lunes, 21 de junio de 2010

PARAÍSOS ARTIFICIALES


“Cabaret”. De John Kander, Fred Ebb y Joe Masteroff. Adaptación: Jaime Azpilicueta. Dirección: Sam Mendes/B.T. McNichol. Coreografía: Rob Marshall/Susan Taylor. Supervisión musical: Alberto Favero. Reparto: Natalia Millán. Manuel Bandera. Madrid. Nuevo Teatro Alcalá. 15-10-03

El cabaret cumplía una función anestesiante y liberadora en la Alemania de entreguerras. La pérdida de la primera gran guerra había dejado al país hundido y humillado ante sus expectativas de gloria. En la herida supurante de una sociedad enferma, relucía la purpurina del cabaret como el mejor antídoto. El novelista homosexual y norteamericano Christopher Isherwood escribió un relato titulado “Adiós a Berlín”, que posteriormente elevaron hasta Comedia musical los autores Kander, Ebb y Masteroff. Fue tal el triunfo del espectáculo, que “Cabaret” se convirtió automáticamente en un clásico del género musical. Habrían de pasar varias décadas hasta que el genial Bob Fosse lo convirtiera en su obra maestra cinematográfica. Casi tres décadas después, el oscarizado Sam Mendes removió de nuevo la coctelera, para resucitar el mito, esta vez en un teatro.
El Nuevo Teatro Alcalá ha tenido el arrojo de importar esta imponente producción de Broadway, para ofrecérsela al público español, sin escatimar en medios. La transformación que sufre la platea y los palcos del teatro, para travestirse en un cabaret berlinés de los años treinta, es por sí misma merecedora de asistir a contemplar este imponente espectáculo.
Nueva York y Londres son a la Comedia Musical, lo que Madrid y Sevilla a las Corridas de Toros. Ellos son los padres e inventores de este género -derivado de la Opereta- desde hace más de un siglo; por tanto, sus comedias musicales es mejor importarlas. Así se garantiza el genuino sabor y aroma de este producto, tan nutritivo para el entretenimiento. La combinación de música en vivo, con coreografías y grandes canciones -en un ambiente desenfadado- es la base de la exaltación que produce en el público, mucho más que el argumento y los diálogos.
La puesta en escena de Sam Mendes es de una gran teatralidad, y la solución del espacio escénico es deslumbrante. El texto de esta versión de “Cabaret” difiere considerablemente de la famosa película. Plantea los mismos conflictos, sosteniéndolos en otros personajes. Recupera canciones originales, suprimidas en el filme de Fosse. Es otro aliciente de este nuevo “Cabaret”, interpretado con gran entrega y profesionalidad por todo el elenco. La música y el sonido son espléndidos. La interpretación es efectiva y en algunas ocasiones, brillante.
Ser intérprete de teatro musical es harto complejo, requiere cualidades dramáticas, musicales, y danzísticas. No se puede ser perfecto en todo. Natalia Millán realiza la heroica tarea de dar vida a Sally Bowles, y lo hace convocando sus numerosos talentos artísticos, y su destacada belleza, para sacar adelante con gran dignidad tan dificilísimo personaje. Aunque no termine de llenar la escena en su triple vertiente de actriz, bailarina y cantante. Manuel Bandera interpreta al ambiguo escritor, compañero accidental de Sally, con credibilidad y entereza. Es un buen trabajo. Aunque, hubiera sido más interesante invertir sus múltiples cualidades, en un papel con mucho más enjundia como el Maestro de Ceremonias del Cabaret. Hubiese alcanzado mayor relieve su trabajo, y hubiese soportado mejor el peso del espectáculo, pues el joven actor que lo interpreta en este montaje, no termina de dar la talla carismáticamente, y eso sí que es grave en “Cabaret”. Los tres actores secundarios están mucho más cuajados, sobre todo en su peso dramático. El público aplaudió exaltadamente todos los números musicales, y al final arropó con un caluroso aluvión de aplausos a los brillantes intérpretes de la compañía. Si quieren vivir una experiencia escénica insólita, no se lo pierdan. En “Cabaret” hay méritos de sobra, para que se diviertan.

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