“Se busca impotente para convivir”. Según la novela de Gaby Hauptmann, adaptada por Miguel del Arco. Dirección: Esteve Ferrer. Reparto: Carmen Conesa. Ana Frau. Jesús Cabrero. Miguel Foronda. Ana Trinidad. Luis Rallo. Esther Uría. Pedro Forero. Escenografía y vestuario: Ana Garay. Madrid. Teatro Amaya.
El antagonismo de los sexos masculino y femenino sigue dando guerra en la escena teatral. Está demostrado que despierta el interés del público, y por tanto los productores siguen explotando la racha. La obra que protagoniza Carmen Conesa en el nuevo Teatro Amaya tiene el mérito de seguir divirtiendo al público con un tema escénico tan recurrente. Muy en la línea de “Te quiero, eres perfecto, ya te cambiaré” pero esta vez sin canciones, los responsables de la versión han potenciado la ligereza de una original propuesta: una mujer ejecutiva, cansada del acoso masculino, busca hombre impotente para convivencia de pareja tranquila.
El director Esteve Ferrer ha impreso un ritmo trepidante a la puesta en escena con acertados e ingeniosos hallazgos cómicos. La banda sonora con grandilocuentes fragmentos de óperas, también está muy bien seleccionada y ayuda al desarrollo festivo y paródico de la pieza.
El dinámico espacio escénico de Ana Garay -todo en blanco- ayuda al feliz desarrollo de la puesta en escena, permitiendo apariciones y salidas de objetos y actores con gran eficacia y limpieza. Igualmente, los figurines del vestuario son muy divertidos, especialmente el de la curandera india y su pareja de criados.
Carmen Conesa vuelve a demostrar eficaces dotes interpretativas para la comedia, y logra que el público se crea y participe de todo lo que le sucede a su personaje. La galería de personajes episódicos en torno a la buscadora de impotentes está muy bien servida por el elenco masculino y las dos actrices. Destaca la gracia y la chispa de ingenio de Ana Trinidad en los personajes cómicos. Esther Uría está bella y resuelta en el rol de la desinhibida amiga moderna, y Ana Frau en el de la madura doctora vecina del personaje central.
Por su parte, Jesús Cabrero, Miguel Foronda, Luis Rallo y Pedro Forero dan vida y prestancia a toda la caterva de impotentes que rodea a tan extravagante dama.
El público que llenaba la sala, siguió entretenido y satisfecho la representación, acompañándola con sus amables carcajadas. Al final, todo el respetable aplaudió repetidamente a los artistas que habían conseguido alegrarles la agotadora jornada laboral y doméstica.
El antagonismo de los sexos masculino y femenino sigue dando guerra en la escena teatral. Está demostrado que despierta el interés del público, y por tanto los productores siguen explotando la racha. La obra que protagoniza Carmen Conesa en el nuevo Teatro Amaya tiene el mérito de seguir divirtiendo al público con un tema escénico tan recurrente. Muy en la línea de “Te quiero, eres perfecto, ya te cambiaré” pero esta vez sin canciones, los responsables de la versión han potenciado la ligereza de una original propuesta: una mujer ejecutiva, cansada del acoso masculino, busca hombre impotente para convivencia de pareja tranquila.
El director Esteve Ferrer ha impreso un ritmo trepidante a la puesta en escena con acertados e ingeniosos hallazgos cómicos. La banda sonora con grandilocuentes fragmentos de óperas, también está muy bien seleccionada y ayuda al desarrollo festivo y paródico de la pieza.
El dinámico espacio escénico de Ana Garay -todo en blanco- ayuda al feliz desarrollo de la puesta en escena, permitiendo apariciones y salidas de objetos y actores con gran eficacia y limpieza. Igualmente, los figurines del vestuario son muy divertidos, especialmente el de la curandera india y su pareja de criados.
Carmen Conesa vuelve a demostrar eficaces dotes interpretativas para la comedia, y logra que el público se crea y participe de todo lo que le sucede a su personaje. La galería de personajes episódicos en torno a la buscadora de impotentes está muy bien servida por el elenco masculino y las dos actrices. Destaca la gracia y la chispa de ingenio de Ana Trinidad en los personajes cómicos. Esther Uría está bella y resuelta en el rol de la desinhibida amiga moderna, y Ana Frau en el de la madura doctora vecina del personaje central.
Por su parte, Jesús Cabrero, Miguel Foronda, Luis Rallo y Pedro Forero dan vida y prestancia a toda la caterva de impotentes que rodea a tan extravagante dama.
El público que llenaba la sala, siguió entretenido y satisfecho la representación, acompañándola con sus amables carcajadas. Al final, todo el respetable aplaudió repetidamente a los artistas que habían conseguido alegrarles la agotadora jornada laboral y doméstica.
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