"Eva Perón". De Copi. Versión y dirección: Eduardo Recabarren. Escenografía: Marcelo Orueta. Reparto: José Martret. Pilar Rodríguez. Amanda Marugán. Marcelo Orueta. Rishi R. Daste
Madrid. Ensayo 100 Teatro. Agosto. 2000
El heterodoxo creador argentino Copi, regresa a los escenarios madrileños en pocos meses. Es una suerte para un autor difunto seguir despertando el interés de los supervivientes. Copi es un creador personal, con un mundo irreverente, lascivo y mitómano. Hay mucho en su mundo, de Nazario, de Ocaña, de Almodóvar en su época junto a Fabio Mcnamara, y de muchos otros que ejercieron de oficiantes de una fiesta nocturna, sin límites en el vicio y en el gozo. Lo que se entendía como una cultura "underground", generada en las ciudades, a golpes de transgresión, y fantasía . Las imágenes tienen un poder esencial en esta cultura hermanada con el cine y con el comic. Pero, Copi, se tomó además, la molestia de escribirlo. Su escritura es iconoclasta y visual. Tiene un gran olfato de la situación; y le gusta enfrentar a grandes caracteres femeninos, en escenas delirantes de gran teatralidad. También las canciones que incorpora en sus obras, le emparentan con el cabaret y el género ínfimo y popular.
Eva Perón es el gran mito femenino de la Argentina del S. XX. Copi cayó en la tentación de echar sus garras de astracán y diamantes, sobre este gran personaje popular que ha alimentado todos los géneros espectaculares, con la historia de su folletinesca vida: de chica del arroyo a primera dama.
Copi sitúa la acción de su obra, unas horas antes de la muerte de Evita, todo un hallazgo repleto de posibilidades dramáticas. Crea un personaje antagonista, la madre de Eva, (que podría ser muy eficaz si estuviera bien interpretado); y sitúa a Perón al fondo, como un niño bobo y mudo que juega a las bolas. Esta historia de ambición y dolor, queda en manos de las mujeres. El actor José Martret interpreta a Evita, con una eficaz composición física de cisne grotesco; pero le faltan registros para afrontar la complejidad dramática del personaje. Marcelo Orueta y Amanda Marugán realizan las interpretaciónes más ricas y eficaces de la obra.
A la puesta en escena le sobra seriedad. Intenta convertir en teatro psicológico, un texto que es chispa de cabaret y argumento de melodrama. Quizás esta misma ambigüedad estilísitica proceda del texto de Copi; sus obras, según avanzan, se hacen cada vez menos interesantes.
En cualquier caso, este nuevo acercamiento escénico a la inagotable figura de Eva Perón, es un espectáculo vistoso y entretenido, como para poder refugiarse en él, y aliviarse de una calurosa tarde de agosto. (Llévense abanico).
Madrid. Ensayo 100 Teatro. Agosto. 2000
El heterodoxo creador argentino Copi, regresa a los escenarios madrileños en pocos meses. Es una suerte para un autor difunto seguir despertando el interés de los supervivientes. Copi es un creador personal, con un mundo irreverente, lascivo y mitómano. Hay mucho en su mundo, de Nazario, de Ocaña, de Almodóvar en su época junto a Fabio Mcnamara, y de muchos otros que ejercieron de oficiantes de una fiesta nocturna, sin límites en el vicio y en el gozo. Lo que se entendía como una cultura "underground", generada en las ciudades, a golpes de transgresión, y fantasía . Las imágenes tienen un poder esencial en esta cultura hermanada con el cine y con el comic. Pero, Copi, se tomó además, la molestia de escribirlo. Su escritura es iconoclasta y visual. Tiene un gran olfato de la situación; y le gusta enfrentar a grandes caracteres femeninos, en escenas delirantes de gran teatralidad. También las canciones que incorpora en sus obras, le emparentan con el cabaret y el género ínfimo y popular.
Eva Perón es el gran mito femenino de la Argentina del S. XX. Copi cayó en la tentación de echar sus garras de astracán y diamantes, sobre este gran personaje popular que ha alimentado todos los géneros espectaculares, con la historia de su folletinesca vida: de chica del arroyo a primera dama.
Copi sitúa la acción de su obra, unas horas antes de la muerte de Evita, todo un hallazgo repleto de posibilidades dramáticas. Crea un personaje antagonista, la madre de Eva, (que podría ser muy eficaz si estuviera bien interpretado); y sitúa a Perón al fondo, como un niño bobo y mudo que juega a las bolas. Esta historia de ambición y dolor, queda en manos de las mujeres. El actor José Martret interpreta a Evita, con una eficaz composición física de cisne grotesco; pero le faltan registros para afrontar la complejidad dramática del personaje. Marcelo Orueta y Amanda Marugán realizan las interpretaciónes más ricas y eficaces de la obra.
A la puesta en escena le sobra seriedad. Intenta convertir en teatro psicológico, un texto que es chispa de cabaret y argumento de melodrama. Quizás esta misma ambigüedad estilísitica proceda del texto de Copi; sus obras, según avanzan, se hacen cada vez menos interesantes.
En cualquier caso, este nuevo acercamiento escénico a la inagotable figura de Eva Perón, es un espectáculo vistoso y entretenido, como para poder refugiarse en él, y aliviarse de una calurosa tarde de agosto. (Llévense abanico).
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