“Tierra de por medio”. De y dirigido por Ernesto Caballero. Reparto: Maruchi León. Janfri Topera. Jaime Martín. Eloísa Sinovas. Vicente Colomar. Ascen López. Rosa Savoini. Escenografía: Gerardo Trotti. Iluminación: Miguel Ángel Camacho. Madrid. Galileo Teatro.
La comedia satírica del presente no es un género que reluzca por su presencia en nuestras tablas. Sólo cuando aterriza alguna obra de Darío Fo y Franca Rame, puede celebrarse esa mirada corrosiva y despiadada que ha caracterizado a los verdaderos cómicos de todos los tiempos. Hay pocos equivalentes escénicos en España. Parece como si la mayoría del teatro español no se atreviera a singularizarse y caer en desgracia ante la mano política que les da de comer.
Hay que reconocer que Ernesto Caballero es un todo terreno del teatro. Nacido de la más rabiosa vanguardia teatral (que no estaba dispuesta a perder la inteligencia en sus propuestas), Caballero ha trotado por teatros públicos, circuitos comerciales, y nunca ha abandonado del todo la oscura sombra de los espacios alternativos y sus desgarradas revelaciones. El autor-director está curtido en muchas tablas y en muchas empresas teatrales.
Caballero ha tenido siempre un gran gancho cómico en sus puestas en escena, incluso cuando éstas resultaban más metafísicas y beckettianas. Se ha valido del sainete y de la comedia negra en algunas de sus piezas, experimentando con las posibilidades expresivas de los géneros dramáticos. No es extraño pues que se introduzca de lleno en esta comedia fronteriza entre lo político y lo policíaco.
Caballero toma por los cuernos el toro de la corrupción, la ferocidad de lo políticamente correcto, frente a escándalos y crímenes turbios de certera y silenciada procedencia, para realizar un daguerrotipo funesto, ácido y cáustico sobre nuestro tiempo. En “Tierra de por medio” el autor arrambla con temas como la cohabitación de intereses de alcaldes, consejeros y constructores inmobiliarios; los difíciles derroteros de la supervivencia de la inmigración, junto con los más turbios enjuagues de las fuerzas de orden público, y de la justicia. Un plato de sabores picantes para nuestro dulcificado gremio de cómicos descafeinados. El público se queda casi más sorprendido por la franqueza con la que se le habla desde la escena, que con las mismas gracias de la fábula.
Caballero vuelve a demostrar su pulso de director escénico imprimiendo un frenético ritmo televisivo a esta pieza política y farsesca, y cuenta para ello con un eficaz y convincente reparto, integrado por Maruchi León, Janfri Topera, Rosa Savoini, Vicente Colomar, Jaime Martín Eloísa Sinovas y Ascen López.
El público rió las abundantes comicidades de la obra, a la par que enmudecía con la desnuda gravedad de los hechos que se relatan en esta ácida y burbujeante comedia desaforada, muy recomendable para todos los amantes del buen teatro libre que no se deja domesticar.
La comedia satírica del presente no es un género que reluzca por su presencia en nuestras tablas. Sólo cuando aterriza alguna obra de Darío Fo y Franca Rame, puede celebrarse esa mirada corrosiva y despiadada que ha caracterizado a los verdaderos cómicos de todos los tiempos. Hay pocos equivalentes escénicos en España. Parece como si la mayoría del teatro español no se atreviera a singularizarse y caer en desgracia ante la mano política que les da de comer.
Hay que reconocer que Ernesto Caballero es un todo terreno del teatro. Nacido de la más rabiosa vanguardia teatral (que no estaba dispuesta a perder la inteligencia en sus propuestas), Caballero ha trotado por teatros públicos, circuitos comerciales, y nunca ha abandonado del todo la oscura sombra de los espacios alternativos y sus desgarradas revelaciones. El autor-director está curtido en muchas tablas y en muchas empresas teatrales.
Caballero ha tenido siempre un gran gancho cómico en sus puestas en escena, incluso cuando éstas resultaban más metafísicas y beckettianas. Se ha valido del sainete y de la comedia negra en algunas de sus piezas, experimentando con las posibilidades expresivas de los géneros dramáticos. No es extraño pues que se introduzca de lleno en esta comedia fronteriza entre lo político y lo policíaco.
Caballero toma por los cuernos el toro de la corrupción, la ferocidad de lo políticamente correcto, frente a escándalos y crímenes turbios de certera y silenciada procedencia, para realizar un daguerrotipo funesto, ácido y cáustico sobre nuestro tiempo. En “Tierra de por medio” el autor arrambla con temas como la cohabitación de intereses de alcaldes, consejeros y constructores inmobiliarios; los difíciles derroteros de la supervivencia de la inmigración, junto con los más turbios enjuagues de las fuerzas de orden público, y de la justicia. Un plato de sabores picantes para nuestro dulcificado gremio de cómicos descafeinados. El público se queda casi más sorprendido por la franqueza con la que se le habla desde la escena, que con las mismas gracias de la fábula.
Caballero vuelve a demostrar su pulso de director escénico imprimiendo un frenético ritmo televisivo a esta pieza política y farsesca, y cuenta para ello con un eficaz y convincente reparto, integrado por Maruchi León, Janfri Topera, Rosa Savoini, Vicente Colomar, Jaime Martín Eloísa Sinovas y Ascen López.
El público rió las abundantes comicidades de la obra, a la par que enmudecía con la desnuda gravedad de los hechos que se relatan en esta ácida y burbujeante comedia desaforada, muy recomendable para todos los amantes del buen teatro libre que no se deja domesticar.
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