martes, 29 de junio de 2010

NAVE SIN RUMBO *


“Tartufo”. De Moliére. Versión: Fernando Fernán Gómez. Dirección: Alfonso Zurro. Escenografía: Alfonso Barajas. Figurines: León Revuelta. Iluminación: Josep Solbes. Reparto: José Luis Pellicena. Mª Fernanda D' Ocón. Roberto Quintana. Lola Muñoz. Teresa Cortés, Mario Martín... Madrid. Fecha de re-estreno: 12-5-99.

Moliére es el damaturgo francés por excelencia, su carácter de poeta cómico y dramaturgo satírico protegido por "Monsieur" (el hermano del Rey), le convirtieron en un personaje odiado por los poderosos, y adorado por el público (incluido el Rey Luis XIV). "Tartufo" fue escrita en 1664, aunque hubo que esperar cuatro años para que la obra pudiera llegar a estrenarse en París. Cuando la sátira es inteligente y rabiosamente divertida, su representación pública, bien dirigida, es un cañonazo contra las malas conciencias. Las versiones de las obras de Moliére son habituales; la adaptación a las circunstancias locales es una garantía para que la sátira sea aún más efectiva.
Este montaje madrileño de "Tartufo" viene a demostrar que hoy en día la sátira teatral se entiende de otra manera: pretende que nadie se moleste, dándose por aludido con ella. Fernán Gómez ha escrito su versión muy libremente, ha añadido escenas -insulsas- de discusiones entre los cómicos que representan la obra; y se ha tomado la licencia de "vestir" los diálogos de "Tartufo" con una serie de "perlas" de lenguaje "tecnocrático" -tan contemporáneas como disonantes- que podrían indicar su intención de satirizar algunos personajes actuales. ¿Por qué entonces el director, Alfonso Zurro, transporta la acción a la época goyesca, al cambio del S. XVIII y XIX? Primer misterio, que provoca confusión más que interés dramático, salvo como pretexto plástico, muy logrado con la bonita escenografía de Alfonso Barajas (inspirada en los teatritos recortables clásicos) y los coloristas figurines de Leon Revuelta.
Tartufo es el personaje hipócrita por excelencia de la historia del teatro: se da golpes de pecho, a la par que le levanta las faldas a la esposa de su benefactor. El carácter semi-religioso de Tartufo puso en evidencia la crítica de Moliére contra ciertos sectores de la iglesia. Pero, en este montaje madrileño, ¿a quién se está criticando? Segunda incógnita. La efectividad de la sátira es que sea concreta y fácilmente reconocible por el público, de ahí nace la carcajada liberadora de la comedia. La falta de rumbo de esta nave de placer en la que viaja el público con este "Tartufo", hace que naufrague el discurso satírico de Moliére.
Ni siquiera la presencia de actores tan destacados como Jose Luis Pellicena, Maria Fenrnada D'Ocon, Roberto Quintana y todo un buen elenco entregado a su tarea interpretativa, logra que el espectáculo descubra su razón de ser, su centro, su discurso. En esta representación, Moliére queda muy a lo lejos.

* Crítica inédita

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