viernes, 16 de julio de 2010

LA MAQUINARIA DE LA RISA


"23 centímetros” de Carles Alberola y Roberto García. Dirección: Josep María Mestres. Reparto: Pedro Mari Sánchez. Isabel Serrano. Teté Delgado. Ana Labordeta. Vicente Díez. Escenografía y vestuario: Montse Amenós. Música: Carles Puerta. Madrid. Teatro Reina Victoria. 18-6-2002.

Tras el éxito de “La cena de los idiotas”, la productora madrileña Pentación se lanza a servir otro éxito de público con este “23 centímetros” que hace reír destapando tabúes, vigentes aún en nuestro tiempo. La mojigatería histórica de nuestro país permite que una comedieta coyuntural y descarada se convierta en un fenómeno de osadía que despierta las risas nerviosas del público, por la desnudez con que se tratan verbalmente ciertos temas sexuales. (Por cierto, es el único desnudo intencional que tiene esta obra de tan procaz título.)
El argumento -de tan liviano- resulta refrescante, pues la pieza está defendida más por el instinto interpretativo de los actores y actrices, más que por la dirección escénica o la misma escritura del texto. No importa demasiado. El mayor mérito de Alberola y García es el de haber dibujado claramente las situaciones a las que se ven sometidos los personajes, con un lenguaje que podría considerarse transparente, como recién extraído de la calle.
La peripecia de un carpintero superdotado, que tras arruinarse fabricando pomos de armario, decide (con la aquiescencia de su esposa) poner a trabajar a la principal herramienta que le ha dado la naturaleza, para superar las dificultades económicas.
En la pieza puede rastrearse un poso de insatisfacciones en las vidas de sus cinco protagonistas, pero no es ése el rumbo que le interesa mantener a los responsables del espectáculo, más preocupados por exprimir al máximo las posibilidades humorísticas de ciertas situaciones que –por otra parte- dicen mucho de nuestro tiempo. Esto es: la soledad que se encierra tras el uso abrumador de Internet para obtener contactos sexuales por medio de los “chats”; la prostitución contratada por fin por la mujer trabajadora que se quiere librar de su aburrimiento hogareño; o, incluso un tema de tanta actualidad como “la salida del armario” del guardaespaldas de este portentoso garañón de feria. Pero, “23 centímetros” no va más allá de la maquinaria de la risa.
Pedro Mari Sánchez interpreta al gañán superdotado con su buen hacer habitual, aunque algo desaliñado en esta ocasión. Ana Labordeta dota a su personaje de Caperucita, (una coja que contrata los servicios del macho portentoso,) de unos matices sensibles de gran eficacia humorística. Vicente Díez da alma al guardaespaldas enamorado de su jefe con un registro de matices tan cómicos como conmovedores. Teté Delgado interpreta a otra de las clientas ninfómanas del carpintero superdotado con gran desparpajo; e Isabel Serrano actúa como la esposa, a la que no todo parece irle de perlas: comienza a sentir celos por las insistentes reincidencias de algunas clientas.
El público aplaudió a todos los componentes de la compañía, con una larga catarata de aplausos.

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