lunes, 19 de julio de 2010

UN RAMO DE ROSAS ROJAS PARA EL PÚBLICO


"Brecht ... aquí y ahora" Recital de Hanna Schygulla, basado en textos de Bertolt Brecht, y canciones de Kurt Weill y Hanns Eisler. Pianista: Matthiu Gonet. Escenografía: Lise Marie Brochen. Iluminación: Benoît Théron. Vestuario: Sylvette Dequest. Madrid. Festival de Otoño. Teatro de la Abadía. 29-10- 2000.

Los escenarios teatrales suelen ser una excelente cantera interpretativa para actores y actrices que posteriormente ven catapultada la fama de su arte a través del cine o la televisión. Que este esquema direccional se invierta y que una gran actriz cinematográfica regrese a la escena es cosa poco habitual. Cuando Hanna Schygulla interpretó para las pantallas "Las amargas lágrimas de Petra Von Kant", o más tarde "El matrimonio de María Brown" (ambas del cineasta alemán Rainer Weiner Fassbinder) ya era una reputada actriz teatral. Tras haberse conocido en unos cursillos de teatro, se convirtió en actriz predilecta del genuino director alemán, realizando la sofocante gesta de rodar dieciséis películas en cuatro años.
Bertolt Brecht es una figura polémica e indiscutible del teatro del S. XX. Dramaturgo y poeta de gran conciencia política, su obra se compromete abierta y desnuda con su tiempo, con la justicia, con la verdad. Brecht adoraba el espíritu de la paradoja que sostiene el pensamiento oriental. Su traducción a la dialéctica marxista se hacía llamar espíritu de la contradicción. Brecht quería concienciar al público con su teatro pedagógico, sin dejar de divertirlo un solo instante. De ahí que la música aflorara con tanta facilidad en su teatro. La música emociona las almas e inflama los corazones. Si la letra es profunda y comprometida, el mensaje se inyecta en el entendimiento y la comprensión.
Hanna Schygulla se presenta en el Festival de Otoño como una gran diosa de los escenarios, acompañada por la obra de Brecht, y su propia memoria de actriz y mujer. En un escenario onírico, religioso y resonante, la Schygulla ejerce su profesión de exquisita fascinadora, tirando de los hilos de Brecht y de su misma cometa biográfica. El espacio escénico está marcado por unos percheros de guardarropía, atestados de prendas para hombres y mujeres de todas las edades y tamaños. Las canciones de "La ópera de perra gorda" de Kurt Weill abren el espectáculo, dirigiéndose a la parte más laica y festiva de la memoria del público. La Schygulla tiene unos registros vocales riquísimos como corresponde a su categoría de primera actriz. Esto permite que todo el repertorio de canciones que interpreta -de K. Weill y Hanns Eisler- parezca que lo canten numerosos y diferentes personajes de mujer.
A la fuerza de su talento interpretativo hay que sumarle la ternura de su esfuerzo, traduciendo los textos de Brecht y sus propios recuerdos de niña, a la lengua española. El significado de las palabras es realmente importante para la lectura social y política de este recital espectáculo, y la comunicación con el público se enriquece con este loable esfuerzo. Como bueno es ver a Hanna Schygulla disfrutar "haciendo algo" para el público, sin afán de deslumbrarlo o de arrebatarlo. Que una actriz de su calibre exprese sus ideas en un escenario valiéndose de la obra de Brecht, es un gesto de un gran significado artístico, cívico y político. La Schygulla con su talento artístico, su bellísima voz, y su radiante presencia escénica, regala un ramo de rosas rojas al público con este su concierto-representación.

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