lunes, 19 de julio de 2010

LA VIDA DE LOS INSECTOS


"Mirador", de Paco Zarzoso. Cía. Hongaresa de Teatre. Dirección e iluminación: Xavier Alberti. Reparto: Martín Cases. Victoria Enguídanos. Laura Useleti. Carles Sanjaime. Anna María Cediel. Lola López. Espacio escénico: Xavier Arriola. Vestuario: Joan Miquel Reig. Madrid. Sala Cuarta Pared. 7-9-2000.

Los amantes de las estrellas saben que todas las constelaciones se deslizan cada noche por el cielo, aunque no se pasen todo el tiempo mirándolas fijamente para captar ese sutil y casi imperceptible movimiento. En "Mirador", Paco Zarzoso intenta realizar esa hazaña con sus personajes. Los observa tan a fondo, que termina desnaturizándolos; como si hubiese descoyuntado los músculos y tendones que sostienen el ritmo cotidiano, para convertirlos es una especie de harapos humanos automáticos, no desprovistos de encanto y personalidad.
El autor de "Mirador" emplaza originalmente la acción de la obra. Debe tratarse del primer texto teatral que se ubica en la terraza de un bloque de viviendas en la costa; y, además, consigue sacarle partido dramático a ese mínimo espacio cotidiano. En ese balcón-mirador, vemos a los personajes como una especie de raros insectos, que nos van mostrando su tedio, su ternura, su memoria y su afán cotidiano. El espectáculo consigue tener atmósfera y un sello personal, que radica en los silencios, el intimismo, y los numerosos detalles interpretativos. Podría decirse que este montaje y sus personajes, transitan tanto por una suerte de minimalismo emocional, como por un autismo, a veces, cargante.
El autor somete el lenguaje, la situación dramática, y en definitiva a sus personajes a una especie de proceso de higiene y de asepsia, que difumina los fondos; los deja aislados; y pone lupas de aumento sobre sus pensamientos y emociones más secretas.
Las actrices y actores de Hongaresa Teatre son poseedores de una complicidad estilística, que nace del sello personal de su interpretación. La actriz que representa a la hermana protagonista tiene un encanto especial, cierto misterio ultraverbal, difícil de transmitir en una obra con tantas palabras.
El problema de esta disección aséptica de la realidad, es que en algunos momentos puede llegar a desenganchar el interés del espectador hacia la obra. La dirección debería encerrar más sorpresas; valerse más de los recursos escénicos de la teatralidad, aunque fuera para sincoparlos, o reducirlos a su mínima expresión. El concierto de silencios, es un recurso que afecta más al texto que al movimiento y la acción.
En cualquier caso, "Mirador" es un nuevo montaje de esta laboriosa e interesante compañía valenciana, que se presenta en Madrid, por tercera temporada consecutiva, y que crece en ambiciones artísticas en cada nuevo montaje. Nada más saludable para el teatro.

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