sábado, 26 de junio de 2010

LAS PENAS DEL JOVEN PÚBLICO


"Werther (sombra)”. Cía. La República. Texto y dirección: Fernando Renjifo. Reparto: Alberto Núñez, David Picazo. Patricia Ruz. Música original: Rafael Muguruza. Madrid. Sala El canto de la cabra.

La Compañía madrileña La República presenta un montaje que lleva por título el nombre del protagonista de uno de los primeros héroes de Goethe, Werther, joven y apenado personaje ante los misterios del amor y de la vida. Se sabe que Goethe volcó en este texto algunas de sus obsesiones juveniles amorosas en Leipzig, donde llegó a enfermar prematuramente. Su recuperación fue lenta y sirvió para introducir al autor alemán en la mística y en la alquimia, que habría de conducirle a sus posteriores investigaciones científicas.
Resulta curiosa y sorprendente la capacidad de esta formación teatral de convertir parte del discurso del hombre de letras más grande de Alemania (y una de las personalidades más ricas y fértiles que ha dado la historia del ingenio y el conocimiento humano,) en una especie de adolescente zozobrado contemporáneo, que escribe un agobiante diario juvenil, plano, ingenuo, desorientado y sin el más mínimo interés literario. El responsable directo de esta lesa minimización parece ser el director del montaje, Fernando Renjifo que firma el nuevo texto que se presenta bajo el título “Werther (sombra)” en la madrileña sala El Canto de la Cabra. Para compensar la insustancialidad de sus palabras, el autor incorpora citas de Roland Barthes y del mismo Goethe, con la virtud de ningunear cualquiera de las voces que convoca en escena. No interesan al público. No contienen semilla dramática, no sucede en escena nada de la complejidad o el interés suficiente como para llamarle arte teatral.
El pedante y vacuo espectaculito tiene a su favor dos intérpretes masculinos con capacidad para la sugestión del auditorio con su voz y su presencia, y una bailarina con alma contenida en el rostro tenue. Lástima que su talento no pueda apreciarse en otros proyectos de mayor enjundia artística, que esta cursilería aburrida, narcisista y prescindible que actualmente representan.

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