lunes, 5 de julio de 2010

SINFONÍA DESLUMBRANTE


"Daaalí". Dramaturgia y Dirección: Albert Boadella. Reparto: Jesús Agelet. Xavier Boada. Silvia Brossa. Ramón Fontserè. Minnie Marx. Montse Puig. Jordi rico. Dolors Tuneu. Pep Vila. Espacio escénico: A.B./Lluch Castells. Vestuario: Mariel Soria. Iluminación: Bernat Jansà. Infografía: Xavier Gallat. Madrid. Teatro María Guerrero. C.D.N. Fecha de estreno: 11-11-99

Albert Boadella tiene un gran talento como director de escena. Es un malabarista que ha domesticado las reglas de la teatralidad, que le sigue fiel en todo momento, como si fuera su perro. Cualquier cosa que sucede en sus espectáculos es atractiva y entretiene. Las dos horas sin descanso que dura "Daaalí" se pasan veloces sin caer en el más mínimo aburrimiento. Gran mérito el del director catalán, domina lo que en otros suele ser la principal carencia. Como director de espectáculos Boadella es un valor seguro, y crece su talento y su osadía para construir imágenes portentosas, de factura impecable, casi perfectas. Quizás por eso sus montajes transpiren tan poca humanidad, inclinándose a favor de los dioses de la Sorna y la Estética. El nombre de la mítica compañía Els Joglars (que ha tenido el mérito de mantener su listón en lo más alto del teatro español, sin dejar de producir nuevos montajes), no engaña a nadie sobre sus intenciones. La misión del juglar es la de desmitificar, y caricaturizar satirizando, para regocijo del público. Pero, el estilo de los juglares es el teatro pobre, zafio, directo, llano, obsceno, y con mucho arte para la improvisación. En la actualidad, quizás lo más parecido a la juglaría pudiera ser el "Cabaret Político"; o, cierto Café-Teatro nocturno, erótico y comprometido.
Los grandes y calculadísimos montajes de Els Joglars, de enorme envergadura escénica, y numeroso atrezzo, no casan con las sencillas reglas del género satírico. Porque, en realidad los espectáculos de Els Jogalrs ya no irritan ni molestan a nadie. La corrosión se ha transformado en sorna, y divierte, sorprende y entretiene tanto a un público de izquierdas como de derechas, que caen rendidos ante el concierto de imágenes fascinantes que Boadella consigue elevar en el escenario, para ellos. El juglar borrachín e impúdico y el arquitecto escenógrafo, en el fondo, nunca se han entendido en temas de teatro, sus objetivos son completamente opuestos.
En "Daaalí", Boadella hace desfilar a una serie de mitos artísticos del S. XX para comentarlos en escena En una obra en la que se reúnen además de Dalí, Lorca y Gala ("el gran triángulo" según se apunta en este montaje); una corte de pintores-payasos, muñecos y fantoches vanguardistas, sorprende el ingenuo discurso sobre el arte del S.XX que genera la obra. Boadella desmitifica tanto, y con tanta prosopopeya escénica, que consigue devorar ideológicamente su propio trabajo. La mejor frase del guión de "Daaalí" es la que advierte que cuando se ama poco, y no se cree en nada, queda poco que contar.
La obra fue aplaudida insistentemente por el público, que requirió en escena la presencia del director catalán. Ya es todo un éxito; "Daaalí" son dos horas de concierto visual, deslumbrante.

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