"Mesías". De Steven Berkoff. Dirección y Espacio escénico: José Luis Gómez. Reparto: Ernesto Arias. Elisabeth Gelabert. Rosa Manteiga. José Luis Alcobendas. Jesús Barranco. Rafael Rojas. David Luque. Josep Albert. Chema Ruiz. Luis Bermejo. Daniel Moreno. Marcos Marín. Traducción: Antonio Fndez. Lera. Iluminación: Josep Solbes. Vestuario: Elisa Sanz. Voz: Vicente Fuentes. Música: Paco Aguilera. Madrid. Teatro de la Abadía. 10-10-2001.
Steven Berkoff es uno de los dramaturgos británicos de mayor relevancia en el panorama teatral contemporáneo. Hace un año aproximadamente estrenó su último texto "Mesías", dirigido por él mismo. Berkoff responde a ese prototipo de hombre de teatro completo, que afronta igualmente las tareas de interpretación autoría y dirección, con brillantes resultados. El público español lo conoce básicamente como autor, y es de los grandes, porque ante todo Berkoff es un poeta dramático. Esto quiere decir que reinterpreta el teatro para entender su tiempo, que conjura los miedos y las dudas de una sociedad valiéndose de los mitos tradicionales.
Si la historia de Edipo es el núcleo motriz de su obra más conocida "Como los griegos", en "Mesías" le ha llegado el turno a Cristo. El asunto cambia considerablemente de esfera, cuando se trata de radiografiar a la cabeza de la religión cristiana; se pasa del ámbito de la literatura dramática al de los dioses vigentes. Es un tema complejo, más aún en estos momentos, en que las guerras religiosas nos demuestran que los afanes de la globalización no pueden con la fe y la vida espiritual de los diferentes pueblos.
Berkoff se acerca a la figura de Cristo desde una perspectiva humana y por tanto profundamente escéptica. El debate que plantea la obra se centra en una pregunta medular: "¿Es cierto que Jesús resucitó, o fue todo un simulacro? La visión del autor sobre el Mesías es la de un Jesús estratega, revolucionario, que no sólo habla de paz y amor como se nos dijo en las escuelas, sino que se nos presenta como una especie de general que reclama la violencia para cambiar la falsedad de la sociedad, y transformarla por una moral nueva y más justa. Pero, al mimo tiempo es el que presiona a Judas para que le delate en jueves, de tal forma que su crucifixión se produzca en viernes, y le devuelvan el cuerpo a sus discípulos en sábado, antes de que haya muerto. La polémica cristiana está servida por el autor.
José Luis Gómez desgrana con cautela y con respeto todos los planteamientos que hace Berkoff, a los que añade sus propias visiones del personaje. Ha concebido un mecanismo escénico sugerente, un medio casquete esférico que tiene enormes posibilidades plásticas para la composición escénica. Nueve recipientes de cristal penden sobre el escenario como lámparas sagradas que suben y bajan. El director cuida el trabajo coral de sus intérpretes, y el ambiente sonoro de la representación con la ayuda de Vicente Fuentes y Paco Aguilera. También al espacio escénico se ha incorporado una instalación de Jaume Plensa, con platillos suspendidos desde el techo, sobre la que arrecian gotas de agua. Entre el elenco de jóvenes actores destaca José Luis Alcobendas que da vida a Judas con una gran personalidad escénica. El montaje tiene un gran empaque visual y un fuerte aliento poético, aunque en algunos momentos pueda resultar excesivamente discursiva. Tras la representación, todo el equipo recibió las repetidas ovaciones del público.
Steven Berkoff es uno de los dramaturgos británicos de mayor relevancia en el panorama teatral contemporáneo. Hace un año aproximadamente estrenó su último texto "Mesías", dirigido por él mismo. Berkoff responde a ese prototipo de hombre de teatro completo, que afronta igualmente las tareas de interpretación autoría y dirección, con brillantes resultados. El público español lo conoce básicamente como autor, y es de los grandes, porque ante todo Berkoff es un poeta dramático. Esto quiere decir que reinterpreta el teatro para entender su tiempo, que conjura los miedos y las dudas de una sociedad valiéndose de los mitos tradicionales.
Si la historia de Edipo es el núcleo motriz de su obra más conocida "Como los griegos", en "Mesías" le ha llegado el turno a Cristo. El asunto cambia considerablemente de esfera, cuando se trata de radiografiar a la cabeza de la religión cristiana; se pasa del ámbito de la literatura dramática al de los dioses vigentes. Es un tema complejo, más aún en estos momentos, en que las guerras religiosas nos demuestran que los afanes de la globalización no pueden con la fe y la vida espiritual de los diferentes pueblos.
Berkoff se acerca a la figura de Cristo desde una perspectiva humana y por tanto profundamente escéptica. El debate que plantea la obra se centra en una pregunta medular: "¿Es cierto que Jesús resucitó, o fue todo un simulacro? La visión del autor sobre el Mesías es la de un Jesús estratega, revolucionario, que no sólo habla de paz y amor como se nos dijo en las escuelas, sino que se nos presenta como una especie de general que reclama la violencia para cambiar la falsedad de la sociedad, y transformarla por una moral nueva y más justa. Pero, al mimo tiempo es el que presiona a Judas para que le delate en jueves, de tal forma que su crucifixión se produzca en viernes, y le devuelvan el cuerpo a sus discípulos en sábado, antes de que haya muerto. La polémica cristiana está servida por el autor.
José Luis Gómez desgrana con cautela y con respeto todos los planteamientos que hace Berkoff, a los que añade sus propias visiones del personaje. Ha concebido un mecanismo escénico sugerente, un medio casquete esférico que tiene enormes posibilidades plásticas para la composición escénica. Nueve recipientes de cristal penden sobre el escenario como lámparas sagradas que suben y bajan. El director cuida el trabajo coral de sus intérpretes, y el ambiente sonoro de la representación con la ayuda de Vicente Fuentes y Paco Aguilera. También al espacio escénico se ha incorporado una instalación de Jaume Plensa, con platillos suspendidos desde el techo, sobre la que arrecian gotas de agua. Entre el elenco de jóvenes actores destaca José Luis Alcobendas que da vida a Judas con una gran personalidad escénica. El montaje tiene un gran empaque visual y un fuerte aliento poético, aunque en algunos momentos pueda resultar excesivamente discursiva. Tras la representación, todo el equipo recibió las repetidas ovaciones del público.
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