sábado, 26 de junio de 2010

FELIZ VODEBIL FILOSÓFICO


"El libertino”. De Eric-Emmanuel Schmitt. Dirección: Joaquín Hinojosa. Reparto: Andrés Lima. Yolanda Ulloa. Ramón Blanco. Nathalie Poza. Nuria Benet. Rebeca Valls. Traducción: Fernando Gómez Grande /J. H. Escenografía y vestuario: Dietlind Konold. Música: Joan Cerveró. Madrid. Teatro de La Abadía. 3-4-2003.

Tiene mucho mérito el dramaturgo francés Eric-Emmanuel Schmitt de haber construido una sabrosa “Comedia Ilustrada”, con un personaje histórico tan enciclopédico como Denis Diderot (1713-1784), uno de los parteros más fehaciente de la Ilustración francesa. Diderot fue un gran dinamizador de la escena de su tiempo, con la que colaboró con una serie de comedias burguesas, que él prefería denominar como “Género Serio”, ni trágico ni cómico
“El libertino” de E. E. Schmitt demuestra un instinto y un olfato dramático altamente sugestivos. No recupera la vertiente filosófica y de atareado hombre de letras de Diderot, sino que nos retrata al hombre, en contradicción con el pensador. Sus correrías con damas de la aristocracia, son retratadas por el autor con gracia vodevilesca, sin perder la seriedad de la reflexión ilustrada. Schmitt tiene arte para fusionar ambas vertientes con gran eficacia dramática. En lugar de conformarse con las intrigas rocambolescas de los amantes, plantea un juego que encierra un dilema sobre la definición de la moral como un bien beneficioso para el individuo y la sociedad; aunque a la vez acepta, que traicionar a la moral produce una suerte de felicidad particular.
Joaquín Hinojosa ha dirigido una luminosa y vitalista puesta en escena de “El libertino”, volcando en los intérpretes sus mayores mimos creativos. Dentro de un sugerente espacio escénico de Dietlind Konold, (que reúne en una sola estancia, el lugar del pensamiento, y el del gozo sexual,) Andrés Lima realiza una brillante y acertada interpretación de este Denis Diderot completamente humano, libidinoso, y trascendente cuando la ocasión lo requiere.
Yolanda Ulloa tiene una de las más bellas presencias de nuestra escena, y una prodigiosa voz. Compone una sensual y turbadora Mme. de Therbouche, que deviene todo un personaje feminista y abusadora del sexo masculino. Nathalie Poza, Nuria Benet, Rebeca Valls y Ramón Blanco realizan buenas interpretaciones, que se suman al fresco y sabroso conjunto escénico, logrado por Hinojosa.
Quizás el texto -y por tanto el espectáculo- se alarga más de lo necesario, una vez que está desvelada la salomónica solución moral, que dicta su protagonista. La comedia necesitaría un final más a lo Lope de Vega, donde en la última escena se resuelven de golpe todos los conflictos, y cada oveja termina con su pareja, sin necesidad de dar tantas explicaciones y tantas vueltas. El autor y toda la compañía recibió una larga y sincera ovación de un público agradecido y entretenido con sus sabios comediantes.

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