domingo, 18 de julio de 2010

LECCIÓN DE EXPRESIONISMO IBÉRICO


"Misericordia". De Benito Pérez Galdós. Dirección: Jose Luis Alonso. Versión: Alfredo Mañas. Revisión de la puesta en escena: Manuel Canseco. Reparto: Mª Fernanda D'Ocón. Francisco Hernández. Julia Trujillo. Ramón Pons. José Segura... Escenografía y figurines: Manuel Mampaso. Madrid. Teatro Albéniz. 22-3-2001

JosÉ Luis Alonso Máñez, a pesar de su muerte hace 11 años, sigue siendo uno de los directores de escena españoles, más importantes del S. XX. Buena prueba de ello es la reposición -en la presente temporada- de tres de sus más celebres montajes: "El dúo de la Africana", "Los caciques"; y "Misericordia". JLA. amó el teatro desde niño, inducido por su inestimable tío José Luis Máñez. Además, era un hombre cultísimo que convirtió su vida en un teatro. Su cultura y su gran talento creador explican su gran curiosidad artística; así como su timidez y humildad, que tantos problemas le granjeó al final de su vida, cuando el vasallismo cortesano, fue sustituyendo al talento, en los salones políticos.
La reposición de una de sus obras no es sólo motivo de satisfacción como experiencia viva de gran teatro; sino que además, brinda una excelente ocasión para reconocer una visión moral y una categoría artística, que debería seguir siendo patrón de referencia para la profesión y el mismo público.
El montaje de "Misericordia" está elevado con el pulso de los mejores maestros europeos. Alonso viajó por Rusia, América, y París, donde se codeó con Cocteau, con Barrault, o con Ionesco. Conocía la obra de Brecht, y algo de estigma centroeuropeo se respira en el montaje de "Misericordia". Se trata del mismo expresionismo pasional e ibérico, que palpitaba en su memorable espectáculo "El alcalde de Zalamea" de Calderón, (todo un hito de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, que debería seguir siendo además su mejor modelo). La vibración humana de los intérpretes; la desnudez esencial del espacio; la puesta en escena estilizada y vigorosa; y la rica dosificación de teatralidad, con coros y escenas de masas, convierte a "Misericordia" en uno de los más vanguardistas y radicales espectáculos que pueden verse en la actualidad.
Galdós fue acusado por la crítica de su tiempo de falta de dramaticidad, y exceso de narración y descripción, como correspondía a un autor de novelas naturalistas. En "Misericordia", Alonso completó con su mejor escritura escénica, (ayudado por la brillante versión de Alfredo Mañas), el drama que a la palabra de Galdós le faltaba.
Mª Fernanda D'Ocón vuelve a estar "inmensa" con el personaje de Benina, una mujer que haciendo el bien en este mundo, parecía -a juicio de la Iglesia- estar afrentando a Dios. Paco Hernández interpreta el mejor personaje de toda su carrera, con este moro/judío Almudena, que el actor eleva hasta registros de una ternura y una dureza conmovedoras. Julia Trujillo destaca en su composición de la "terrible" Señora, a la que sirve y cuida Benina.
Hay que agradecer a Manuel Canseco que haya realizado la revisión de la puesta en escena de José Luis Alonso, con tanta fe y devoción a su espíritu original, para hacerla renacer de nuevo sobre los escenarios españoles.

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