sábado, 26 de junio de 2010

PAGINA EN BLANCO

"Ataque verbal”. De Miguel Albaladejo y Elvira Lindo. Dirección: Miguel Muñoz. Reparto: Arantxa de Juan. Maribel Ripoll. Camilo Rodríguez. Miguel Prieto. Adaptación teatral: Teresa Calo. Vestuario: Manu Berastegui. Música: Mariano Marín. Muñecos: Ana de Lima. Madrid. Teatro Alfil.

El arte de contar historias es tan viejo como el hombre. No es fácil encontrar nuevos cuento que sorprendan, porque casi todo esta ya dicho entre los seres humanos. Quizás por eso algunos renuncian al relato, y se dedican a inventar cosas extrañas que sólo a ellos puede interesarles y que difícilmente podrán producir la identificación del público, que es la auténtica chispa que enciende el motor del teatro.
Miguel Albadalejo y Elvira Lindo demostraron con “Ataque verbal” que aún queda mucho por contar siempre que haya ganas de hacerlo y la mirada resulte fresca y nueva. Las historias que se engarzan en esta obra están llenas de aroma, inteligencia y extravagancia. Los seres humanos somos tan peculiares que siempre podemos sorprendernos a nosotros mismos en nuevas situaciones que los inventos tecnológicos y las transformaciones sociales propician.
Los autores relatan con ternura y bastante humor negro, cómo una viuda puede seguir visitando y amando el hígado de su esposo muerto, trasplantado en otro hombre. Cómo una simple llamada de teléfono para reclamar la instalación del gas, puede crear nuevas relaciones de poder entre una operadora anónima, y el abogado que la dejó en el paro. Cómo una parada cuarentona puede iniciar una nueva aventura profesional como ventrílocua, alcanzando el amor en Cuba, alejada de sus muñecos. Cómo dos monitores de aire libre encerrados en su tienda de campaña nocturna, pueden descubrir mucho de sus afinidades sexuales en una sorprendente conversación de madrugada sonámbula. La gracia de todas ellas radica en la sorpresa que consiguen despertar en el público, a partir de una serie de historias posibles combinando temas y situaciones contemporáneas.
Arantxa de Juan y Maribel Ripoll despliegan todos sus recursos escénicos e interpretativos para dar vida a esta galería de tiernos monstruos cotidianos, acompañadas por el buen hacer de Camilo Rodríguez y Miguel Prieto, que las secundan con humor y eficacia.
El público se ríe a carcajadas ante este mosaico de ternuras y mezquindades, retratadas con chispa, frescura y mucha gracia saludable.

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