"Ausencias". De Tony Marquet. Dirección: Rosa Morales. Reparto: Susi Sánchez. Alfredo Villa. Fernando Ramallo. Joshean Mauleón. Javier Godino. Mercedes Castro. Luciana Bianco. Pau cólera. Kepa Malo. E. Zapatero. Escenografía y vestuario: Pascual Peris. Madrid. Sala Ensayo 100. 16-12-2001.
El público teatral siempre espera oír hablar de sí mismo, de su época, de los problemas que le rodean. Confirmar la exorcización de un conflicto que parecía individual y vergonzante, y que por las artes del escenario se comprueba que es colectivo. La terapia de la liberación colectiva es una de las mayores potencias del teatro, porque a diferencia de un partido de fútbol, o de un concierto de rock, el escenario comunica tanto con los sentidos como con la razón. Cuando una representación teatral funciona en toda su plenitud, la satisfacción del público es como más ancha y -a la vez- más profunda que en ningún otro género espectacular.
Desde que la enfermedad del SIDA se convirtió en una de las plagas más imprevistas y letales de la humanidad del fin de siglo y milenio, el teatro ha intentado en más de una ocasión llevarla a las tablas para hacer su propia terapia cívica y artística contra el mal que se adquiere -sobre todo- haciendo el amor. Hasta ahora el punto más álgido de este encuentro ha sido la trilogía "Ángeles en América"del autor estadounidense Tony Kushner, que fue todo un éxito y un gran consuelo para muchos, en los escenarios de Nueva York y Londres, en la década de los noventa. La danza (una de las profesiones más mermadas por el SIDA) también ha realizado sus incursiones comprometidas con el tema.
Con "Ausencias", el autor Toni Marquet y la directora Rosa Morales aportan su granito a esta contribución del teatro con su tiempo. Hay que felicitarse de que el público se funda en un bloque de silencio activo frente a esta representación, a la par que se relaje con unas buenas risas liberadoras. Tony Marquet ha escrito una obra ligera, fresca, grave -a veces-, pero sobre todo de un saludable humor al tartarse de un tema tan patético y torturador. "Ausencias" es una obra coral, donde desfilan una galería de personajes muy representativos de nuestro día a día, y que no suelen tener voz sobre la escena, con esa creíble vitalidad. No sólo la pareja de protagonistas -actores de profesión- sino la psicóloga del centro de salud; el joven perdido y desorientado en una familia mermada por la muerte; un padre homosexual que esconde a su hijo su condición; un par de descocadas "amigas de la noche"; la ejecutiva que fue "progre" y anda ahora enganchada a la cocaína y al desamor... El autor teje con ellos una entretenida malla donde a veces explotan las risas o las lagrimas, la violencia, la belleza, o el boceto del discurso del amor.
El trabajo de dirección apoya determinatemente el texto, con una rica gama de recursos escénicos que hacen avanzar la representación con un dinámico ritmo juvenil. También alcanza misteriosos momentos de alta belleza escénica, como la representación del sueño del enfermo, en el centro de una ola verde.
El conjunto de actrices y actores suman su talento y su verdad a este proyecto armonioso y coherente de "Ausencias", y que el público premia con unos intensos aplausos igual de verdaderos. Satisface en muchos sentidos la contemplación de este joven y prometedor espectáculo; devuelve al público una satisfactoria orientación.
El público teatral siempre espera oír hablar de sí mismo, de su época, de los problemas que le rodean. Confirmar la exorcización de un conflicto que parecía individual y vergonzante, y que por las artes del escenario se comprueba que es colectivo. La terapia de la liberación colectiva es una de las mayores potencias del teatro, porque a diferencia de un partido de fútbol, o de un concierto de rock, el escenario comunica tanto con los sentidos como con la razón. Cuando una representación teatral funciona en toda su plenitud, la satisfacción del público es como más ancha y -a la vez- más profunda que en ningún otro género espectacular.
Desde que la enfermedad del SIDA se convirtió en una de las plagas más imprevistas y letales de la humanidad del fin de siglo y milenio, el teatro ha intentado en más de una ocasión llevarla a las tablas para hacer su propia terapia cívica y artística contra el mal que se adquiere -sobre todo- haciendo el amor. Hasta ahora el punto más álgido de este encuentro ha sido la trilogía "Ángeles en América"del autor estadounidense Tony Kushner, que fue todo un éxito y un gran consuelo para muchos, en los escenarios de Nueva York y Londres, en la década de los noventa. La danza (una de las profesiones más mermadas por el SIDA) también ha realizado sus incursiones comprometidas con el tema.
Con "Ausencias", el autor Toni Marquet y la directora Rosa Morales aportan su granito a esta contribución del teatro con su tiempo. Hay que felicitarse de que el público se funda en un bloque de silencio activo frente a esta representación, a la par que se relaje con unas buenas risas liberadoras. Tony Marquet ha escrito una obra ligera, fresca, grave -a veces-, pero sobre todo de un saludable humor al tartarse de un tema tan patético y torturador. "Ausencias" es una obra coral, donde desfilan una galería de personajes muy representativos de nuestro día a día, y que no suelen tener voz sobre la escena, con esa creíble vitalidad. No sólo la pareja de protagonistas -actores de profesión- sino la psicóloga del centro de salud; el joven perdido y desorientado en una familia mermada por la muerte; un padre homosexual que esconde a su hijo su condición; un par de descocadas "amigas de la noche"; la ejecutiva que fue "progre" y anda ahora enganchada a la cocaína y al desamor... El autor teje con ellos una entretenida malla donde a veces explotan las risas o las lagrimas, la violencia, la belleza, o el boceto del discurso del amor.
El trabajo de dirección apoya determinatemente el texto, con una rica gama de recursos escénicos que hacen avanzar la representación con un dinámico ritmo juvenil. También alcanza misteriosos momentos de alta belleza escénica, como la representación del sueño del enfermo, en el centro de una ola verde.
El conjunto de actrices y actores suman su talento y su verdad a este proyecto armonioso y coherente de "Ausencias", y que el público premia con unos intensos aplausos igual de verdaderos. Satisface en muchos sentidos la contemplación de este joven y prometedor espectáculo; devuelve al público una satisfactoria orientación.
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