"El gran ceremonial". De Fernando Arrabal. Dirección: Carlos Bolívar. Escenografía: Isabel Ángel. Reparto: Juan Ignacio Vieira. Paula Barros. Carlos Bolívar. Catalina Rendón. Madrid. Sala Ensayo 100. 26-2-2001.
El milagro del idioma común, ha permitido que sea una compañía colombiana la encargada de devolver a Fernando Arrabal a los escenarios madrileños, tras varios lustros de inexplicable ausencia. Arrabal es el dramaturgo español vivo más importante desde hace 40 años; y, probablemente, sea el autor teatral español más importante del Siglo Veinte, por mucho que en su país está opinión pueda sonar -actualmente- desmesurada o herética. Que el teatro de Arrabal se siga representado en todo el planeta, revela el calibre de su producción dramática. La Compañía Efímero Teatro ha devuelto el teatro de Arrabal al público madrileño, sin ningún complejo y con grandes dosis de humor, ironía y talento.
"El gran ceremonial" (1963) es una de las obras que inaugura la etapa pánica del autor melillense, tras su abandono del cártel surrealista, liderado vitaliciamente por el ineluctable André Breton. Para Arrabal, el teatro es un rito de purgación contra sus propios fantasmas, realizado de una forma tan poética, desnuda, y estilizada, que sirve además para revolver (saludablemente) las tripas íntimas e ideológicas de cada espectador. Por efecto de las vanguardias artísticas de comienzos del S. XX, y más aún por los escritos teóricos de Artaud, la ceremonia y el rito se convirtieron -a partir de los años 50- en la forma más adecuada para representar un teatro puro y nuevo, que negando el teatro realista burgués, bebía en las fuentes originarias de la tradición. Arrabal logra conciliar perfectamente la expresión pura de la palabra poética, con la acción dramática que requiere toda ceremonia. La intensa dramaticidad de los diálogos de Arrabal, pone en evidencia su poderoso instinto teatral, tan directo y sincero, como cifrado y simbólico. Sus personajes hablan como si a través de ellos, se expresaran fuerzas telúricas y profundas como el sexo, el sueño o la muerte.
Carlos Bolívar ha sabido plañir con gran eficacia escénica la enrarecida atmósfera arrabalesca de "El gran ceremonial". La rareza y la intensidad de la interpretación de Juan Ignacio Vieira (Cavanosa) y Paula Barros (Syl), (los dos enamorados de la obra), permite que la palabra arrabaliana destelle con toda su rica gama de matices, ante una sobria cortina negra. La joven y bella Catalina Rendón interpreta con agudeza y magnetismo a la madre del protagonista, auténtica Creonte y antagonista perpetua de toda la obra de Arrabal. Un público extremadamente joven aplaudió insistentemente a los intérpretes, al final de la brillante representación.
* Crítica inédita
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