sábado, 17 de julio de 2010

SIN NOTICIAS DE DON JUAN


"Don Juan en los ruedos". La Cuadra. Dirección: Salvador Távora. Participantes: Angel Peralta. Francisco Crespo. Fran Torres. Carmen Vega. Magüi Reguera. Judit Gómez. Marco Vargas. Juan Manuel Benítez. Álvaro Montes. Ana Peña-Anabel. Manuel Berraquero. Miguel Aragón. Juan Romero... Plaza de toros cubierta de Leganés. (Madrid). 10-11-2001

Don Juan Tenorio sirve lo mismo para un roto que un descosido. Está visto que numerosos directores de escena y programadores están convencidos de que es la única obra de nuestro teatro, digna de ser representada. En esta nueva entrega, al pobre Don Juan -que ya debería estar jubilado- le han subido a caballo y le han puesto a dar vueltas en una plaza de toros cubierta de la periferia madrileña.
"Don Juan en los ruedos" se anuncia como una "una creación, realización, ordenación dramática de la música, geometría y coreografía de Salvador Távora". A pesar de tanta rimbombancia, no hay nada de la obra dramática "Don Juan Tenorio" que pueda reconocerse en el coso taurino cubierto de Leganés. Távora ha reunido un batiburrillo de recursos escénicos: cante, baile, tambores, trompetas, figurantes, torerillos, y hasta antiguas glorias del rejoneo como Ángel Peralta, para embarcarlos en esta cuadra de delirios sin rumbo, que no fraguan en ningún momento, para que pueda considerársele espectáculo.
Lo mejor de esta exhibición de artes populares son los hermosos caballos que galopan y bailan con su galanura por el espacio circular de la plaza. Es demasiado pobre el espectáculo como para llenar y hacer vibrar la plaza. La cantante y el guitarrista están lejísimos del público, y el sonido es muy débil. Arbitrariamente se pasa del directo al sonido grabado sin contemplaciones. Hasta los tamborileros hacen "play-back". Tampoco falta el Bolero de Ravel, porque siempre "queda bonito" y es muy popular.
Távora no demuestra mayor habilidad dramática que la de coronarse a si mismo sumo sacerdote teatral de cartón piedra; un raro exotismo exportable, como las muñecas-gitanas de Chiclana, que abarrotan todas las tiendas de "souvenirs" patrios. Hay en Távora una devoción por el placer estético, por encima de la inteligencia dramática. A este tipo de decoraciones ortopédicas sin el más mínimo criterio racional, se le denomina "kitsh" en lengua inglesa, y el vocablo denota que no tienen que ver nada con el arte.
En cuanto al sacrificio de dos toros en medio de este disparate escénico, daría para una reflexión más larga; pero los pobres animales mueren , ante todo, en aras de la polémica y el escándalo, lo que ahorra unas buenas sumas de dinero en promoción a la avispada compañía sevillana. Media plaza consiguió llenar La Cuadra de Sevilla, en Leganés, con esta mediocre corrida de toros, injertada con adornos musicales y coreográficos.

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