"Bi. (Dos mundos, dos miradas)”. Comediants. Compañía acrobática de China. Dirección: Joan Font. Directora china: Deng Baojin. Reparto: Jaime Bernadet. Nacho Silva. Mariona Blanch. Eugeni Gil. Carme Sánchez. Ángel Pujol. Kong Fanxiang. Kong Boamin. Han Fuzhen. Men Zhaoqing… Escenografía, figurinismo y atrezzo: Joan Josep Guillén. Música: Ezequiel Guillem (Saki). Madrid. Teatro Albéniz.
La compañía catalana Els Comediants es una de las más veteranas de la escena nacional. Desde “Sol, solet” acuñaron un estilo propio que conciliaba el teatro de calle con los demonios, las fiestas del fuego, los gigantes y cabezudos y todo una parafernalia puramente teatral que va desde Arlequín a Pierrot, pasando por el mundo mágico de las máscaras, los muñecos o las sombras chinescas. El teatro se convertía en fiesta hechizante, de la mano de estos cómicos asentados en Canet de Mar y que tanta alegría han sembrado y derrochado por los escenarios, calles y plazas de todo el mundo.
La factoría Comediants, capitaneada por Joan Font ha sabido aprovechar invitaciones suculentas para organizar grandes fiestas espectaculares y cabalgatas, con motivo de grandes eventos sociales. Allí donde iban a actuar, no defraudaban. Este proceso ha conducido a un alejamiento de Comediants de los escenarios teatrales, en beneficio de otros ámbitos institucionales o comerciales.
Tras este periplo, Comediants regresan a la escena con un singular y vistoso espectáculo, “Bi”, que contiene grandes hallazgos visuales, en un liviano tono humorístico, al combinarse una compañía de cómicos europeos con otra de acróbatas chinos. Los orientales son lo mejor de esta representación híbrida entre dos culturas –la china y la mediterránea-, y entre dos géneros, el circo y el teatro. Estos artistas son portadores de toda la tradición milenaria teatral china, que fundamenta su arte en la preparación física de sus intérpretes. Incluso su famosa Ópera de Pekín es ante todo un teatro del movimiento, tan prodigioso, que permite al público contemplar algo que no es de este mundo. Este es el mayor encanto de “Bi”, un mérito circense basado en el más difícil todavía, en la realización de lo imposible que hacen real los acróbatas chinos.
En términos comerciales se trata de un espectáculo muy navideño y oportuno, que reúne aromas de circo junto a tules de bailarina mecánica, acrobacias y sombras chinescas de gran belleza. En términos artísticos es un poco triste ver cómo unos “mágicos veteranos” sucumben al gancho del bombazo Cirque du Soleil, que inspira y domina -paso a paso- todo este espectáculo: música en directo con gorgoritos constantes de hada operística; toques poéticos y lacrimógenos; inspiración plástica en una estética Bauhaus que acentúa la modernidad visual del espectáculo…; todo servido como guarnición y engarce de unos bellos y fabulosos números circenses.
Para entretenerse sin más, “Bi” es bello y suficiente; para sentir la profunda emoción del teatro, es menos.
La compañía catalana Els Comediants es una de las más veteranas de la escena nacional. Desde “Sol, solet” acuñaron un estilo propio que conciliaba el teatro de calle con los demonios, las fiestas del fuego, los gigantes y cabezudos y todo una parafernalia puramente teatral que va desde Arlequín a Pierrot, pasando por el mundo mágico de las máscaras, los muñecos o las sombras chinescas. El teatro se convertía en fiesta hechizante, de la mano de estos cómicos asentados en Canet de Mar y que tanta alegría han sembrado y derrochado por los escenarios, calles y plazas de todo el mundo.
La factoría Comediants, capitaneada por Joan Font ha sabido aprovechar invitaciones suculentas para organizar grandes fiestas espectaculares y cabalgatas, con motivo de grandes eventos sociales. Allí donde iban a actuar, no defraudaban. Este proceso ha conducido a un alejamiento de Comediants de los escenarios teatrales, en beneficio de otros ámbitos institucionales o comerciales.
Tras este periplo, Comediants regresan a la escena con un singular y vistoso espectáculo, “Bi”, que contiene grandes hallazgos visuales, en un liviano tono humorístico, al combinarse una compañía de cómicos europeos con otra de acróbatas chinos. Los orientales son lo mejor de esta representación híbrida entre dos culturas –la china y la mediterránea-, y entre dos géneros, el circo y el teatro. Estos artistas son portadores de toda la tradición milenaria teatral china, que fundamenta su arte en la preparación física de sus intérpretes. Incluso su famosa Ópera de Pekín es ante todo un teatro del movimiento, tan prodigioso, que permite al público contemplar algo que no es de este mundo. Este es el mayor encanto de “Bi”, un mérito circense basado en el más difícil todavía, en la realización de lo imposible que hacen real los acróbatas chinos.
En términos comerciales se trata de un espectáculo muy navideño y oportuno, que reúne aromas de circo junto a tules de bailarina mecánica, acrobacias y sombras chinescas de gran belleza. En términos artísticos es un poco triste ver cómo unos “mágicos veteranos” sucumben al gancho del bombazo Cirque du Soleil, que inspira y domina -paso a paso- todo este espectáculo: música en directo con gorgoritos constantes de hada operística; toques poéticos y lacrimógenos; inspiración plástica en una estética Bauhaus que acentúa la modernidad visual del espectáculo…; todo servido como guarnición y engarce de unos bellos y fabulosos números circenses.
Para entretenerse sin más, “Bi” es bello y suficiente; para sentir la profunda emoción del teatro, es menos.
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