domingo, 20 de junio de 2010

TE AMO, PORQUE TE MATÉ


“Dionisio Guerra”. De Julio Salvatierra. Dirección: Álvaro Lavín. Reparto: Chema Adeva. Susana Hernáiz. Música y sonido: Óscar Sánchez Zafra. Escenografía y vestuario: Lucía Ramón-Laca. Madrid. Sala Cuarta Pared.

El teatro y la guerra parece que van unidos como las dos caras de una moneda en este personaje imaginario de Dionisio Guerra que da título al nuevo espectáculo de Teatro Meridional. La cuidada trayectoria de esta compañía madrileña con vocación mediterránea, desemboca con naturalidad en esta especie de oratorio poético antibelicista, en el que el humor se entrecruza con la tragedia de los protagonistas.
Esquilo inflamó el alma de los atenienses invitando a la ciudad a la guerra contra los persas; Aristófanes se opuso desde la escena a las contiendas contra los espartanos en la guerra del Peloponeso. Dionisio siempre ha estado metiendo el dedo en el ojo de todas las guerras, intentando huir de ellas para lanzarse a la orgía en lugar de a las armas.
Este “Dionisio Guerra” está más cerca de Aristófanes y del dios del vino y la melopea, que de cualquier exaltación bélica. Julio Salvatierra ha urdido un argumento sustancioso para situar a dos fantasmas en las trincheras de una guerra en los territorios del norte de Europa. Ambos están muertos -hombre y mujer- y conviven en el fragor cotidiano de las trincheras. Esta situación de un combatiente que no puede dejar de acudir a las llamadas de asalto por oficio, y el de la fémina que intenta convencerlo de que sus esfuerzos no sirven para nada, porque ya está muerto, dan lugar a una atmósfera de comedia bien dosificada por el director Álvaro Lavín. Algunos pasajes parecen escenificaciones de “Las guerras de Gila”, y el humor y el amor de los personajes permiten hacer fluir la representación con ironía y una dulce sátira que entronca con el teatro del absurdo.
Cuando en la parte final del espectáculo se precipitan los personajes en la guerra de Vietnam, y en la actual contienda de Irak, parecen forzarse los argumentos y las situaciones para evidenciar la condena belicista que realiza obviamente la compañía.
Chema Adeva y Susana Hernáiz interpretan brillantemente a sus fantasmas respectivos con una precisa técnica interpretativa, que otorga al espectáculo una innegable calidad artística.
El público rió y aplaudió a los protagonistas haciéndolos salir a escena repetidamente con una incesante lluvia de aplausos.

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