorado y con los mismos personajes, conduciendo cada uno de ellos hacia una diferente víctima final. El marido, el amante y la esposa aspiran al personaje de cadáver en cada una de estas tres breves piezas.
Esta estructura lúdica le permite al autor incorporar un desinhibido prólogo en el que hace un repaso irónico sobre los males del teatro contemporáneo: desde la injerencia de los políticos en el teatro a través de las subvenciones, hasta los productores, los celos entre los intérpretes… Alonso Millán demuestra oficio a raudales para trasladar todas las epidemias temporales del teatro a esta comedia-mecano, con la que el público parece disfrutar.
El director Raúl de la Morena cuenta con un sólido reparto para defender las diferentes perspectivas cómicas con que están dibujados los tres cuadros y el prólogo de “Usted lo mate bien”. Pilar Velázquez está cada día más bella sobre la escena. Su interpretación resulta elegante, y conduce y maneja con encanto a sus dos hombres, como requiere la visión algo misógina de Alonso Millán.
Guillermo Montesinos despliega su gran comicidad, para dar vida al triunfante esposo sufridor, el que lo paga todo, y el que llega a sentir cierta simpatía por su rival masculino, un “gigoló” enamoradizo, que aspira a montar un lujoso bar de señoritas con el dinero que saca a las esposas. El joven actor Javier Turiel interpreta al amante con gracia y apostura escénica.
El público que llenaba el teatro la noche del estreno, aplaudió a toda la compañía, a la que se sumó el autor, quien -como siempre- dirigió al respetable unas palabras finales de agradecimiento, rejuvenecido por la emoción de su nuevo estreno madrileño.

lunes, 21 de junio de 2010

TÚNEL DE PESADILLAS


“Cinco horas con Mario. De Miguel Delibes. Dirección: Josefina Molina. Reparto: Lola Herrera. Pablo Rodríguez. Escenografía: Rafael Palmero. Música: Luis E. Aute. Madrid. Teatro Real Cinema.

El monólogo interpretado por Lola Herrera, a partir de la obra de Miguel Delibes “Cinco horas con Mario” es todo un clásico de nuestra escena. El éxito reincidente de cada reposición que ha hecho la genuina actriz española, avala la capacidad del verbo del maestro novelista para despertar la chispa dramática necesaria al drama. Se dice que Delibes es el notario de la lengua como expresión del alma. No sól es un contador de historias, sino un riguroso documentalista del habla peculiar de sus personajes, desde el campesino más humilde, al señorito más pudiente.
Al gran dramaturgo irlandés J. M. Synge (padre involuntario del Teatro Poético Irlandés) le obsesionaba tanto la uniformización que estaban produciendo los adelantos de la civilización moderna, que se lanzaba a los caminos con su bicicleta para contactar con la gente sencilla de las islas Aran, para fijar toda la sabiduría que milagrosamente -y por poco tiempo- se conservaba en estos tesoros de memoria viviente. Delibes realiza esta misma tarea en Castilla, cuna de la lengua madre española. En “Cinco horas con Mario” aplicó su fonendoscopio a las rancias clases pudientes provincianas. María del Carmen Sotillo es la representante de una burguesía venida a menos, que se ha criado con abolengo en su infancia, y que al casarse con un catedrático de instituto vio mermadas sus expectativas sociales y económicas. El autor sitúa sus confesiones y reproches en la noche que está velando a solas el cadáver de su esposo -Mario- un hombre con ideas consecuentes sobre la justicia y la dignidad, que le frenaron cualquier posibilidad de progreso material y social, en tiempos tan aciagos como el franquismo. Carmen no pudo tener nunca ni siquiera un “Seiscientos”, mientras sus pretendientes de juventud se paseaban por la ciudad en grandes y veloces “Tiburones” de color rojo, oliendo a colonia cara y a tabaco rubio. Su recién estrenada viudedad le refresca todo el mundo erótico frustrado que ha quedado entre las sábanas de un marido intelectual, delgaducho e inapetente sexual.
Lola Herrera demuestra estar unida a este personaje con devoción y lealtad. Sus dotes interpretativas profundizan más allá de lo normal, hay momentos en que se transfigura, desaparece la actriz y el personaje corre y corre en la noche, intentando salir del túnel de pesadillas que la encierra desde hace décadas. El público que rebosa la sala, la acompaña en este trance con una atención cuasi religiosa, como el que está concelebrando un rito trascendente y esencial.
El montaje de Josefina Molina está ajustado al vuelo interior del personaje femenino. El dinamismo progresa durante la representación, paralelo a la aparente liberación de Carmen Sotillo, que lamentablemente nunca se consumara, por la revivida presencia del muerto en sus hijos.
El público aplaude a rabiar a la veterana intérprete que les desvela los secretos profundos, no sólo del corazón de su personaje, sino de todo el arte teatral.