jueves, 1 de julio de 2010

UN PARCHÍS PARA CERVANTES


"Maravillas de Cervantes". Director: Joan Font. Versión: Andrés Amorós. Escenografía, vestuario y máscaras: Joan J. Guillén. Música: Josep Gol. Iluminación: Juan G. Cornejo. Fernando Ayuste. Reparto: Esteve Ferrer. Anna Briansó. Nacho de Diego. F. Sansegundo. Pilar Massa. J.L. Martínez. Goizalde Núñez... Madrid. C.N.T.C. Teatro de la Comedia. 30-3-2000

Que el teatro de la Comedia (sede de la compañía nacional de teatro clásico) acoja como director invitado, al director de Els Comediants, no es mala coincidencia. Que además se estrenen con Cervantes, parece un retruécano. ¿Qué teatro más cómico posible que los entremeses de Cervantes? Cervantes no es sólo la mayor gloria de la lengua castellana, gracias a su Quijote, sino que además es uno de los fundadores más gloriosos de nuestro teatro. La truhanesca y barroca vida del padre honorario de nuestra lengua, se parece bastante a las de los cómicos de aquéllos tiempos. El carácter lúdico y hedonista de Cervantes le enfrentó a numerosos conflictos con la Justicia, y en ocasiones se vio obligado a ausentarse de España, huyendo de ella.
Los entremeses reunidos para configurar este espectáculo denominado "Maravillas de Cervantes. Entremeses, magias, engaños, habladurías, elecciones, celos, hipocresías y otras fiestas.", da una idea de la claridad de intenciones de los responsables del montaje. La pieza viene a cubrir dos objetivos, no sólo la programación de un nuevo y original montaje de teatro clásico; sino, además convertirse en la tarjeta de presentación de la nueva etapa del CNTC, dirigido por Andrés Amorós. El segundo objetivo está cubierto con creces. El espíritu de fiesta que Font ha demostrado ser capaz de insuflar a los numerosos espectáculos de Els Comediants, vuelve a estar presente en este arrebatador espectáculo, juvenil, colorista y energético. El numeroso elenco, la bella escenografía, y los coloristas figurines geómétricos (muy inspirados en los del "Ballet Triádico" de Schlemmer), hacen pasar al público una velada agradable. Es una pena que este instinto brillante no se traslade a lo que debería ser el concierto musical del texto cervantino que anima esta fiesta. Las voces suenan parecidas; no hay relieve de los conflictos; los actores abusan de una frontalidad excesiva con el público, que termina decayendo. Si para el final se ha reservado "El retablo de las maravillas", (quizás, el más chispeante de todos los seleccionados), a esas alturas de representación, parece que las fuerzas y las ideas del montaje se han agotado.
No obstante, es de agradecer esta mezcla de alegría festiva mediterránea, con los entremeses cervantinos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario