domingo, 18 de julio de 2010

EL ÚLTIMO VIAJE DEL FERROCARRIL


"Danza de ausencias". Textos, dirección y espacio escénico: Jesús Campos. Reparto: Claudia Gravi. José Lifante. Mario Vedoya. Maite Brik. Goyo Pastor. Teresa Vallejo. Francisco Pacheco. Madrid. Festival de Otoño. Museo del Ferrocarril. 17-11-2000.

Si las estaciones de ferrocarril, y la nocturnidad de los viajes en tren, han tenido siempre algo de tránsito onírico entre la realidad y el sueño, nada más adecuado para una experiencia teatral insólita que trata sobre la muerte, que ubicarla en una vieja estación de trenes cerrada al tráfico, y convertida en museo y mausoleo de su memoria de hierro. Jesús Campos ha instalado en la antigua estación de Delicias su particular feria macabra. Si las danzas de la muerte eran una conjuración colectiva contra "la enemiga", Campos no sólo pone a danzar a su coro de intérpretes por los andenes vacíos, sino que implica al público en esta itinerancia mortal.
La dramaturgia espacial de "Danza de ausencias" intenta trasladar al espectador todas las relatividades de la existencia. No somos solo uno, ni habitamos un solo lugar, ni siquiera vivimos una sola historia. La apariencia múltiple de la vida es una falacia frente a la singularidad unívoca de la muerte. La representación se reparte por cuatro espacios escénicos consecutivos, por los que deambula el público, al son de cuatro danzas mortales. El simbolismo literario de los títulos se ajusta a la perfección a este espectáculo, claramente configurado y estructurado. La solución del espacio y los decorados es de una gran calidad plástica, coherente con esta valiosa propuesta de vanguardia. Quizás, sean los cuatro monólogos de la obra, los que menos se ajustan a la intención experimental del montaje. Si inicialmente están claramente concebidos, y la solución del personaje mortal suele ser ingeniosa y sugerente, es en el desarrollo del texto, donde comienza a notarse que el realismo y el chascarrillo anecdótico, no terminan de fraguar con la rotundidad del tema.
Los intérpretes desgranan lo mejor de su talento para transmitir al público las extrañas sensaciones que les provoca la cercanía presentida, o ignorada de la muerte. Claudia Gravi tiene una elegante presencia escénica y una gran dignidad dramática para enfrentarse a su fatal invitado. José Lifante hace creíble a un anciano que dialoga con un chucho junto a una autopista. Mario Vedoya encerrado en un despacho cubista, es derrotado por el peso de su poder; y Maite Brik da un do de pecho, en su interpretación de una vieja marquesa asediada por el frío.
"Danza de ausencias" es un interesante espectáculo que transita como el ferrocarril nocturno, por las dos orillas de la vida y del teatro. El buen aficionado disfrutará con este sugerente viaje a través de las sombras de la muerte entre los viejos trenes.

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