viernes, 16 de julio de 2010

LA RAZÓN LIBERTINA


"Cuarteto”. De Heiner Müller. Dirección: Ernesto Calvo. Reparto: Blanca Herrera. Ricardo Vicente. Vestuario: Pedro Cartón. Espacio escénico: Ernesto Calvo. Madrid. Sala Ensayo 100. 22-5-2002.

El teatro del dramaturgo y director alemán Heiner Müller (muerto en 1995) es portador de un profundo desgarro moral y de una alta belleza poética. La complejidad de su dramaturgia está más cercana a los cánones de la construcción poética que a la escritura teatral en sentido estricto. En esto radica su gran contemporaneidad: Müller afronta el teatro como un laboratorio de miradas, de gemidos, de sonidos, de murmuraciones y susurros misteriosos, donde las palabras se engarzan como brillantes en una montura de acero, sucia de barro.
En “Cuarteto”, el singular autor alemán (probablemente el más significativo del teatro de su país en el S. XX, tras Bertolt Brecht) indaga en las turbulentas relaciones de Valmont y Madame de Merteuil, los dos protagonistas de la famosa obra de Chordelos de Laclos “Las amistades peligrosas”, que se han convertido en los arquetipos de la galante e ilustrada sociedad europea del S. XVIII.
El miedo que esta obra despierta en los oídos de un auditorio convencional -con tendencia a la mojigatería- no es a causa de sus promiscuas y repetidas escabrosas relaciones sexuales, sino por la reflexión y teorización que se realizan sobre las mismas. Si en muchos hay un temor inconsciente al sexo, por lo que les perturba, ¿qué no sucederá con una exposición racional de ese mismo atropellado y gozoso comportamiento amoroso?
Este material dramático resulta implacablemente intenso, porque no sólo atenta contra los prejuicios sociales, sino que además niega el valor afectivo del amor, en beneficio de una pura relación carnal de gozo. Arrasador terremoto interior de la razón libertina, el de Müller, el de Laclos, porque en ellos se refleja nuestro deshaucio más profundo.
La compañía que interpreta esta obra sabe del valor y la textura de la pieza que maneja. El director Ernesto Calvo crea con cirios, espejos metálicos, y bañeras sonoras un ámbito exacto para la ceremonia de la representación que van a celebrar sus dos intérpretes-oficiantes. Blanca Herrera da vida a la marquesa con una luminosa sensualidad, carnal y misteriosa. Incorpora a su rica y matizada interpretación la morbosidad que requiere esta partida entre rivales, cómplices y amantes. Ricardo Vicente (además de guardar un gran parecido con John Malkovich que popularizó a Valmont en su versión cinematográfica,) tiene registros de buen actor, y sabe domeñar con precisión la energía de su potente presencia escénica.
Aunque la cuádruple estructura de este “Cuarteto” propicia un juego muy interesante dramáticamente, (en cada escena los interpretes cambian de sexo y de personaje), escénicamente termina resultando un tanto repetitiva, y no propicia un liberador clímax final, lo que aún la hace más angustiosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario