martes, 29 de junio de 2010

PASIÓN Y DESTINO


“La Celestina”. De Fernando de Rojas. Dirección y escenografía: Joaquín Vida. Versión: Luis García Montero. Vestuario: Vittorio y Luchino. Reparto: Nati Mistral. Eva García. Paco Morales. Alberto Alonso. Enrique Arce. Mª Paz Ballesteros. Lola Peno. Isabel Pintor. Enrique Menéndez. Alcalá de Henares. Fecha de estreno: 8-5-1999.

Con motivo del 500 aniversario de la publicación de "La Celestina" se realiza este nuevo montaje de una de las obras más universales de la literatura española, escrita por un cristiano nuevo: Fernando de Rojas. Que la ciudad de Alcalá de Henares (recientemente nombrada patrimonio de la humanidad) haya sido el lugar elegido para este estreno, no es gratuito. Alcalá por obra de Cisneros y de su universidad, era la capital cultural española del Renacimiento, una España donde a duras penas seguían conviviendo diferentes pueblos, aunque a todos se les hubiese obligado a abrazar el cristianismo. "La Celestina" tiene la habilidad de ser uno de los retratos más precisos de aquellos tiempos.
Los turbulentos amores de dos jóvenes de buena familia azuzados por las intrigas de una vieja "trotaconventos", tenían en la España de finales del S. XV una intención moralizante, según nos cuenta en escena el propio Rojas, que ha sido incorporado como narrador en varios momentos de este montaje. Si tenemos en cuenta que el libro de cabecera de una mujer tan poco dudosa en sus costumbres como Isabel la Católica, era "El decamerón" de Bocaccio, (por otra parte, una de las joyas de la literatura erótica), podemos hacernos una idea de la moral de aquellos tiempos. Si los pecaminosos amantes eran castigados, todo era válido. Cuanto más se conocieran los detalles lujuriosos de su relación, más moralizador y ejemplificante resultaba el castigo infringido a los pecadores.
El oficio de Celestina es preparar brebajes, concertar fuerzas telúricas y valerse de todas las tretas y filtros para despertar la pasión en los esquivos a la lujuria y el amor. Sus malas artes ponen marcha un destino implacable: la fuerza extraviada y destructora de la pasión.
Joaquín Vida ha pretendido respetar al máximo (dentro de lo posible) el texto de Rojas, ayudándose de una nueva versión realizada por la mano atenta del poeta Luis García Montero. La dicción del elenco es cuidadosa con el texto, salvo en el personaje de Calixto, interpretado con poco brío escénico y menos proyección vocal por Paco Morales. El vestuario de Vittorio y Luchino aporta belleza y dramaticidad a este montaje.
Nati Mistral interpreta su Celestina -uno de los papeles más deseados por actrices de cierta edad- casi como una guinda a su trayectoria. La Mistral ha sido desde su comienzo en las tablas, allá por los años cuarenta, una de las actrices mejor dotadas para el teatro; su voz singular, su potente presencia escénica, y un "pathos" de gran fuerza dramática, poco frecuente entre nuestras primeras damas de la escena, la hicieron imprescindible en los ecenarios. Ha dado vida a heroínas como Antígona, Medea, o la Mari Gaila de "Divinas palabras". Por el mundo lorquiano siempre ha sentido una especial debilidad, desde su gran éxito internacional con "Bodas de sangre" hasta su más reciente trabajo escénico "Simplemente Lorca", dirigida por el mismo director que ahora la dirige. Su Celestina se vale de los encantos de la propia actriz: resulta simpática al público, y a la par se muestra implacable con sus enemigos. Hay un cierto "toque morisco" en su composición del personaje, y su voz vuela libre por la escena con su fuerza peculiar.
Eva García interpreta una Melibea sensible y acertada. Alberto Alonso en el papel de Sempronio, y Enrique Arce en el de Pármeno, componen excelentemente a los criados de Calixto. Aunque la representación supera las tres horas, la atención y el mimo de la dirección y los intérpretes, permite al público gozar de nuevo, con este gran texto de nuestra literatura dramática hispana.

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