"El sueño de una noche de verano”. De W. Shakespeare. Escenografía, vestuario y dirección: Ángel Gutiérrez. Reparto: David Pérez. Jesús Sanz. Alia Ben Issa. Vanesa Actif. Patricia Díez Labín. Eduardo Mayo. Celia Pérez. Diego Santos. Christian Pena. Roberto Aguilera. Rafael Díez Labín… Madrid. Teatro de Cámara Chejov.
La escena dramática madrileña tiene uno de sus más fieles aliados en el Teatro de Cámara que dirige y alienta Ángel Gutiérrez, y que estrena apellido esta temporada, nada más y nada menos que Chejov, toda una declaración de intenciones estéticas y morales sobre el gran arte teatral de todos los tiempos. Ningún verdadero aficionado puede verse defraudado con los amorosos espectáculos que se representan en esta mínima sala con criterio de gran teatro. Desde su exitosa versión de “Tío Vania” de Chejov, el Maestro Ángel Gutiérrez se ha internado en el universo dramático de Goldoni, Strindberg, Cervantes, y ahora Shakespeare, demostrando que la filosofía del arte teatral está por encima de los estilos. Gutiérrez es un virtuoso de la técnica interpretativa, y esto implica no sólo que sus discípulos interpreten con la técnica de mayor precisión que puede verse en la escena madrileña, sino que además entiende el teatro como la formulación de una verdad artística, que por serlo se convierte en reveladora. Esa verdad de los personajes es lo que da coherencia y entidad a sus espectáculos, porque el espectador -comprendiendo- participa activamente en el hecho teatral. Si no fuera por esta magia que provoca el hecho de estar asistiendo al nacimiento de una verdad artística, no habría quien soportara las tres horas sin descanso que dura la representación. Hasta los niños del auditorio sienten que están ante algo que sólo sucede raras veces, y cuya emoción resulta difícil de explicar con palabras. Ángel Gutiérrez ha conseguido con este “Sueño de una noche de verano”un espectáculo de belleza e intensidad atemporal que podría haber disfrutado el niño Ingmar Bergman una mañana de reyes de hace cien años.
La alegría bucólica del original bosquecillo ateniense está recreada en escena con unas exuberantes guirnaldas de frutas y hojas de hiedra, dos gigantescas telas de araña, y una fuentecilla de la que mana un hilillo de agua, cuando los personajes duermen. Acompañan la representación músicas de distintas épocas y países, especialmente una intensa y emotiva canción rusa.
Este bosquecillo fantástico de teatro está poblado por criaturas misteriosas de fiera y sensual belleza, que nos recuerdan que el mundo mágico del imaginario sigue siendo para todos necesario.
El joven elenco que representa la obra de Shakespeare, dirigidos por la batuta sabia y experta del Maestro Ángel Gutiérrez, da brío, frescura y pasión a este sueño posible que dejó plasmado en sus versos el gran demiurgo ilusionista, William Shakespeare. Imprescindible para los amantes del teatro con mayúsculas. Lleve a los niños y a los abuelos.
La escena dramática madrileña tiene uno de sus más fieles aliados en el Teatro de Cámara que dirige y alienta Ángel Gutiérrez, y que estrena apellido esta temporada, nada más y nada menos que Chejov, toda una declaración de intenciones estéticas y morales sobre el gran arte teatral de todos los tiempos. Ningún verdadero aficionado puede verse defraudado con los amorosos espectáculos que se representan en esta mínima sala con criterio de gran teatro. Desde su exitosa versión de “Tío Vania” de Chejov, el Maestro Ángel Gutiérrez se ha internado en el universo dramático de Goldoni, Strindberg, Cervantes, y ahora Shakespeare, demostrando que la filosofía del arte teatral está por encima de los estilos. Gutiérrez es un virtuoso de la técnica interpretativa, y esto implica no sólo que sus discípulos interpreten con la técnica de mayor precisión que puede verse en la escena madrileña, sino que además entiende el teatro como la formulación de una verdad artística, que por serlo se convierte en reveladora. Esa verdad de los personajes es lo que da coherencia y entidad a sus espectáculos, porque el espectador -comprendiendo- participa activamente en el hecho teatral. Si no fuera por esta magia que provoca el hecho de estar asistiendo al nacimiento de una verdad artística, no habría quien soportara las tres horas sin descanso que dura la representación. Hasta los niños del auditorio sienten que están ante algo que sólo sucede raras veces, y cuya emoción resulta difícil de explicar con palabras. Ángel Gutiérrez ha conseguido con este “Sueño de una noche de verano”un espectáculo de belleza e intensidad atemporal que podría haber disfrutado el niño Ingmar Bergman una mañana de reyes de hace cien años.
La alegría bucólica del original bosquecillo ateniense está recreada en escena con unas exuberantes guirnaldas de frutas y hojas de hiedra, dos gigantescas telas de araña, y una fuentecilla de la que mana un hilillo de agua, cuando los personajes duermen. Acompañan la representación músicas de distintas épocas y países, especialmente una intensa y emotiva canción rusa.
Este bosquecillo fantástico de teatro está poblado por criaturas misteriosas de fiera y sensual belleza, que nos recuerdan que el mundo mágico del imaginario sigue siendo para todos necesario.
El joven elenco que representa la obra de Shakespeare, dirigidos por la batuta sabia y experta del Maestro Ángel Gutiérrez, da brío, frescura y pasión a este sueño posible que dejó plasmado en sus versos el gran demiurgo ilusionista, William Shakespeare. Imprescindible para los amantes del teatro con mayúsculas. Lleve a los niños y a los abuelos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario