"Trampa para un hombre solo". De Robert Thomas. Versión: Juan José Arteche. Dirección: Ángel Fernández Montesinos. Reparto: Agustín González. Andoni Ferreño. Sandra Toral. Francisco Merino. Juan Jesús Valverde. Esperanza Elipe. Escenografía y vestuario: José Luis Raymond. Iluminación: Emilio Rincón. Madrid. Teatro Muñoz Seca. 28-1-2002.
La sorpresa es una de las claves del teatro policiaco, un género muy querido por el público madrileño, (al que suele responder con fidelidad de parroquiano). La sorpresa es la madre de la teatralidad. Lo imprevisto es el factor que da razón de ser a la mirada genuina de cualquier creador teatral; pero, en el género de intriga, es la madre del suspense, que a su vez es la carnada que intenta picar el público durante toda la representación. Lo imprevisto del desenlace es el verdadero alimento del espectador.
El género policiaco lleva inplícito el elemento psicológico, pues en realidad, lo que se enfrenta en conflicto abierto sobre las tablas, es la compleja mente del delincuente, con la cultivada perspicacia y astucia del inspector.
"Trampa para un hombre solo" de Robrt Thomas es una pieza bien construida con arreglo a las exigencias del género. Un hombre joven y agraciado, recibe en un chalet de alta montaña la visita de un inspector de policía, pues su joven esposa ha desaparecido sin dejar rastro. Ella es una rica heredera, y su ausencia se torna mórbida y preocupante. La trama da un viraje cuando una mujer entra en la casa presentándose como la esposa perdida, aunque el marido no la reconoce en ella y la acusa de impostora. El resto de la obra es un combate entre esas dos fuerzas antagónicas: ¿cuál de los dos miente?
Ángel Fernández Montesinos es un gran aficionado al género, del que ya ha dado lecciones de eficiencia en ocasiones anteriores, y que sabe responder a las exigenicias del teatro policiaco. Sabe preparar el cóctel del misterio escénico, combinando ajustadamente elementos atmósfericos, rítmicos, e interpretativos, para lograr la implicación del espectador en la solución del enigma. En algún momento, parece que el público sabe más que los personajes, pero no se fíen, Robert Thomas es un "barman" experimentado, y nunca les dará a beber un combinado sencillo.
Agustín González interpreta sin esfuerzo, con maestría y con intensa verdad, al personaje del inspector. Andoni Ferreño se embarca en una de sus interpretaciones más ambiciosas, intentando dar forma a la razón y a la locura de su personaje acorralado. Montesinos guía a sus intérpretes con pulso fuerte. Francisco Merino da vida a un entrañable pintor-vagabundo. Juan Jesús Valverde interpreta con brío y nitidez el personaje de un cura de dudosa condición, y Esperanza Elipe da vida a una enfermera desquiciada con humor y personalidad. Sandra Toral desentona en el rol de la esposa.
Los intérpretes salieron a saludar repetidamente la noche del estreno, reclamados por los insistentes aplausos del público.
La sorpresa es una de las claves del teatro policiaco, un género muy querido por el público madrileño, (al que suele responder con fidelidad de parroquiano). La sorpresa es la madre de la teatralidad. Lo imprevisto es el factor que da razón de ser a la mirada genuina de cualquier creador teatral; pero, en el género de intriga, es la madre del suspense, que a su vez es la carnada que intenta picar el público durante toda la representación. Lo imprevisto del desenlace es el verdadero alimento del espectador.
El género policiaco lleva inplícito el elemento psicológico, pues en realidad, lo que se enfrenta en conflicto abierto sobre las tablas, es la compleja mente del delincuente, con la cultivada perspicacia y astucia del inspector.
"Trampa para un hombre solo" de Robrt Thomas es una pieza bien construida con arreglo a las exigencias del género. Un hombre joven y agraciado, recibe en un chalet de alta montaña la visita de un inspector de policía, pues su joven esposa ha desaparecido sin dejar rastro. Ella es una rica heredera, y su ausencia se torna mórbida y preocupante. La trama da un viraje cuando una mujer entra en la casa presentándose como la esposa perdida, aunque el marido no la reconoce en ella y la acusa de impostora. El resto de la obra es un combate entre esas dos fuerzas antagónicas: ¿cuál de los dos miente?
Ángel Fernández Montesinos es un gran aficionado al género, del que ya ha dado lecciones de eficiencia en ocasiones anteriores, y que sabe responder a las exigenicias del teatro policiaco. Sabe preparar el cóctel del misterio escénico, combinando ajustadamente elementos atmósfericos, rítmicos, e interpretativos, para lograr la implicación del espectador en la solución del enigma. En algún momento, parece que el público sabe más que los personajes, pero no se fíen, Robert Thomas es un "barman" experimentado, y nunca les dará a beber un combinado sencillo.
Agustín González interpreta sin esfuerzo, con maestría y con intensa verdad, al personaje del inspector. Andoni Ferreño se embarca en una de sus interpretaciones más ambiciosas, intentando dar forma a la razón y a la locura de su personaje acorralado. Montesinos guía a sus intérpretes con pulso fuerte. Francisco Merino da vida a un entrañable pintor-vagabundo. Juan Jesús Valverde interpreta con brío y nitidez el personaje de un cura de dudosa condición, y Esperanza Elipe da vida a una enfermera desquiciada con humor y personalidad. Sandra Toral desentona en el rol de la esposa.
Los intérpretes salieron a saludar repetidamente la noche del estreno, reclamados por los insistentes aplausos del público.
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