sábado, 17 de julio de 2010

EPOPEYA DE TEBEO


"Cous-Cous & churros". Autor: Alfredo Sanzol con la colaboración de J.A. Lumbreras. Dirección y espacio escénico: Alfredo Sanzol. Reparto: Juan Antonio Lumbreras. Vicente Colomar. Natalia Hernández. Eva Trancón. Paco Déniz. Lucía Quintana. Producción: Teresa de Paz. Vestuario: Silvia Nanclares. Madrid. Sala Cuarta Pared. 2-10-2001.

Producciones del Callao se reveló en el festival La Alternativa de hace dos años, como una vibrante compañía teatral arrasadora. El talento de sus componentes aplicado a una obra de Steven Berkoff, "Como los griegos", dio un feliz espectáculo con ingenio, humor, corrosión, basuras, galletas y dibujos animados. La irreverente y compleja mirada de Berkoff hacia Edipo se complementaba muy bien con la de estos vívidos comediantes.
La rabiosa actualidad de esta compañía que entiende el teatro como un juego ejercido con libertad y socarronería, les ha llevado a acercarse al tema de la inmigración magrebí en España, desarrollada en torno a una ficticia invasión árabe de España. En "Cuous-cous y churros" se eleva una ingeniosa pirueta de argumento ocurrente, para dar hilo y continuidad a esta epopeya de tebeo.
El director cuenta con seis interpretes de gran calidad para afrontar esta numerosa galaxia de presidentas del gobierno enganchadas a la red y al exhibicionismo cíber; dueñas de gimnasio enganchadas al morito joven y sus encantos; diputadas catalanas enganchadas al manoseo de los etarras; y comandantes de marina moviendo con sus espías más eficientes, la operación secreta en torno a la repulsión de la segunda invasión árabe de España.
Es todo un método para tratar la actualidad desde el humor más corrosivo. Criticar haciendo reír al respetable es enormemente saludable. Hay numerosísimos golpes humorísticos en la obra de gran efusión e impacto. Un gamberreo irreverente y estimable.
Quizás el problema de este cus-cus frito en aceite de churros, es que precisamente el personaje medular del magrebí sea el más inconsistente de toda la obra. El sumo respeto con que lo tratan todos, lo convierten en un pusilánime. Los temas de rabiosa actualidad son un cuchillo de doble filo para los misteriosos vericuetos del teatro. No siempre se corta por donde uno desea.
Por muy televisiva o de "cómic" que se declare la filosofía de un montaje, no se pueden olvidar las reglas de dramaticidad. Se nota la ausencia de la figura del autor en este montaje. El "genio" del director no siempre puede con todo. El ritmo no sólo se alcanza por la velocidad, sino, por cómo esté construido el texto, y cómo progresen todos los ingredientes reunidos en la trama, y por cómo reaccionen ante ellos los personajes.
"Cous-cous y churros" reúne grandes aciertos escénicos, y un gran trabajo de interpretación, que el público reconoció con entusiastas aplausos la noche del estreno.

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