"La increíble historia del Dr. Floit y Mr. Pla.” Dirección y dramaturgia: Albert Boadella. Reparto: Ramón Fontseré. Jesús Agelet. Xavier Boada. Jordi Costa. Minnie Marx. Montse Puig. Dolors Tuneu. Jordi Rico. Pep Vila. Espacio escénico: A. B. y Dino Ibáñez. Telones: Castells i Planas.
Madrid. Teatro Albéniz. 6-2-2002.
Albert Boadella es el mejor transcriptor escénico de la realidad catalana. Su insolencia y su mordacidad a la hora de tratar los sacrosantos temas del poder, la religión y la cultura, conducen hacia la comedia. El público se ve reflejado en la mirada sardónica de Boadella, que traslada sus opiniones acerca de la vida y de la historia catalana más reciente, a las tablas.
A lo largo de su dilatada carrera y paralela investigación sobre el factor catalán, le tocó en su momento el turno al escritor ampurdanés Josep Pla, una de las figuras más ricas y polémicas que ha tenido la cultura catalana en el S. XX. Boadella sabe sacarle partido humorístico a este “Séneca” agridulce de las tierras ampurdanesas, tan interesado en el paisaje como en el paisanaje que le rodeaba, hasta convertirlo en su obra, y a la vez en su modo de vida.
La visualidad y la lucidez de los textos de Pla ha dado pie a que sus libros, o su vida (algo muy parecido) sean trasladados a la escena y a la pantalla en ocasiones anteriores. (Memorable es el espectáculo que Josep María Flotats dedicó al escritor del Ampurdán con su montaje “Ara que els ametllers ja estan batuts”.)
Boadella se ha inventado un artificio irónico festivo para invocar la presencia del mundo de Pla sobre la escena. Un empresario, Ramón Marull, que alucina inhalando masaje facial del Dr. Floid, y cree convertirse en Josep Pla, uno de sus más acérrimos enemigos. La acción se desarrolla en un almacén de cajas de cartón, instalado en una nave industrial. Para organizar el sicodrama de la truculenta metamorfosis, asisten como parteras, el personaje de la esposa alemana de Marull, y los trabajadores que ha contratado, para que su esposo delegue la administración de la empresa en sus hijos.
En medio de toda esta historia de tebeo, se evocan tanto la figura del autor (una caricatura de un conocido autor catalán actual) del guión que se está representando; y por el otro extremo, como un mulo amarrado a una cuerda, está Josep Pla, del que tiran para sacarlo a escena, cuando le interesa al dramaturgo director.
Ramón Fontseré vuelve a demostrar en este montaje de Els Joglars su alta personalidad teatral, y sus dotes técnicas interpretativas. El público rió y aplaudió, a todos los integrantes de la compañía, especialmente a Fontseré y Boadella.
Madrid. Teatro Albéniz. 6-2-2002.
Albert Boadella es el mejor transcriptor escénico de la realidad catalana. Su insolencia y su mordacidad a la hora de tratar los sacrosantos temas del poder, la religión y la cultura, conducen hacia la comedia. El público se ve reflejado en la mirada sardónica de Boadella, que traslada sus opiniones acerca de la vida y de la historia catalana más reciente, a las tablas.
A lo largo de su dilatada carrera y paralela investigación sobre el factor catalán, le tocó en su momento el turno al escritor ampurdanés Josep Pla, una de las figuras más ricas y polémicas que ha tenido la cultura catalana en el S. XX. Boadella sabe sacarle partido humorístico a este “Séneca” agridulce de las tierras ampurdanesas, tan interesado en el paisaje como en el paisanaje que le rodeaba, hasta convertirlo en su obra, y a la vez en su modo de vida.
La visualidad y la lucidez de los textos de Pla ha dado pie a que sus libros, o su vida (algo muy parecido) sean trasladados a la escena y a la pantalla en ocasiones anteriores. (Memorable es el espectáculo que Josep María Flotats dedicó al escritor del Ampurdán con su montaje “Ara que els ametllers ja estan batuts”.)
Boadella se ha inventado un artificio irónico festivo para invocar la presencia del mundo de Pla sobre la escena. Un empresario, Ramón Marull, que alucina inhalando masaje facial del Dr. Floid, y cree convertirse en Josep Pla, uno de sus más acérrimos enemigos. La acción se desarrolla en un almacén de cajas de cartón, instalado en una nave industrial. Para organizar el sicodrama de la truculenta metamorfosis, asisten como parteras, el personaje de la esposa alemana de Marull, y los trabajadores que ha contratado, para que su esposo delegue la administración de la empresa en sus hijos.
En medio de toda esta historia de tebeo, se evocan tanto la figura del autor (una caricatura de un conocido autor catalán actual) del guión que se está representando; y por el otro extremo, como un mulo amarrado a una cuerda, está Josep Pla, del que tiran para sacarlo a escena, cuando le interesa al dramaturgo director.
Ramón Fontseré vuelve a demostrar en este montaje de Els Joglars su alta personalidad teatral, y sus dotes técnicas interpretativas. El público rió y aplaudió, a todos los integrantes de la compañía, especialmente a Fontseré y Boadella.
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