miércoles, 30 de junio de 2010

TROPICANA LORCA


"El público". Versión de la obra de Federico Gª Lorca. Director: Carlos Díaz.
Reparto: Hector. E. Suárez. Yeyé Báez. Carlos Miguel Caballero. Mª Elena Diardes...Centro Cultural de la Villa. Madrid. Festival de Teatro iberoamericano. 5-12-1998.

En Cuba, desde finales de los años veinte se tributaba culto a Federico García Lorca; tras su visita a la isla en 1930, este instinto lorqui-cubano se convirtió en veneración, y después de fulminarse tan inútilmente su vida en Granada en 1936, el lorquismo de la isla se desató hasta la pasión, el delirio y a ratos la beatería de toda adoración. La compañía cubana El Público, dirigida por Carlos Díaz, representa en Madrid su visión del mundo lorquiano titulada El Público. Y aclaro lo del título porque el espectador que acuda con la intención de asistir a una representación de la obra del mismo título de Lorca, puede quedar desconcertado. La compañía cubana nos muestra un gran espectáculo, iconoclasta hasta el delirio, lleno de sensualidad caribeña. Carlos Díaz se vale de El Público de Lorca, para organizar una revista musical caleidoscópica y formalista. Toda la gaurdarropía más exquisita de un teatro desfila por este espectáculo, donde lo importante son las imágenes que imprimen en escena los ricos trajes y los desnudos efébicos. En España, este tipo de espectáculos se conoció hace más de veinte años de la mano de compañías como la de Lindsay Kemp, o sus epígonos gaditanos, Teatro Carrusel; esto es: desfile (que no ceremonia) de trajes riquísimos entre humo carbónico y efebos desnudos al son de un aria de ópera a todo volumen. Sin embargo, hay que reconocer que los cubanos han llevado estos planteamientos mucho más lejos que sus antecesores. El espectáculo de Carlos Díaz transita por los momentos más kitsh del teatro de Federico García Lorca sin privarse de nada. Doña Rosita, la madre de Bodas de sangre, la niña de la madeja roja, el novio, Leonardo y hasta Bernarda Alba acuden con sus respectivos textos, como personajes invitados a esta representación llamada El Público.
Probablemente, Lorca y sus amigos no se habrían perdido la frutal actuación de esta compañía caribeña, en la que disfrutarían con regodeo, y hasta alguno habría repetido. Pero, no creo que hubiesen encontrado ningún atisbo del suculento debate teórico sobre el teatro y el amor homosexual que Lorca plasmó en su pieza dramática "El Público".

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