"Woyzeck". Sobre la obra de George Büchner. El Globo Teatro. Dirección: Luis Garván. Dramaturgia: Mª Fernández Ache. Intérpretes: Dritan Brahimllari, María F. Ache, Germán Varone, Agustín Ustarroz, Pablo Scola, Mario Zorrilla, Javier Rojas, Salvador Quesada. Teatro Triángulo. Madrid. 10-2-1999.
Georg Büchner es el dramaturgo alemán más importante del S. XIX. Su obra tuvo un carácter revolucionario que obligó a su autor a abandonar Alemania, y sus obras no se estrenaron prácticamente hasta después de su muerte. Aunque por generación hubiera debido estar del lado de los autores románticos, su solidaridad y compasión con los parias y las clases más bajas de la sociedad, irritó a un público burgués que prefería sumergirse en el teatro para revivir grandes estampas escénicas de carácter histórico. Las obras de Buchner eran consideradas por los críticos de su tiempo como un "arte del arroyo"; en este sentido se adelantó a toda la denuncia social que habría de realizar décadas más tarde el teatro naturalista.
Por todas estas razones, “Woyzeck”, lamentablemente tiene mucho que decir sobre las sociedades actuales del llamado "primer mundo" donde se siguen hacinando las miserias de los pobres y marginados, junto a la ofensiva exaltación de la riqueza de unos cuantos. El Globo Teatro ha preparado su espectáculo “Woyzeck” desde estas coordenadas. La acción transcurre en un entorno urbano contemporáneo, entre vallas metálicas, cabinas telefónicas, depósitos de cervezas, y todo un entramado-jaula que encierra a los miserables en las redes de acero de su destino. Woyzeck es un emigrante de la Europa del Este que sobrevive y trapichea en la gran ciudad, sin querer olvidar las buenas condiciones de la humanidad: honestidad, moral, franqueza. Para ser pobre, Woyzeck piensa demasiado. El trabajo de los actores es excelente, engancha al público en ese desgranamiento de las miserias humanas que se lleva a cabo en el escenario. Luis Garván dirige con seguridad y certeza a sus intérpretes, inventa tiempos de silencio y valora enormemente la elocuencia de los gestos, para introducir al público en este entorno urbano depauperado que se estudia casi con microscopio de científico. El actor Dritan Brahimllari demuestra una gran calidad interpretativa que dota de ricos matices al complejo y humanísimo personaje de Woyzeck; y el resto de intérpretes le secunda en esta empresa donde la interpretación es el plato fuerte. Por último hay que señalar que el castellano de la versión, suena estupendamente en la cuidada dicción de todo el elenco.
Georg Büchner es el dramaturgo alemán más importante del S. XIX. Su obra tuvo un carácter revolucionario que obligó a su autor a abandonar Alemania, y sus obras no se estrenaron prácticamente hasta después de su muerte. Aunque por generación hubiera debido estar del lado de los autores románticos, su solidaridad y compasión con los parias y las clases más bajas de la sociedad, irritó a un público burgués que prefería sumergirse en el teatro para revivir grandes estampas escénicas de carácter histórico. Las obras de Buchner eran consideradas por los críticos de su tiempo como un "arte del arroyo"; en este sentido se adelantó a toda la denuncia social que habría de realizar décadas más tarde el teatro naturalista.
Por todas estas razones, “Woyzeck”, lamentablemente tiene mucho que decir sobre las sociedades actuales del llamado "primer mundo" donde se siguen hacinando las miserias de los pobres y marginados, junto a la ofensiva exaltación de la riqueza de unos cuantos. El Globo Teatro ha preparado su espectáculo “Woyzeck” desde estas coordenadas. La acción transcurre en un entorno urbano contemporáneo, entre vallas metálicas, cabinas telefónicas, depósitos de cervezas, y todo un entramado-jaula que encierra a los miserables en las redes de acero de su destino. Woyzeck es un emigrante de la Europa del Este que sobrevive y trapichea en la gran ciudad, sin querer olvidar las buenas condiciones de la humanidad: honestidad, moral, franqueza. Para ser pobre, Woyzeck piensa demasiado. El trabajo de los actores es excelente, engancha al público en ese desgranamiento de las miserias humanas que se lleva a cabo en el escenario. Luis Garván dirige con seguridad y certeza a sus intérpretes, inventa tiempos de silencio y valora enormemente la elocuencia de los gestos, para introducir al público en este entorno urbano depauperado que se estudia casi con microscopio de científico. El actor Dritan Brahimllari demuestra una gran calidad interpretativa que dota de ricos matices al complejo y humanísimo personaje de Woyzeck; y el resto de intérpretes le secunda en esta empresa donde la interpretación es el plato fuerte. Por último hay que señalar que el castellano de la versión, suena estupendamente en la cuidada dicción de todo el elenco.
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