"Divorciadas, evangélicas y vegetarianas". De Gustavo Ott. Dirección: Profetas del Mueble Bar (Carmelo Alcántara. Fernando Navas. Juan Ramón Pérez). Reparto: Paloma Tabasco. Carmen Sánchez. Naya González. Vestuario: León Revuelta. Escenografía: Juan Vega. Música: Jose Antonio Ramos. Madrid. Teatro Alfil. 17-8-2000
Una mujer de aspecto burgués y tradicional se asoma al borde del andén de una parada de Metro. Otra mujer extravagante, vestida con colores y ademanes fieros, llega al mismo lugar. Ambas hembras -de extracción social diferente- hacen causa común en el dolor que les han causado sus relaciones con los hombres. La burguesa es divorciada y madre; la progresista es vegetariana y adicta a terapias alternativas. Cuando se trasladan a un cine de barrio, aparece la tercera protagonista, una acomodadora, viuda, y evangélica, amiga de la vegetariana. En el último acto, las tres se trasladan al campo, para asumir una terapia definitiva en los brazos alados de la madre Naturaleza.
Esta obra de Gustavo Ott, (de larguísimo y cacofónico título) repasa numerosos temas conflictivos de las mujeres maduras en la sociedad actual. El autor diferencia bien a sus tres personajes, y explora con gracia e ingenio los conflictos que surgen de este cóctel explosivo de mujeres. Si por una parte, los temas de la obra ya nos parecen haber sido tratados en numerosas obras precedentes, la continuidad de los personajes, y la mano de un único autor, (frente a los trillados montajes de obritas cortas reunidas de diferentes manos), permite a esta obra, un mayor desarrollo de los personajes, y una mayor riqueza unitaria de conjunto. Es una comedia psicotrópica, tierna y disparatada, que consigue arrancar las risas de un público entregado (numerosos amigos el día del estreno, y el teatro lleno hasta los topes). Ott se vale de "latiguillos" extraídos de canciones y refranes populares, hábilmente incrustados en su propio texto, que tienen una eficacia directa en la carcajada del público.
Los directores del montaje han querido subrayar todos los elementos escénicos hasta el paroxismo: en el colorista vestuario de León Revuelta, en la música, y hasta en las interpretaciones de las tres actrices. Esto da al espectáculo un carácter de TBO, o de cómic, que quizás atente contra la tierna y desencantada verdad de sus protagonistas. Se ha favorecido el trazo grueso, en lugar de la emoción fina e inteligente. Hay que destacar la interpretación de Naya González, con una efectiva vis cómica, construida en la voz, la gesticulación y el uso del cuerpo. Carmen Sánchez, y Paloma Tabasco, fueron también muy celebradas por los aplausos del público, el día del estreno.
Una mujer de aspecto burgués y tradicional se asoma al borde del andén de una parada de Metro. Otra mujer extravagante, vestida con colores y ademanes fieros, llega al mismo lugar. Ambas hembras -de extracción social diferente- hacen causa común en el dolor que les han causado sus relaciones con los hombres. La burguesa es divorciada y madre; la progresista es vegetariana y adicta a terapias alternativas. Cuando se trasladan a un cine de barrio, aparece la tercera protagonista, una acomodadora, viuda, y evangélica, amiga de la vegetariana. En el último acto, las tres se trasladan al campo, para asumir una terapia definitiva en los brazos alados de la madre Naturaleza.
Esta obra de Gustavo Ott, (de larguísimo y cacofónico título) repasa numerosos temas conflictivos de las mujeres maduras en la sociedad actual. El autor diferencia bien a sus tres personajes, y explora con gracia e ingenio los conflictos que surgen de este cóctel explosivo de mujeres. Si por una parte, los temas de la obra ya nos parecen haber sido tratados en numerosas obras precedentes, la continuidad de los personajes, y la mano de un único autor, (frente a los trillados montajes de obritas cortas reunidas de diferentes manos), permite a esta obra, un mayor desarrollo de los personajes, y una mayor riqueza unitaria de conjunto. Es una comedia psicotrópica, tierna y disparatada, que consigue arrancar las risas de un público entregado (numerosos amigos el día del estreno, y el teatro lleno hasta los topes). Ott se vale de "latiguillos" extraídos de canciones y refranes populares, hábilmente incrustados en su propio texto, que tienen una eficacia directa en la carcajada del público.
Los directores del montaje han querido subrayar todos los elementos escénicos hasta el paroxismo: en el colorista vestuario de León Revuelta, en la música, y hasta en las interpretaciones de las tres actrices. Esto da al espectáculo un carácter de TBO, o de cómic, que quizás atente contra la tierna y desencantada verdad de sus protagonistas. Se ha favorecido el trazo grueso, en lugar de la emoción fina e inteligente. Hay que destacar la interpretación de Naya González, con una efectiva vis cómica, construida en la voz, la gesticulación y el uso del cuerpo. Carmen Sánchez, y Paloma Tabasco, fueron también muy celebradas por los aplausos del público, el día del estreno.
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