domingo, 18 de julio de 2010

LOS SUEÑOS DE CYRANO DE CANADÁ


"The dark side of the moon. (La cara oculta de la luna)". Concepción, puesta en escena e interpretación: Robert Lepage. Composición y registro de la música: Laurie Anderson. Asistencia en la Escenografía: Marie Claude Pelletier. Asistencia a la iluminación: Bernard White. Vestuario: Marie Chantalle Vaillancourt. Madrid. Festival de Otoño: Teatro Albéniz. 24-11-2000.

El ser humano se define por su capacidad de soñar y recordar. La luna ha acompañado estos sueños desde el comienzo. No es extraño que un creador total como Robert Lepage haya querido contarnos su sueño lunar. Detrás de esa presencia misteriosa se esconden numerosos anhelos, desde los puramente científicos, hasta los apasionadamente amorosos. Lepage entiende el teatro como una pasión personal. Es un artista prolífico, porque en cada nueva obra se explora a sí mismo, y conjura sus miedos. Tampoco debe sorprender que sea él mismo, el único intérprete de este montaje íntimo y espectacular; porque a través de ese afán científico del protagonista en los vuelos espaciales y en la aventura de los cosmonautas por alcanzar la luna, Lepage nos está contando su vida, sus recuerdos, sus traumas y sus deseos.
Lo que podría parecer a simple vista una mezcla de auto-terapia y poesía visual, es en realidad la manifestación de la más certera vanguardia que pueda detectarse en todo el planeta teatral. Porque Lepage no sólo hace montajes sorprendentes por su alto uso de la tecnología, sino porque en cada uno de sus espectáculos se contempla la renovación y el crecimiento del lenguaje teatral. La riqueza con que combina los elementos plásticos -como preposiciones, o signos de puntuación- de su sobresaliente discurso escénico, están realizando una auténtica revolución de los códigos y convenciones teatrales.
Robert Lepage se debate entre el científico y el poeta, y en "La cara oculta de la luna" demuestra que toda esta transgresión lingüística y conceptual, puede hacerse sin alejarse de lo verdaderamente humano y emotivo. Lepage muestra el dolor, la soledad, la desconfianza en uno mismo, la metafísica de la vida cotidiana, con una melancólica atmósfera de derrota y desasosiego, trufada de ironía y de humor. Por otra parte, el virtuosismo estético de sus montajes responde a la ilusión del mago, no a la de la vacua retórica tecnológica.
Siendo un espectáculo tan vanguardista, en él priman la naturaleza, el terror ante la muerte, la inocencia de los juguetes, las músicas primigenias, y hasta el “gag” de comedia negra. Además, Lepage demuestra ser un excelente actor, dando vida a los numerosos personajes de la obra, caracterizados en rasgos humanos esenciales. El público aplaudió con ganas en Lepage a un artista total, como lo fueron los grandes creadores del Renacimiento.

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