lunes, 21 de junio de 2010

PARÁBOLA DE LA INFIDELIDAD



“Celos del aire”. De José López Rubio. Dirección: Mara Recatero. Reparto: Juan Ribó. Andoni Ferreño. Paula Sebastián. Abigail Tomey. Ana Mª Vidal. Jesús Guzmán. Mario Martín. Escenografía: Alfonso Barajas. Música: Volker Kirberg. Madrid. Teatro Español. 27-11-03

El dramaturgo granadino José López Rubio nació en Motril hace cien años, en el seno de una familia acomodada que se dedicaba al negocio azucarero. Pasó su juventud en Madrid, asistiendo con fascinación a las tertulias del Pombo de Ramón Gómez de la Serna. Trató con los autores de la Generación del 27, y encontró en Eduardo Ugarte un fiel amigo y colaborador dramático. Ambos marcharon a Hollywood en 1930 reclamados por Edgar Neville, para escribir las versiones españolas de las numerosas películas que se rodaban en La Meca del Cine.
Allí trató con genios del humor como Chaplin, Laurel o Hardy, entre otros. Regresó a España en 1940.
López Rubio formaba con Mihura, Tono y Jardiel, parte de esa generación cosmopolita del teatro español de postguerra, que encontraba en el humor una tabla de salvación a la oscuridad reinante. “Celos del aire” se estrenó en 1950 y fue todo un éxito. Las historias de tres matrimonios reunidos en un aislado caserón del norte, se cruzan y contrastan pasadas por el fino tamiz del dramaturgo. Tiene López Rubio un sesgo elegante como escritor, que armoniza todos los recursos dramáticos de que se vale para desarrollar su obra.
Si los celos pueden conducir a la violencia de los amantes engañados, el autor se encarga de introducir en la trama la figura de un comediógrafo, que para divertirse en el aislamiento campestre, organiza el juego fingido de que su esposa y el marido de la protagonista mantengan un romance. Sólo el público sabe que esta infidelidad es real. De esta forma, se suaviza y se convierte en parábola lo que podría ser un tormentoso drama de efectos catastróficos.
Como continuación del juego teatral planteado, introduce en la acción al mismo público, a través de una pareja de ancianos que habitan en la misma casa, pero que los cuatro jóvenes no pueden ver. Y rizando el rizo de su juego escénico, los ancianos se identifican tanto con la acción, hasta aflorar la misma infidelidad del esposo que sufrieron ambos.
Ana María Vidal y Jesús Guzmán interpretan con ternura y comicidad a los venerables viejos invisibles. Abigail Tomé realiza una hermosa interpretación de la esposa engañada, llena de matices y de verdad teatral. Andoni Ferreño da vida al esposo infiel con soltura y buena presencia escénica. Paula Sebastián es la mujer cínica y de gran entereza que le está levantando el amante a su mejor amiga, pero que se presta al juego que plantea su ingenioso esposo, interpretado con gracia y comicidad por Juan Ribó, que fue largamente aplaudido por el respetable.
El perdón incondicional de las esposas es quizás el elemento que reste más actualidad a la ingeniosa y poética pieza dramática de López Rubio. Pérez Puig dirigió al público, antes de la representación, unas calurosas y sentidas palabras de despedida como Director del Teatro Español, no exentas de humor y de cierta malicia. Al final de la función, el respetable dedicó largos y calurosos aplausos del público a todos los integrantes de la compañía.


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