"La escala humana”. De y dirigido por Javier Daulte, Rafael Spregelburd y Alejandro Tantanian. Reparto: Mónica Raiola. Gabriel Levy. María Inés Sancerni. Héctor Díaz. Rafael Spregelburd. Escenografía: Jorge Macchi. Vestuario: Julieta Álvarez. Música: Nicolás Varchausky. Madrid. Sala Cuarta Pared. 6-XI-2002. Festival de Otoño 2002.
Los dramaturgos argentinos Javier Daulte, Rafael Spregelburd y Alejandro Tantanian presentan en Madrid su nueva obra “La escala humana”, una efectiva comedia negra que permite realizar un virtuoso recital interpretativo a sus protagonistas. El trabajo de alguno de ellos ya se conocía en la escena madrileña y demostraba una eficacia teatral muy de agradecer. Sus trabajos tienen un sello de calidad, fundamentado en textos inteligentes, una puesta en escena rigurosa, y una interpretación ajustada en sus más mínimos matices expresivo.
No es el suyo un teatro interesado por la belleza y el minimalismo, sino más bien por fijar un daguerrotipo ácido del presente. Si bien éste es uno de los compromisos más certeros que debe asumir el teatro con el tiempo en el que nace, no parece detectarse en “La escala humana” (escrita y dirigida a tres manos y tres cabezas) un discurso claro, una intención crítica, una singularizada y personal mirada que radiografíe nuestro tiempo, o particularmente la aguda crisis que vive el pueblo argentino desde hace ya un año. También puede interpretarse como una declaración de intenciones, o puede ser que el espectáculo se haya estrenado con anterioridad a estas fechas.
Pero, al menos sorprende que unos autores reunidos para llevar a cabo un proyecto, en cierto modo emblemático del joven teatro argentino, se hayan esmerado más en potenciar la maquinaria cómica de “La escala humana”, que en apuntar contra cualquiera de las numerosas sombras que muerden el presente. Como comedia realista, a “La escala humana” le falta ese trasfondo social, o esa mala leche histórica de los cómicos contra las catástrofes morales que tuvieron que lidiar. Hay pasajes de la obra que parecen alinearse con el Teatro del Absurdo, pero la puesta en escena y la interpretación son de una limpieza naturalista, que no termina de casar con el surrealista discurso del absurdo.
En cualquier caso, a pesar de la indefinición ideológica de la comedia, la terna de autores-directores demuestran un apreciable dominio sobre las claves graciosas, caústicas o truculentas de su comedia.
El brillante reparto lo encabeza Mónica Raiola, con un arte melopéico de la interpretación afantochada, que introduce al público en la complicidad cómica de la pieza. Gabriel Levy, María Inés Sancerni, Hector Díaz y Rafael Spregelburd realizan interpretaciones impecables, que arrancan carcajadas constantes entre el público que ovacionó a la compañía, al final de la representación.
Los dramaturgos argentinos Javier Daulte, Rafael Spregelburd y Alejandro Tantanian presentan en Madrid su nueva obra “La escala humana”, una efectiva comedia negra que permite realizar un virtuoso recital interpretativo a sus protagonistas. El trabajo de alguno de ellos ya se conocía en la escena madrileña y demostraba una eficacia teatral muy de agradecer. Sus trabajos tienen un sello de calidad, fundamentado en textos inteligentes, una puesta en escena rigurosa, y una interpretación ajustada en sus más mínimos matices expresivo.
No es el suyo un teatro interesado por la belleza y el minimalismo, sino más bien por fijar un daguerrotipo ácido del presente. Si bien éste es uno de los compromisos más certeros que debe asumir el teatro con el tiempo en el que nace, no parece detectarse en “La escala humana” (escrita y dirigida a tres manos y tres cabezas) un discurso claro, una intención crítica, una singularizada y personal mirada que radiografíe nuestro tiempo, o particularmente la aguda crisis que vive el pueblo argentino desde hace ya un año. También puede interpretarse como una declaración de intenciones, o puede ser que el espectáculo se haya estrenado con anterioridad a estas fechas.
Pero, al menos sorprende que unos autores reunidos para llevar a cabo un proyecto, en cierto modo emblemático del joven teatro argentino, se hayan esmerado más en potenciar la maquinaria cómica de “La escala humana”, que en apuntar contra cualquiera de las numerosas sombras que muerden el presente. Como comedia realista, a “La escala humana” le falta ese trasfondo social, o esa mala leche histórica de los cómicos contra las catástrofes morales que tuvieron que lidiar. Hay pasajes de la obra que parecen alinearse con el Teatro del Absurdo, pero la puesta en escena y la interpretación son de una limpieza naturalista, que no termina de casar con el surrealista discurso del absurdo.
En cualquier caso, a pesar de la indefinición ideológica de la comedia, la terna de autores-directores demuestran un apreciable dominio sobre las claves graciosas, caústicas o truculentas de su comedia.
El brillante reparto lo encabeza Mónica Raiola, con un arte melopéico de la interpretación afantochada, que introduce al público en la complicidad cómica de la pieza. Gabriel Levy, María Inés Sancerni, Hector Díaz y Rafael Spregelburd realizan interpretaciones impecables, que arrancan carcajadas constantes entre el público que ovacionó a la compañía, al final de la representación.
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