jueves, 24 de junio de 2010

LA HERIDA DEL TIEMPO


"Historia de una escalera”. De Antonio Buero Vallejo. Dirección: Juan Carlos Pérez de la Fuente. Reparto: Yolanda Arestegui. Alberto Jiménez. Cristina Marcos. Elena González. Carlos Álvarez Novoa. Victoria Rodríguez. Vicky Lagos. Petra Martínez. José Luis Santos. Composición musical: Tomás Marco. Escenografía: Oscar Tusquets Blanca. Vestuario: Javier Artiñano. Madrid. Teatro María Guerrero. 14-5-2003.

Cuando se estrenó en 1949 “Historia de una escalera” tanto la crítica como el público aplaudieron unánimemente el nacimiento de un nuevo dramaturgo: Antonio Buero Vallejo. La fértil evolución de su obra vino a ratificar las expectativas fijadas en él desde, su primer éxito. A Buero se le valora no sólo en el mundo de las tablas, sino también en el literario. La personalidad rotunda de su producción dramática enlaza -por una parte- con cierto realismo sainetesco, con el que tenía en común el reflejo de las clases populares; y, por otra, con cierta voz moral de autor, cercana a la tragedia. Buero vino a rellenar algunos huecos disponibles en nuestra historia teatral, a la par que continuaba las líneas maestras de nuestra tradición.
Cuando Buero viajó a Noruega, se hizo un melancólico retrato junto a la ventana del cuarto de Henrik Ibsen. La voz de Buero le debe mucho al dramaturgo que inventó el naturalismo teatral, siempre comprometido con la verdad, como piedra de toque de cualquier doctrina moral.
La representación de “Historia de una escalera” en el año 2003 alcanza un significado bien diferente al de su estreno inicial. El teatro tiene una naturaleza tan viva que produce identificación o rechazo en el público, con la misma fuerza. El público de 1949 veía reflejado con dignidad su propio dolor sobre los escenarios con “Historia de una escalera”. Hoy no sucede lo mismo, por muy genéricas que puedan resultar las relaciones humanas, España no es -afortunadamente- la misma de aquellas fechas.
Quizás, buscando un simbolismo eficaz por encima del tiempo, el director J. C. Pérez de la Fuente no ha llegado a exprimir todas las posibilidades dramáticas que encierra este clásico moderno, por no caer en el acendrado naturalismo sicologista que demanda la pieza. La escenografía de Tusquets tampoco aporta ninguna lectura escénica, que pueda beneficiar a la obra en su significado actual. Y otro factor que influye contrariamente es que no todo el reparto alcanza la misma altura interpretativa. Destacan, Yolanda Arestegui en el papel de Carmina, a la que dota de ternura, sensibilidad y belleza, a pesar de las rígidas pelucas que soporta. Alberto Jiménez demuestra buenas dotes temperamentales y vocales, transmitiéndole una atractiva personalidad a Urbano. Vicky Lagos está espléndida en el personaje de Paca. Su sabiduría, su humor y su tremenda humanidad la deberían hacer indispensable en cualquier reparto. Cristina Marcos demuestra su fuerza y empuje teatral dando vida a Elvira, la vecinita acomodada que se lleva a Fernando, el guapo holgazán de la escalera, interpretado por Moncho S. Diezma. Elena González da gran relieve a su personaje de Trini, haciendo gala de una interesante verdad teatral. Petra Martínez interpreta a Doña Asunción, la madre de Fernando, y Victoria Martínez –viuda de Buero- a Doña Generosa.
Aunque la representación no subió la temperatura del -felizmente recuperado- primer coliseo nacional, el público del estreno dedicó cálidos aplausos y lanzó una batería de bravos a toda la compañía, reunida sobre la escena. El director pidió silencio y recordó a Antonio Buero Vallejo.

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