viernes, 16 de julio de 2010

RETABLO DEL AMOR CÓMICO


"Las alegres comadres de Windsor". De William Shakespeare. Versión y dirección: Gustavo Tambascio. Reparto: Francisco Maestre. Trinidad Iglesias. Francisco Vidal. Mamen García. Helena Dueñas. Juan Antonio Lumbreras. Guillermo Amaya. Emilio Gavira. J.R. Iglesias. Francisco Paredes. Jorge Merino... Escenografía: Juan P. Gaspar. Vestuario: Jesús Ruiz. Música: Alicia Lázaro. Luis Sala. Coreografía: Alex G. Roble. Madrid. Teatro Infanta Isabel. 24-1-2002.

El dulce cisne de Avon alcanzó una gran fama y considerable fortuna en vida. No sólo el pueblo y la Corte se interesaban por sus obras, sino que hasta la misma reina Isabel le pidió que siguiera escribiendo obras donde apareciera el personaje de Falstaff, que la había hechizado en las dos partes de "Enrique IV". Comenta la tradición que Shakespeare escribió "Las alegres comadres de Windsor" en dos semanas de 1602 para satisfacer a la reina, mostrándole a Falstaff enamorado y romántico.
La escena italiana es uno de los grandes manantiales de los que bebe Shakespeare, no en vano la Italia renacentista era la portadora de los restos de la Comedia clásica. Este Windsor donde se desarrolla esta comedia intrigante es un trasunto de la Italia de Bocaccio, de la tradición ingeniosa de Ovidio, del ambiente pastoril trasladado a la trama urbana. El amor es una savia que recorre y anima la vida floreciendo en los enamorados. A través de Falstaff, el orondo, pendenciero, cobarde, arrogante borracho que se mueve por las tabernas y habita en posadas, rodeado de faldas y de faltriqueras, Shakespeare nos muestra una hedonista filosofía amorosa edificante, sin renunciar a la sátira más descarnada de algunos de sus rivales.
Los no del todo fingidos amores de las dos señoras casadas con las que coquetea Falstaff, son el eje de esta intriga ingeniosa y burlesca. Los conflictos amorosos de los jóvenes por la bella heredera Anne Page, guían la conducta de todos los amantes ansiosos de la obra, y de los correveidiles y celestinas que la pueblan. La pieza está construida casi como un canon de la comedia del arte italiana: criados, señores, amoríos, estafas, burlas, reyertas... : todo por el amor y la bolsa llena.
Tambascio ha dirigido un feliz espectáculo shakespereano, intentando ofrecer al espectador la sustanciosa médula del alto ingenio de Shakespeare, y hacerle pasar una tarde deliciosa, gracias al teatro clásico. Cuenta para ello con el apoyo de una bateria de actrices y actores brillante, perfectamente sintonizados con el espíritu de divertir y entretener al respetable, criticando las costumbres humanas, y sus reacciones ante las eternas infidelidades matrimoniales.
Paco Maestre vuelve a demostrar con este Falstaff su gran calibre interpretativo. Ha llegado a tal dominio de su arte, que hasta sus respiraciones son las del personaje. Su imponente presencia escénica, su perfecta dicción, su ternura, su humor, y su picardía, casan perfectamente con Falstaff, uno de los más grandes personajes que escribiera la más alta pluma británica. Trinidad Iglesias forma con él la pareja más vibrante que hoy actúa sobre las tablas madrileñas. Las escenas que tienen los dos excepcionales intérpretes son teatro en estado de gracia. La oronda actriz de potenets cualidades vocales, se convierte en una grulla ingrávida, que baila sutilmente sus movimientos alrededor del sol de Falstaff. Todo un recital de virtuosismo interpretativo.
Mamen García y Helena Dueñas dan vida a las alegres casadas, con una personalidad y un humor teatral sobresaliente. Francisco Vidal suma sus calidades de buen actor al trabajo de sus compañeros, dando vida a un cornudo burlado hasta la desesperación. Los jóvenes del elenco demuestran una frescura y un talento considerables.
"Las alegres comadres de Windsor" es una fiesta teatral por encima del tiempo, que el buen espectador de teatro no debería perderse.

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