lunes, 21 de junio de 2010

CHIRRIANTES MONÓLOGOS POLÍTICOS


“Una habitación luminosa llamada día”. De Tony Kushner. Versión: Paula Soldevila. Dirección: Gerry Mulgrew. Reparto: Kitty Manver. Paula Soldevila. Ana Gracia. Sonsoles Benedicto. Roman Luknár. Rafa Castejón. Música : Gordon Dougal. Canción: Joaquín Sabina. Madrid. Teatro Albéniz.

El dramaturgo norteamericano Tony Kushner se dio a conocer al gran público en la década de los ochenta con su monumental Trilogía “Ángeles en América”, donde afrontaba las consecuencias de una enfermedad tabú como el SIDA. El éxito de la trilogía catapultó al autor, que había tenido los arrestos y el arte de afrontar sin perspectiva las gravísimas consecuencias de una terrible y enigmática epidemia como la del SIDA. Posteriormente, ha escrito “Eslavos” y “Homebody-Kabul”, en torno al conflicto afgano.
En “Una habitación luminosa llamada día” Kushner bucea en la historia de las debacles del S. XX trasladándose al Berlín anterior al ascenso al poder de los nazis. Con estructura de diario en escenas, el autor va desentrañando pulcra y ordenadamente la progresiva angustia de los protagonistas ante el curso que van tomando los acontecimientos históricos. La acción se ubica en la casa de una actriz cercana al partido comunista, y la de su grupo de amigos más íntimos. Un trotskista exiliado de Rusia, un homosexual, una vampiresa de las pantallas, y una vieja pintora comunista. Sobre este grupo histórico se destaca un personaje contemporáneo, que se supone está escribiendo la historia que los demás representan.
El director británico Gerry Mulgrew consigue realizar una puesta en escena viva, dinámica y elegante. Consigue que el reparto alcanza sus más brillantes notas interpretativas, a partir de la sólida y emotiva versión de Paula Soldevila, que tiene su talón de Aquiles en Subrayar la moraleja es una de las mayores incongruencias que pueden hacerse en teatro, porque se duda de la capacidad del público para comprender lo que se le quiere contar. El monologuito de la escritora de hoy -interpretada por Kity Manver- dando nutrida cuenta de Bush, la guerra de Irak, el naufragio del “Prestige”, etc. etc. chirría con letras mayúsculas en medio de este fresco histórico-documental sobre el Berlín de Hitler.
Aunque la representación entraña una representación dignísima por parte del director y los intérpretes, que fueron aplaudidos al final de las escenas, falta como una razón de ser a este espectáculo. Siendo un documento repleto de personajes de carne y hueso, deviene arqueológico en vez de contemporáneo. Resulta difícil identificarse unan vez más con la tragedia que despertaron los nazis, contada con tal lujo de detalles. Quizás sea ésta una de las razones por las que un rosario de espectadores abandonaba la sala progresivamente. Siendo un buen espectáculo le falta percha emocional con la actualidad. “Otra de nazis” a estas alturas, es un material más propio de las series televisivas que de los escenarios.
Soldevila demuestra su solvente calidad artística para interpretar a una protagonista. Ana Gracia reluce de belleza y en plenitud de facultades artísticas en el personaje de la diva enganchada al opio y al psicoanálisis.
Rafa Castejón despliega excelentes calidades emotivas en sus personajes. Roman Luknár demuestra brillantes calidades de primer actor en el personaje del ruso. Sonsoles Benedicto brilla con profunda épica escénica, demostrando un talento sin par en nuestra escena. Kity Manver tiene a su cargo el personaje más fallido de toda la obra. No llega a alcanzar entidad teatral ni siquiera desde la palabra.
El público aplaudió finalmente el buen hacer de toda la compañía, y sus magníficos intérpretes.

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