sábado, 19 de junio de 2010

GALAXIAS DE CASTILLA


“El caballero de Olmedo”. De Lope de Vega. Versión: Daniel Pérez. Dirección: José Pascual. Reparto: Israel Elejalde. Beatriz Argüello. Chema Muñoz. Ester Bellver. Carlos Domingo. Chema Ruiz. Margarita Ventura… Escenografía: Ana Garay. Vestuario: Rosa Gª Andujar. Música: Luis Delgado. Madrid. Teatro Pavón.

La princesa Leia-Inés vive en Medina; el amor que la corteja, Don Alonso Skywalker, es de Olmedo. El malvado Don Rodrigo Dar Waiden, enamorado de la princesa vallisoletana, hará todo lo posible para intentar impedir este fresco amor, convenciendo a su padre Don Pedro Obi Wan Kenobi para que se la entregue en matrimonio. R2-D2, en esta función se llama Tello. Así podría contarse el esquema argumental de la representación de “El caballero de Olmedo” de Lope de Vega, que ha dirigido José Pascual para la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
El director convierte el teatro Pavón en una especie de galaxia castellana, habitada por personajes de leyenda en palacios siderales, que desgranan en clave cinematográfica, la trágica historia de este malhadado Caballero de Olmedo.
Por muy insensato que pueda parecer en principio esta propuesta, hay que reconocerle coherencia y rigor a tan osada puesta en escena. Lope escribió esta hermosísima parábola de la fortuna y la envidia humana, a partir de un romance popular que circulaba de boca en boca desde la Edad Media. Al cruento y luctuoso suceso histórico, Lope le dio altura dramática con sus hermosos versos. La obra comienza con “Amor, no te llame amor el que no te corresponde…” una cumbre lírica de nuestra poesía dramática.
El público eminentemente juvenil que abarrotaba la sala del Clásico pareció pasárselo muy bien con la representación, porque a pesar de la distancia que genera el verso, en esta versión prima la acción sobre la palabra, y sobre los mismos personajes. En cierto modo, Pascual ha devuelto a la historia toda su carga épica original, anterior a la gestación misma del romance, saltando por encima del toro dramático de Lope, utilizando la pértiga de sus propios versos.
Que el juvenil reparto de la CNTC no se ajuste a los arquetipos previsibles de los personajes, también beneficia a esta lectura de ciencia-ficción legendaria con que quiere investirse el montaje. Las buenas dotes interpretativas de Israel Elejalde en el Caballero y de Beatriz Argüello en Doña Inés, aportan frescura y credibilidad a los personajes, sin que nos detengamos en ellos. Chema Muñoz interpreta al criado Tello con más entereza que humor; y finalmente fue muy aplaudido por el público.
La hermosa música atmosférica de Luis Delgado, junto con el geométrico decorado de paneles de Ana Garay, y los figurines barroco-futuristas de Rosa Gª Andujar, se suman a la perfección a esta lectura tan posible como galáctica de una de las obras más poderosas y sugestivas de nuestra dramaturgia nacional. Se trata de un experimento escénico, al que los ortodoxos tendrían que acercarse sin ningún prejuicio.

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