“Políticamente incorrecto”. De Ray Cooney . Dirección: Paco Mir. Reparto: Manuel Carlos Lillo, Montse Puga, Ramón Vall, Assun Planas, Carles Heredia, Jaume Mallofré, Imma Ochoa y Blanca Pàmpols. Teatro Nuevo Apolo. Madrid. 21-12-1998.
Uno de los objetivos de cierto tipo de teatro de todas las épocas ha sido el de entretener a los espectadores. Los límites de la idea del entretenimiento lo establecen la mentalidad del espectador a quien va dirigido el espectáculo, ha habido entretenimientos satíricos, corrosivos, escatológicos, sexuales... o discretos, a la par que elegantes, como es el caso de "Políticamente incorrecto". Ray Cooney es un autor de vodeviles muy conocido en la escena madrileña sobre todo a través de los montajes de Pedro Osinaga, o de primeros actores cómicos madrileños que encuentran en estas obras una posibilidad sin riesgos de un papel a su medida. El enredo inacabable, puertas que se abren y cierran, y que esconden amantes o en el caso peor, cadáveres... El vodevil es un mecanismo de relojería perfecto, el actor, el texto, los objetos, todo va apareciendo en escena de forma natural para engarzarse en un ritmo y una confusión cada vez más desenfrenado y delirante.
El vodevil llegó a ser a finales del siglo pasado el género favorito del teatro burgués: entretenía sin agredir seriamente ningún ápice de la moral establecida. Y aunque generalmente trataba de crear un enredo escénico a partir de las infidelidades habituales de cualquier tipo de prócer, éstos podían acudir tranquilamente al teatro con sus beatíficas esposas: nada de lo que sucedía en escena pasaba de ser una broma educada. Por ejemplo: en el vodevil pocas veces aparece un dormitorio y una cama, todo gira en torno a la infidelidad, pero jamás se tiene el mal gusto de mostrarla descarnadamente ante los ojos del público.
Paco Mir ha realizado un buen trabajo de estilo con esta obra. No se trata de usar el vodevil para realizar cualquier tipo experimento escénico, al contrario se es fiel a las reglas del género originario, pero estos cómicos catalanes lo hacen estupendamente. La acción está adaptada al Hotel Palace de Madrid, frente al Congreso de los Diputados; los protagonistas son los un ministro de derechas y una diputada socialista entregados a devaneos extramatrimoniales. Hacer reír al público es una de las tareas más complejas del teatro, los artífices de "Políticamente incorrecto" lo logran con creces. Hay un comportamiento corporal de los actores en clave de amuñecamiento, o con una exageración medidísima, que provoca las más felices carcajadas y aplausos del público, que interrumpe permanentemente la representación. Si desean entretenimiento puro y una interpretación impecable, no lo duden, éste es su espectáculo.
Uno de los objetivos de cierto tipo de teatro de todas las épocas ha sido el de entretener a los espectadores. Los límites de la idea del entretenimiento lo establecen la mentalidad del espectador a quien va dirigido el espectáculo, ha habido entretenimientos satíricos, corrosivos, escatológicos, sexuales... o discretos, a la par que elegantes, como es el caso de "Políticamente incorrecto". Ray Cooney es un autor de vodeviles muy conocido en la escena madrileña sobre todo a través de los montajes de Pedro Osinaga, o de primeros actores cómicos madrileños que encuentran en estas obras una posibilidad sin riesgos de un papel a su medida. El enredo inacabable, puertas que se abren y cierran, y que esconden amantes o en el caso peor, cadáveres... El vodevil es un mecanismo de relojería perfecto, el actor, el texto, los objetos, todo va apareciendo en escena de forma natural para engarzarse en un ritmo y una confusión cada vez más desenfrenado y delirante.
El vodevil llegó a ser a finales del siglo pasado el género favorito del teatro burgués: entretenía sin agredir seriamente ningún ápice de la moral establecida. Y aunque generalmente trataba de crear un enredo escénico a partir de las infidelidades habituales de cualquier tipo de prócer, éstos podían acudir tranquilamente al teatro con sus beatíficas esposas: nada de lo que sucedía en escena pasaba de ser una broma educada. Por ejemplo: en el vodevil pocas veces aparece un dormitorio y una cama, todo gira en torno a la infidelidad, pero jamás se tiene el mal gusto de mostrarla descarnadamente ante los ojos del público.
Paco Mir ha realizado un buen trabajo de estilo con esta obra. No se trata de usar el vodevil para realizar cualquier tipo experimento escénico, al contrario se es fiel a las reglas del género originario, pero estos cómicos catalanes lo hacen estupendamente. La acción está adaptada al Hotel Palace de Madrid, frente al Congreso de los Diputados; los protagonistas son los un ministro de derechas y una diputada socialista entregados a devaneos extramatrimoniales. Hacer reír al público es una de las tareas más complejas del teatro, los artífices de "Políticamente incorrecto" lo logran con creces. Hay un comportamiento corporal de los actores en clave de amuñecamiento, o con una exageración medidísima, que provoca las más felices carcajadas y aplausos del público, que interrumpe permanentemente la representación. Si desean entretenimiento puro y una interpretación impecable, no lo duden, éste es su espectáculo.
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