lunes, 19 de julio de 2010

AL RESPLANDOR DE LAS HOGUERAS


"Bailando en Lughnasa". De Brian Friel. Dirección: Juan Pastor. Reparto: Rafael Navarro. Chelo García. Susana Hernáiz. Yolanda Robles. Elia Muñoz. Victoria dal Vera. Juan Pastor. Eduardo Navarro. Escenografía y vestuario: Teresa Valentín. Coreografía: Elvira Sanz. Iluminación: Javier Navarrete. Madrid. Teatro Galileo. 22-10-2000.

Las tierras de Irlanda fueron una de las últimas en cristianar y romanizar en el oeste de Europa. La fuerza con que han pervivido sus tradiciones, su mitología, sus cultos y hasta su idioma -el gaélico- han forjado una de las más indómitas personalidades entre los pueblos de Europa, gracias a sus continuos enfrentamientos contra los conquistadores de la orilla inglesa. Tal vez de esta continuada resistencia haya nacido uno de los más ricos teatros de Europa. En "Bailando en Lughnasa", Brian Friel habla de esta contienda, pero no desde un punto de vista épico y batallador, sino más bien todo lo contrario: íntimo y lírico.
Los recuerdos de un hombre -que ejerce de narrador de la historia- nos remontan a su infancia en las duras montañas irlandesas en los años 30 del S. XX, en el interior de una familia muy especial, formada exclusivamente por mujeres. Varias hermanas han tenido que sobrevivir uniendo sus fuerzas, en un hogar donde los hombres se han reducido a un viejo pariente misionero que ha regresado enfermo de África, un niño nacido de madre soltera, y la figura de su padre ausente que les visita una vez al año, sin terminar de decidirse nunca a casarse con la madre del chiquillo.
La frescura y la bella evocación que emana de esta historia y estos personajes, nos pone en contacto con una sociedad rural y atrasada, en la que sin embargo existen muchos menos prejuicios morales y tabúes sociales de los que pueden sufrirse en las ciudades. En la dureza primitiva del campo, la supervivencia es mucho más importante que la beatería más mojigata. A pesar de las estrecheces y la miseria, el equilibrio vital de estas mujeres es portentoso y parece indestructible. Un gran aparato de radio alegra sus vidas con sus músicas y canciones. Los momentos más duros intentan superarse bailando y riendo, toda una filosofía vital que les pone en contacto con los viejos ritos -prohibidos- de Lughnasa, una divinidad autóctona solar a la que se adoraba en Agosto con grandes fiestas, hogueras y danzas en el interior de las más recónditas montañas.
Esta crónica de la vida de unas mujeres pobres de Irlanda, está representada por un grupo de actrices tenaces y conmovedoras, que consiguen despertar no sólo el interés, sino también las emociones más tibias del público. Juan Pastor ha conseguido imprimir a este espectáculo un curioso hálito de vida por encima de la melancolía, que lo convierte, antes que nada, en una hermosa ceremonia de la memoria y la alegría. Nada más tonificante para los espectadores teatrales de las grandes urbes. "Bailando en Lughnasa" impregna de un positivo, emotivo, y amargo lirismo a su público.

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