"Entrando en calor". Texto, dirección y espacio escénico: Jesús Campos. Reparto: Pepa Sarsa. F.M. Poika. Mobiliario: Ákaba. Diseño de mobiliario: P. Cortés. T. García Amiano y Javier Mariscal. Vestuario: Adolfo Domínguez. Madrid. Galileo Teatro.
El escenario entra como la quilla de un barco en el patio de butacas del Teatro Galileo, según la disposición escénica que Jesús Campos le ha dado al espacio para representar su obra "Entrando en calor". Un pequeño muro de alimentos y bebidas rodea a los dos protagonistas, que se nos presentan a oscuras, rodeados por un cerco de botellas y envases. Campos escribe una obra de ésas que voluntariamente se adscriben a la vanguardia, tal y como ésta se entendía en España hace cuatro décadas, con una gran libertad de lenguaje que la aleja de la lógica realista y psicológica.
El carácter simbólico de estas representaciones es otra de sus características internas. Todo lo que se pronuncia en escena es susceptible de ser interpretado bajo otros prisma de significado.
Un hombre en silla de ruedas contrata los servicios de una prostituta que acude a su casa. El sexo es uno de los pocos vínculos auténticos que les queda a los humanos en este generoso teatro de vanguardia. Las escenas más procaces de esta representación son las más interesantes, porque suceden ante el público; al contrario del resto, que es relatado por los dos personajes.
Sin acción se resiente el dramatismo, por mucha fantasía que le eche a su relato el paralítico protagonista. Tampoco la poesía forma parte del lenguaje dramático de Campos, siendo ésta una de las grandes bazas del histórico teatro de vanguardia. Esta ausencia se riñe con el carácter simbólico que el autor quiere darle a su obra. Estamos acabados, no hay salida alguna, el fin de los tiempos se acerca, no sólo no podemos evitarlo, sino que lo mejor es que terminemos autoinmolándonos.
F.M. Poika interpreta al Adán de esta comedia con tono brillante y enérgico. Pepa Sarsa da vida a esta Eva doméstica dispuesta a casi todo por la estabilidad de su matrimonio. La resistencia es una forma de lucha contra la muerte.
La noche del último sábado, el teatro Galileo estaba a rebosar de un publico variopinto, atraído por las peculiaridades de este recientemente premiado dramaturgo español.
El escenario entra como la quilla de un barco en el patio de butacas del Teatro Galileo, según la disposición escénica que Jesús Campos le ha dado al espacio para representar su obra "Entrando en calor". Un pequeño muro de alimentos y bebidas rodea a los dos protagonistas, que se nos presentan a oscuras, rodeados por un cerco de botellas y envases. Campos escribe una obra de ésas que voluntariamente se adscriben a la vanguardia, tal y como ésta se entendía en España hace cuatro décadas, con una gran libertad de lenguaje que la aleja de la lógica realista y psicológica.
El carácter simbólico de estas representaciones es otra de sus características internas. Todo lo que se pronuncia en escena es susceptible de ser interpretado bajo otros prisma de significado.
Un hombre en silla de ruedas contrata los servicios de una prostituta que acude a su casa. El sexo es uno de los pocos vínculos auténticos que les queda a los humanos en este generoso teatro de vanguardia. Las escenas más procaces de esta representación son las más interesantes, porque suceden ante el público; al contrario del resto, que es relatado por los dos personajes.
Sin acción se resiente el dramatismo, por mucha fantasía que le eche a su relato el paralítico protagonista. Tampoco la poesía forma parte del lenguaje dramático de Campos, siendo ésta una de las grandes bazas del histórico teatro de vanguardia. Esta ausencia se riñe con el carácter simbólico que el autor quiere darle a su obra. Estamos acabados, no hay salida alguna, el fin de los tiempos se acerca, no sólo no podemos evitarlo, sino que lo mejor es que terminemos autoinmolándonos.
F.M. Poika interpreta al Adán de esta comedia con tono brillante y enérgico. Pepa Sarsa da vida a esta Eva doméstica dispuesta a casi todo por la estabilidad de su matrimonio. La resistencia es una forma de lucha contra la muerte.
La noche del último sábado, el teatro Galileo estaba a rebosar de un publico variopinto, atraído por las peculiaridades de este recientemente premiado dramaturgo español.
No hay comentarios:
Publicar un comentario