martes, 29 de junio de 2010

LIBÉLULA CON CORAZÓN DE AVISPA


“30 años. Moncho Borrajo”. De, dirigido e interpretado por Moncho Borrajo. Actores: Marvin Salas. Guillermo Mesa. Director de producción: Alberto Blasco. Madrid. Teatro Reina Victoria.

Moncho Borrajo lleva treinta años sembrando risas y emociones en el público, haciéndolos más felices, y más libres. El cómico es el bufón colectivo, el que hilvana el comentario tan agudo como malicioso, que todos están deseando escuchar de su boca, para estallar en carcajadas. El cómico histriónico es el sacerdote que agita y dirige la catarsis colectiva a través de la risa.
El nacimiento del borrajismo se produce en el cabaret, en el café teatro, en la música de cantautor con malicia y con poesía, que derrama sus chanzas contra la actualidad política y social. Borrajo llega a los teatros porque son legiones sus adeptos, los pacientes que quieren ser tratados de su alienante mal de urbanidad, a través de su gozosa terapia transgresora del Doctor Moncho.
El humorista gallego desgrana en su última comparecencia pública un rosario de recuerdos espectaculares, desde sus orígenes en Valencia (unido a unos bigotes, unas lentes y una guitarra,) hasta la actualidad. En el ecuador de su vida el artista hace balance de recuerdos artísticos.
Borrajo despliega su gracia y sus comentarios cáusticos entre el respetable, atravesando la escena de un lado a otro compulsivamente, satirizando a todo el que se le pone por delante. Desde Camilla Parker, a los invitados de la reciente y sonada boda de El Escorial, pasando por Antonio Gala, o la misma Casa Real patria, la libélula con corazón de avispa que lleva Borrajo dentro, se ensalza en sus mejores picotazos, para solaz carcajada del respetable.
El espectáculo dura dos horas y media sin descanso. (Menos mal que no son tres, a hora por década). El talento de Moncho Borrajo luciría con más esplendor, si con su sincopada técnica de la improvisación, se desprendiera de algo más de una hora de su largo y generoso espectáculo.
Borrajo canta, cuenta, caricaturiza e interpreta, con gracia chispeante, sin que nada, ni nadie lo detenga. Quizás después de estos treinta años de brillo, su carrera podría enriquecerse en los escenarios teatrales, si se dedicara más a explorar todas las posibilidades expresivas de su ternura, a las que recurre como con cierto pudor, en algunos momentos de los más intimistas e intensos de su nuevo trabajo “30 años”. El público concentrado de rostros conocidos y en particular del mundo de la canción de hace unas décadas, aplaudió y ovacionó el talento de este humorista gallego tan querido por el respetable.

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