viernes, 2 de julio de 2010

SILENCIOS Y SOMNOLENCIAS


"El asunto". De Lluïsa Cunillé. Cía. Hongaresa de Teatre. Dirección: Alberto Bokos. Reparto: Toni Sancho. Paco Zarzoso. Lola López. Madrid. Sala Cuarta Pared.

La estilización es una de las grandes características del género teatral junto con la convención. El espectador, en principio, está dispuesto a aceptar cuantas reglas se planteen desde la escena. Trabajar con los límites de la estilización conduce al minimalismo, con lo menos sugerir lo máximo; o a la experimentación con los elementos indispensables para que se alumbre la teatralidad. Beckett trabajó en esta delicadísima frontera del teatro y la nada, para conquistar nuevas parcelas de expresividad, y verter en sus obras toda una ideología del desposeimiento esencial.
Es muy arriesgado trabajar en esas barreras, puede que de tanto buscar la nada, se termine aburriendo al público y no haya nada que transmitir.
Hace un año, esta misma compañía Hongaresa de Teatre se presentó en la misma sala, con otra propuesta dramática de Lluïsa Cunillé, que revoloteaba con sutileza por esos derroteros de los límites de la expresión verbal y de la liviandad de las palabras.
La nueva obra que representan "El asunto", lamentablemente, queda atrapada en los calabozos del otro lado de la frontera, sin que realmente nos interese demasiado su suerte. La autora, al intentar construir una obra en diferentes escenas, con los mismos personajes, se pierde en la sinsustancia dramática, que intentando explorar los límites del silencio, sólo apela a la somnolencia del público, ante una nada artística que no alimenta ninguna espectativa escénica ni dramática.
Una escenografía realista, inadecuada para el etereo montaje; junto con una dirección escénica de A. Bocos que busca en la energía y el vigor de los intérpretes una tabla de salvación al despropósito del texto, no hace más que empeorar las cosas, en lo que debería ser la búsqueda de un estilo de matices, omisiones y silencios.

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