jueves, 24 de junio de 2010

LA VIDA EN BLANCO


"Pantomimas de estilo. Lo mejor de Bip. Cuentos fantásticos”. Puesta en escena, creación y adaptación: Marcel Marceau. Reparto: M. Marceau. Giongyi Biro. Elena Serra. Sara Mangano. P. Y. Massip. A. Neander. M. Nourissat. Julien Grange. Música: Sthephan Martell./G. A. Tomasso. Madrid. Teatro Alcalá Palace. 3-6-2003.

La vigencia de Marcel Marceau radica en la eterna juventud del mimo galo. Si en sus comienzos artísticos confesaba inspirarse tanto en Pierrot, como en Charlot o Búster Keaton; décadas más tarde afirmaba que le emocionaba tanto Pink Floyd, como Mozart o Albinoni. Al arte que encarna Marceau, se le conoce desde hace más de un siglo, como Pantomima Blanca, un nombre que nació para diferenciarla de la zafia y grotesca pantomima romana clásica. Al amparo de la tradición de Pierrot, nació Bip en 1947.
La razón de ser del arte del mimo no es sólo la evocación poética de la realidad a través del arte desnudo de los gestos, sino la escenificación del conflicto de la bondad con el funcionamiento maligno de la existencia. El público del mimo está obligado a participar en la representación descifrando permanentemente el comportamiento del mimo. De ahí nace la profunda risa del público, porque han comprendido el juego.
La primera parte del espectáculo se sostiene en las conocidas pantomimas de estilo de Bip: “Las manos”, “La creación del mundo”, “En un jardín público”… y quizás de tan harto conocidas, parecen diluirse un tanto en el gran auditorio circular del Teatro Alcalá Palace. Los largos silencios sin música que acompañan el arte de Marceau, dificultan aún más esta comunicación. En cualquier caso se vuelve a disfrutar con el arte singular de esta leyenda viviente del mimo.
En la segunda parte, denominada “Cuentos fantásticos”, aumenta la espectacularidad que demanda el coso teatral, con la incorporación de siete excelentes mimos jóvenes que dan un giro total a la representación. Los beneficios de la exploración mímica para contar historias o evocar mundos exóticos y fantásticos, son poco conocidos por el público español, por culpa de los programadores que no terminen de convencerse que el teatro gestual es tan teatral y evocador como el teatro dramático. Por eso tienen aún más valor estos “Cuentos fantásticos”, porque aplica un arte milenario a una manera sugestiva y poética de representar en el presente. Tres cuentos fantásticos de estirpe oriental dan pie a este brillante mimodrama de impecable factura escénica, con Marcel Marceau a la cabeza del grupo. La calidad de movimiento del maestro francés lo muestra como arraigado intérprete de otros personajes diferentes a Bip, su alter ego escénico. El público que abarrotaba el teatro aplaudió con calor el arte viviente de Marcel Marceau y el de sus brillantes discípulos mímicos.

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