"La vida en tiempo de tango". Nacha Guevara. Músicos: Adriana I. González. Sonia Ponsetti. Eleanora Andrea Ferreyra. Valeria Leandra Buono. Sonido: Diego Pernia. Luz: Alejandro Velázquez. Madrid. Centro Cultural de la Villa. Fecha de estreno: 19-1-2000-
La diva argentina Nacha Guevara realizó su primera incursión en la escena española hace más de 25 años, e hizo su propia revolución en los teatros y la television de entonces. Desapareció de nuestra escena, y acaba de regresar -"También en el año 2000"- con su nuevo trabajo "La vida en tiempo de tango", un profuso recital que se vale de los registros emocionales y literarios del tango, para volver a mostrarnos su particular visión de la vida y de la sociedad. Al comienzo de su actuación, la Guevara comenzó afirmando que en estos años de ausencia todos habíamos cambiado, nuestro mundo, nuestras ciudades, nuestros sueños, nuestras utopías desmoronadas. Pero que ella daba las gracias "por la memoria" que su público fiel le había guardado: el teatro estaba lleno a rebosar. Cuatro señoritas la acompañan, formando una excelente orquesta, afinada a la medida de "La Doña". Porque la Guevara tiene una fibra pasional enorme, y es un terremoto escénico por sí misma. No desaprovecha la subida a un escenario para hacer un elegante y artístico mitin en el que dejar claro que ella ha sido siempre una mujer comprometida y luchadora, sin demasiados miedos a decir las cosas tal como las piensa.
Su repertorio transita por las composiciones de E. Discépolo, A. Villoldo, Cobián, A. Troilo, S. Piana... y no se priva al final de cantar a dúo con Carlos Gardel "El día que me quieras" apoyada en las nuevas tecnologías y en unos interesantes arreglos para las dos míticas voces argentinas. El público la aplaudió con ganas y más de medio teatro se puso en pie, en los saludos finales.
Nacha Guevara estrenaba esa noche, además de su espectáculo, nuevo rostro, nueva nariz, nuevos labios, nuevo cuerpo... Parece empeñada en convertirse en la "Cher del cono sur", la artista que no sólo diseña su carrera sino también su cuerpo. Se presenta más bella y más joven que hace 25 años, todo un "trampantojo" contra el tiempo, que sólo artistas de su magnitud son capaces de afrontar.
Nacha comunicaba a su público que a pesar de todas las decepciones, una de las cosas que más le siguen interesando es "abrir sucorazón" delante del público, porque es la obligación del verdadero artista. Yo creo que aquí es dónde la Guevara no controla las válvulas. Sinceramente, me da la sensación de que podría abrir mucho más su corazón, y enardecer más a su público con su innegable arte, si no estuviera tan convencida de la magnitud de su talento.
La diva argentina Nacha Guevara realizó su primera incursión en la escena española hace más de 25 años, e hizo su propia revolución en los teatros y la television de entonces. Desapareció de nuestra escena, y acaba de regresar -"También en el año 2000"- con su nuevo trabajo "La vida en tiempo de tango", un profuso recital que se vale de los registros emocionales y literarios del tango, para volver a mostrarnos su particular visión de la vida y de la sociedad. Al comienzo de su actuación, la Guevara comenzó afirmando que en estos años de ausencia todos habíamos cambiado, nuestro mundo, nuestras ciudades, nuestros sueños, nuestras utopías desmoronadas. Pero que ella daba las gracias "por la memoria" que su público fiel le había guardado: el teatro estaba lleno a rebosar. Cuatro señoritas la acompañan, formando una excelente orquesta, afinada a la medida de "La Doña". Porque la Guevara tiene una fibra pasional enorme, y es un terremoto escénico por sí misma. No desaprovecha la subida a un escenario para hacer un elegante y artístico mitin en el que dejar claro que ella ha sido siempre una mujer comprometida y luchadora, sin demasiados miedos a decir las cosas tal como las piensa.
Su repertorio transita por las composiciones de E. Discépolo, A. Villoldo, Cobián, A. Troilo, S. Piana... y no se priva al final de cantar a dúo con Carlos Gardel "El día que me quieras" apoyada en las nuevas tecnologías y en unos interesantes arreglos para las dos míticas voces argentinas. El público la aplaudió con ganas y más de medio teatro se puso en pie, en los saludos finales.
Nacha Guevara estrenaba esa noche, además de su espectáculo, nuevo rostro, nueva nariz, nuevos labios, nuevo cuerpo... Parece empeñada en convertirse en la "Cher del cono sur", la artista que no sólo diseña su carrera sino también su cuerpo. Se presenta más bella y más joven que hace 25 años, todo un "trampantojo" contra el tiempo, que sólo artistas de su magnitud son capaces de afrontar.
Nacha comunicaba a su público que a pesar de todas las decepciones, una de las cosas que más le siguen interesando es "abrir sucorazón" delante del público, porque es la obligación del verdadero artista. Yo creo que aquí es dónde la Guevara no controla las válvulas. Sinceramente, me da la sensación de que podría abrir mucho más su corazón, y enardecer más a su público con su innegable arte, si no estuviera tan convencida de la magnitud de su talento.
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