lunes, 5 de julio de 2010

EL RIESGO DE LA VIRTUD


"La modestia". Escrita y dirigida por: Rafael Spregelburd. Escenografía: Oria Puppo. Música: N. Varchausky. Vestuario: Carolina Valente. Reparto: Mirta Busnelli. Héctor Díaz. Andrea Garote. Alberto Suárez. Madrid. Fest. de Otoño. Sala Cuarta Pared. Fecha de estreno: 20-XI-99

La compañía argentina El Patrón Vázquez demuestra con su espectáculo "La modestia" interesarse por distintos factores todos ellos muy interesantes para el teatro. Desde una propuesta radicalmente textual, interpretada con precisión milimétrica por un virtuoso cuarteto de actores -encabezados por la gran actriz argentina Mirta Busnelli-; y dirigida con el mismo rigor y limpieza por Rafael Spregelburd, se busca transmitir al espectador una serie de cuestiones relacionadas con la decadencia moral de la sociedad actual. Pero no acaba ahí su propuesta, el autor quiere indagar en las manifestaciones y riesgos del pecado de la modestia, a la par que se interesa por buscar una nueva forma de narrar dramáticamente desde una estructura alterna de dos historias diferentes que se van entrecruzando a lo largo de la representación.
La sociedad argentina actual se ve retratada en la reunión que se realiza en una acomodada casa de un abogado poco honesto, con su concienciada esposa, su amante madura, y un amigo de trabajo que le ayuda en sus chapuzas legales. Por otra parte, la segunda historia se desarrolla en Italia, a principios del S. XX en un entorno deprimente de guerra, refugiados políticos desesperados y escritores bohemios sin futuro.
Si la priemra le sirve al autor para hablar de los defectos y vicios de la sociedad actual, la segunda le sirve para exponer todo un discurso sobre la escritura, la condición del autor, el compromiso con su obra y consigo mismo...
Ambiciosa pieza que da lugar a una puesta en escena hábil e inteligente para conectar ambas historias (interpretadas por los mismos actores) con una sintaxis escénica rica y sugerente. Dramáticamente no puede decirse lo mismo, llega un momento del desarrollo de la representación en que la narración actual lastra la histórica. Es como si el autor se viera tentado a tratar en una sola pieza demasiados temas que le interesan.
Hay que destacar el trabajo de Andrea Garrote, una joven actriz de una potente personalidad escénica que puede transitar entre el candor, la dureza y el humor; un factor -éste último- cuya saludable incorporación hay que agradecer al director que lo mantiene en este trenzado discurso sobre la insolidaridad, la desesperación, la corrupción, y sobre todo, los riesgos de la honestidad y la modestia.

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