"Anacleto se divorcia”. De Pedro Muñoz Seca y Pedro Pérez Fernández. Dirección: Fernando Navarrete. Reparto: Pedro Valentín. Julia Trujillo. Antonio Vico. Juan Meseguer. Paloma Cela. Luis Pérezagua. Eva Cobo. Juanjo Reiz. Blanca Rivera. Madrid. Muralla Árabe.
El ambiente festivo que tiene el recinto de la Muralla Árabe de Madrid resulta grandioso. Las gradas, las terrazas ajardinadas, el populoso recinto de mesas abarrotadas, y la cripta de la Almudena dando telón de fondo al escenario instalado junto a la muralla, es insólitamente espectacular. Sólo por eso merecería la pena visitarlo.
La tradicional y veterana mezcla de disfraces, quiromancia, artesanía, cenas y bebidas -además de teatro- que se produce en este recinto, ha apuntado este verano hacia la década de los treinta del pasado siglo, eligiendo un juguete cómico de Pedro Muñoz Seca, “Anacleto se divorcia”, que ironiza sobre los turbulentos cambios que aportaba la Segunda República a la vida social española; entre ellos la legalización del divorcio.
En torno a este tema coyuntural para el autor y su público, Muñoz Seca -con la colaboración de Pedro Pérez Fernández- aciertan en el retrato típico y castizo de la comedia popular española, tan apegada a la crítica de costumbres. La sátira, la burla de lo establecido, ha sido siempre el mejor aliado de los cómicos.
La Baldomera, el Anacleto, la Manolita, Don Felipe y la Señorita Gracia, son auténticos personajes caracterizados más por lo que dicen, que por lo que hacen. Son ricos en ocurrencias, extremos, pasionales, y por tanto claros arquetipos con los que se puede seguir identificando el público contemporáneo, como bien se demuestra con las carcajadas con que responde el público a este rosario de chistes que hilvanan los autores, hasta conseguir una cantinela humorística muy efectiva, como una suerte de exagerada comedia napolitana.
Una vez más la sabiduría de nuestros cómicos ponen el resto. Pedro Valentín y Julia Trujillo forman una pareja humorística por antagonismo, de gran valor teatral. La Trujillo está fenómenal en la composición de esa mujer divorciada, a la vez que asediada por tres variopintos pretendientes.
La acritud del tema del divorcio como semilla de la destrucción del hogar, está compensado por la exaltación de valores como el esfuerzo, la templanza, la lealtad, y la humildad para alcanzar el progreso en la vida. Si a esto se suma la bondad de los ricos, y la belleza acaudalada de sus hijas, que enamoran al voluntarioso hijo de la pareja protagonista, tendremos los ingredientes de “Anacleto…”
Juan Meseguer está inspirado y divertido interpretando al benefactor ricachón de la obra. Paloma Cela tiene una presencia escénica potente y muy cómica. Antonio Vico y la bella Eva Cobo interpretan a la pareja de voluntariosos y pacientes tortolitos. El público ríe y aplaude durante toda la representación. El ambiente festivo de la noche, lo propicia.
El ambiente festivo que tiene el recinto de la Muralla Árabe de Madrid resulta grandioso. Las gradas, las terrazas ajardinadas, el populoso recinto de mesas abarrotadas, y la cripta de la Almudena dando telón de fondo al escenario instalado junto a la muralla, es insólitamente espectacular. Sólo por eso merecería la pena visitarlo.
La tradicional y veterana mezcla de disfraces, quiromancia, artesanía, cenas y bebidas -además de teatro- que se produce en este recinto, ha apuntado este verano hacia la década de los treinta del pasado siglo, eligiendo un juguete cómico de Pedro Muñoz Seca, “Anacleto se divorcia”, que ironiza sobre los turbulentos cambios que aportaba la Segunda República a la vida social española; entre ellos la legalización del divorcio.
En torno a este tema coyuntural para el autor y su público, Muñoz Seca -con la colaboración de Pedro Pérez Fernández- aciertan en el retrato típico y castizo de la comedia popular española, tan apegada a la crítica de costumbres. La sátira, la burla de lo establecido, ha sido siempre el mejor aliado de los cómicos.
La Baldomera, el Anacleto, la Manolita, Don Felipe y la Señorita Gracia, son auténticos personajes caracterizados más por lo que dicen, que por lo que hacen. Son ricos en ocurrencias, extremos, pasionales, y por tanto claros arquetipos con los que se puede seguir identificando el público contemporáneo, como bien se demuestra con las carcajadas con que responde el público a este rosario de chistes que hilvanan los autores, hasta conseguir una cantinela humorística muy efectiva, como una suerte de exagerada comedia napolitana.
Una vez más la sabiduría de nuestros cómicos ponen el resto. Pedro Valentín y Julia Trujillo forman una pareja humorística por antagonismo, de gran valor teatral. La Trujillo está fenómenal en la composición de esa mujer divorciada, a la vez que asediada por tres variopintos pretendientes.
La acritud del tema del divorcio como semilla de la destrucción del hogar, está compensado por la exaltación de valores como el esfuerzo, la templanza, la lealtad, y la humildad para alcanzar el progreso en la vida. Si a esto se suma la bondad de los ricos, y la belleza acaudalada de sus hijas, que enamoran al voluntarioso hijo de la pareja protagonista, tendremos los ingredientes de “Anacleto…”
Juan Meseguer está inspirado y divertido interpretando al benefactor ricachón de la obra. Paloma Cela tiene una presencia escénica potente y muy cómica. Antonio Vico y la bella Eva Cobo interpretan a la pareja de voluntariosos y pacientes tortolitos. El público ríe y aplaude durante toda la representación. El ambiente festivo de la noche, lo propicia.
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