"La Dama duende". De Calderón de la Barca. Versión y dirección: J.L. Alonso de Santos. Escenografía y vestuario: Llorenç Corbellá. Iluminación: Josep Solbes. Musica: Javier Alejano. Asesor de verso: Vicente Fuentes. Reparto: Enrique Simón. Lola Baldrich. Alfonso Lara. Cecilia Solaguren. Pedro Casablanc. Débora Izaguirre. Pablo Rivero. Gonzalo Gonzalo. Madrid. CNTC. Teatro de la Comedia. 28-4-2000
Sorprende como nuestros autores clásicos, necesitan poco argumento o peripecia para desarrollar sus comedias en torno a un pequeño esquema o situación, que va haciendo avanzar la acción, por la combinación de distintas variables o personajes en escenas similares. Es lo que en "Comedia del arte" se llama "canovas", una situación de partida sobre la que improvisaban los tipos fijos de la comedia italiana: Pantalone, Arlequino, Il Dottore, Briguella, son los antepasados inmediatos de los señores, damas, criados y soldados que pululan por todas las comedias españolas del S. XVII. No hay que olvidar que cuando se está fraguando el teatro español en el S XVI, Italia atraviesa épocas de dominación española. Las relaciones son muy estrechas, y las influencias literarias de la cultura clásica, reavivadas por el Renacimiento, se instalan con facilidad en España.
"La dama duende" es una especie de pequeña historieta repetida, por la que campa, libre y fiero, ciego y salvaje, el niño amor. Calderón aparca la honra, el deber, la fe, la religión, la metafísica de sus grandes dramas, para introducirse de lleno por una especie de jardín encantado, gracias a las idas y venidas del amor.
Alonso de Santos -como director y adaptador- ha potenciado en su montaje distintos elementos, que apuntan ante todo a servir al texto dramático sobre el que se articula la pieza. La colaboración de Vicente Fuentes, en la supervisión del trabajo de verso, es brillante, y consigue que los ritmos y los significados de este teatro en verso, llegue con claridad a los oídos del "respetable". Este montaje de "La dama duende" tiene la virtud de que todo se entiende.
El público disfruta sobre todo las escenas más picarescas de los criados. Cecilia Solaguren y Alfonso Lara, componen una pareja cómica que consigue arrancar las risas y la complacencia del patio de butacas; se nota que el director, se siente más cerca de estos personajes populares, que de las estiradas damas y los honorables caballeros de aquella España de los rancios abolengos.
Lola Baldrich interpreta a la dama duende, con soltura en el decir, y bella emoción cuando se requiere, aunque debería cuidar más el garbo fisico que caracteriza a esa dama de alto copete. Pedro Casablanc tiene una voz muy eficiente, y desentraña con intensidad la verdad de las palabras. Enrique Simón, tan energético como siempre, compone un galán compulsivo y ansioso. El resto de la compañía, suma su juventud y despliega sus encantos para adornar esta fiesta liviana, con la que la CNTC, inaugura la primavera calderoniana.
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